TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Reivindicación de Fernando Santiago

El periodista Fernando Santiago puede ser un gaditano malage como él mismo reconoce. Y a veces gusta de jugar a metepatas políticamente incorrecto. Pero por eso mismo muchos le queremos. Y aunque no siempre coincidamos con sus postulados, como ocurriera con un reciente artículo suyo sobre Delphi, mucho menos podemos coincidir con quienes le buscaron las vueltas para atacarle por ese mismo motivo.

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Como presidente de la Asociación de la Prensa de Cádiz ha logrado, desde luego, ampliar los horizontes de la misma, no sólo a escala estatal sino urdiendo aventuras tan solidarias como hermosamente utópicas, tal que la puesta en marcha de Radio Manila, una emisora que ha hecho posible que el idioma español vuelva oficialmente a tan remota colonia.

Y ese es el propósito que le ha guiado a la hora de poner en marcha una serie de cursos y talleres impartidos por asociados a la entidad que preside y del que han resultado beneficiarios numerosos jóvenes marroquíes, algunos de los cuales por cierto aprovechó en su día el viaje en transbordador que le brindaba esta iniciativa y decidió quedarse clandestinamente en España, algo que no hacen por ejemplo numerosos universitarios de dicho país becados a esta orilla.

La estación término de esa virtual patera mediática era la impresión de un rotativo en español a la otra orilla. Se trataba y se trata de Calle del Agua, una iniciativa que cuenta con el respaldo del Instituto Cervantes y del Club Mediterránee de Tánger, así como con el patrocinio de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, que depende de la consejería de Presidencia y que habría aportado una cantidad próxima a 190.000 euros. Desaparecida la edición española de La Mañana del Sáhara y del Magreb, esta vieja lengua que se habló durante décadas en el protectorado, apenas contaba con algunas gacetillas en periódicos editados mayoritariamente en francés o en árabe. Así surgió El Periódico de Tánger, que iba a ser embuchado con un rotativo marroquí, La depêche de Tánger, cuyo acuerdo comercial se rompió a última hora. Hubo que buscar una alternativa rápida y así se hizo con Le Journal de Tánger, un semanario cuyo director es Abdelhak Bakhat, un tipo envuelto en turbios asuntos como la falsificación de documento público para hacerse con un terreno en Vitoria cedido al Ayuntamiento tangerino del que él era entonces concejal. Bakhat fue condenado en su día a tres años de cárcel y a una multa de unos 50.000 euros. Aunque tras ser condenado, permaneció en paradero desconocido durante varios días, lo cierto es que Bakhat cumplió su deuda con la sociedad, pero al margen de su aventura periodística volvió a meterse en líos que, por ahora, no le han costado ulteriores disgustos ante los tribunales.

La presentación del nuevo periódico se produjo el último sábado de octubre en Tánger y contó con la presencia del propio Gaspar Zarrías y del embajador de España en Rabat, Luis Planas, aunque no parece que esta sea la cuestión que hoy pueda preocuparle más, tras la nueva crisis entre las dos orillas por la visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla. De inmediato, tanto El País como Público -cuya información citaba a un director de periódico que no quería darse a conocer y que quizá se hubiera visto damnificado por la competencia- levantaron la liebre. Se desconocía la tirada real del rotativo marroquí que debía distribuir diez mil ejemplares de la cabecera en español y su máximo responsable no era precisamente una buena compañía de la que ir de la mano en el proyecto Calle de Agua, que incluye también un taller de formación de periodistas, un sitio web y un programa de radio en español.

Fernando Santiago asumió, como no podía ser de otra forma, la responsabilidad en todo este asunto, descargando de cualquier suerte de sospecha a Gaspar Zarrías y a la Junta de Andalucía, verdadero objetivo político en este escándalo. Lo más probable es que el proyecto siga adelante aunque probablemente cambie la identidad del socio marroquí.

Lo que no tendría que cambiar un ápice es el compromiso de Fernando Santiago, como presidente de la Asociación de la Prensa, a la hora de emprender este tipo de iniciativas, yendo más allá del onanismo corporativo habitual en las organizaciones profesionales de esta índole. No hace mucho, Santiago tuvo que superar serias y legítimas críticas en este sentido presentadas ante la asamblea de su asociación.

Muchos nos alegramos de que triunfara su tesis y sería bueno que así siguiera ocurriendo para ser coherentes con el veterano cosmopolitismo de la prensa gaditana. El torero que nunca se arrima al toro nunca sufre una cogida. Santiago quizá haya resultado alcanzado en su taleguilla por el pitón de la mala suerte pero seguro que cuenta con suficiente entereza para rematar la faena y salir por la puerta del príncipe. Y por la del zoco chico de Tánger.