Portada del único ejemplar de 'McClure' y una página de 'Libre expresión'.
Cultura

Cultura en los bolsillos

La muestra 'Paso al fanzine' recoge en Granada los inicios de este formato en Andalucía con los comienzos de gaditanos como Pacheco, Marín o Téllez

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Casi todos los han llevado un día en los bolsillos, recogidos de la barra de un bar en los rescoldos de la noche o en las catacumbas culturales de las tertulias chicas. Lejos de las marcas, fotocopiados, callejeros y fugaces, los fanzines andaluces que vieron nacer a algunas estrellas de la cultura actual se reúnen en Granada en una gran exposición en la que se pueden ver y leer los comienzos de gaditanos como Carlos Pacheco, Rafa Marín o Ángel Olivera.

Paso al Fanzine es el título de la muestra que se puede disfrutar hasta el domingo en la Biblioteca Andalucía de Granada y que más tarde emprenderá un largo viaje por diversos países. A través de una treintena de paneles, se hace un recorrido por la historia de los distintos fanzines andaluces y sus diferentes formatos. Se recogen más de 200 publicaciones y 2.000 creadores. «Es una forma de dignificar todas estas revistas que están presentes en la cultura andaluza, pero a las que no se les presta la atención adecuada. Hay que congratularse porque por primera vez una biblioteca abre las puertas a esta forma artística de comunicación».

Tres de los paneles son testigos de la historia del género en Cádiz. Allí están Jaramillo y Quillo (1977), con los dibujos del desaparecido Carlos Forné y donde ya comenzó a escribir Rafa Marín. Su nombre también aparece en otra publicación histórica como fue McClure, de 1978. La historieta La voz en el jardín, la adaptaron a partir de una historia de Harlan Hellison de Marín y Vicente Sosa, dos de los integrantes del staff junto a Ángel Olivera (hermano de Ricardo, Fritz) y José Miguel Martínez. En ese número también escribía Juan José Téllez con su historieta 81 viñetas por un mito, dedicada a garcía Lorca.

«Eran otros tiempos», relata Rafa Marín, que admite que McClure fue una de las publicaciones más fugaces de la historia: «no llegamos al segundo número». Eso sí, el primero estaba trabajado. Se imprimió en offset y no en fotocopia, la portada fue calcada «con una especie de cinexín», y se vendieron 300 ejemplares «a cinco duros». «El problema es que los dibujantes son muy vagos y de un número a otro se perdía la ilusión», bromea el escritor, que por aquel entonces estudiaba primer curso de Magisterio en Cádiz. No éramos ni contraculturales, sino un fanzine de tebeo», asegura. Otra de las publicaciones que se puede ver en Granada es Caballete, impulsada por el periodista Pepe Marín y en la que aparecía fotocopiada una historieta de Carlos Pacheco que Marín le había «mangado de casa».

Inicios

En otra de las publicaciones, a medio camino entre los fanzines y la revista y bajo el título casi legendario de Tuboescape, aparecía en 1982 la primera historieta de quien sería años más tarde el alma de personajes mitológicos como Spiderman Superman o La Patrulla X. Carlos Pacheco recuerda que se limitaba a colaborar con sus dibujos, pero que le sirvió como herramienta para «expandir» su territorio. «Pretendía salir de los límites de mi círculo de amigos y de mi familia a los que todo les parecía bien y saber qué reacción tenía el público real», dice.

También están representadas otras publicaciones como Cucarrete, Libre expresión o los fanzines de los ochenta como los que publicaba Garry desde Algeciras (Kristal).

La muestra se disfrutará en Portugal, Italia, Francia y Grecia, entre otros países. «Estamos en conversaciones para que la exposición viaje hasta Cuba», recalca Miguel Ángel Alejo.

apaolaza@lavozdigital.es