Concha García:«Ojalá Cruz Roja desapareciera pero por ahora es una utopía»

Su vida profesional la dedicó a la enfermería y para ella es un trabajo que requiere de una vocación de ayuda a las personas en la que uno debe saber implicarse, que no involucrarse, para saber como afrontar los problemas. Entró a formar parte del cuerpo de voluntarios de Cruz Roja y ahora Concha García ha sido reelegida como presidenta de la entidad en Cádiz, tras siete años al frente de una organización que ha sabido adaptarse para afrontar los problemas de la crisis.

–¿Por qué seguir al frente de la organización?

–Bueno, llegué a ser presidenta de Cruz Roja en 2007. Al poco tiempo se inicia la crisis y esta provincia ha sido una de las que mejor ha sabido modificar su manera de actuar.

Tuvo que hacerse una reorganización para enfrentarse a la nueva realidad y necesidades, algo que costó mucho trabajo, pero ahora ya estamos en disposición de atender a muchas personas y, por lo tanto, de seguir mejorando la atención y llegar a más familias. El presidente autonómico y el nacional han valorado que podía seguir. El comité provincial ha avalado mi trabajo. Sigo jubilada, le puedo dedicar tiempo y me parece una buena manera de emplearlo.

–Y ahora además con mayor responsabilidad.

–El presidente autonómico, recién nombrado, ha creado un consejo de dirección con cuatro vicepresidencias divididas en las cuatro grandes áreas en las que actúa Cruz Roja. Ha decidido que yo esté al frente de una, pero aún tiene que determinar esas responsabilidades.

–Cuál es la principal preocupación de Cruz Roja Cádiz

–La que ha sido en los últimos años. Realmente estamos realizando un importante esfuerzo, tanto personal como económico, para paliar las consecuencias que la pobreza está teniendo en las personas. Alrededor de 45.000 ya fueron atendidas el año pasado. Es el área en el que trabajar.

–Y cómo ve Cruz Roja en el futuro

–A mí en el futuro me gustaría verla desaparecida. Ojalá, porque significaría que no haría falta, pero es una utopía. Por ello la veo adaptándose a las necesidades de las personas. La crisis nos ha dado la vuelta. En el año 2007 se atendían unas 3.300 personas de forma directa y el 90% eran inmigrantes. Por ello nuestro esfuerzo iba para el desarrollo de programas de integración, porque no hay que olvidar que en aquella época necesitábamos de inmigrantes, atención a pateras. Y en siete años hemos pasado a atender a más de 15.000 personas directas con perfiles totalmente diferentes. Son padres y madres de los que dependen una familia. Hemos evolucionado y ya somos capaces de responder a necesidades variadas. Así que en futuro Cruz Roja seguirá transformándose y adaptándose. Un reto que aceptamos. Lo aceptamos sin problemas.

–El cambio ha sido brusco, pero en la sociedad la inmigración sigue siendo muy visible.

–De los 30.000 inmigrantes de 2005 y 2006 que llegaban en pateras se ha pasado a unos 2.000. Sí es cierto que es muy visible. Ahora mismo a nivel europeo quien lo sufre es Italia y su director de Cruz Roja ya advirtió de la necesidad de poner soluciones. Pero la gente huye porque no tiene más remedio. La mayoría de personas que llegan a Europa vienen de Siria o Irak. Lugares con un enfrentamiento cruel y temen por su vida. Por aquí llegan muchos menos que hace 10 años. Normalmente son subsaharianos y marroquíes.

–Y a los que piensan que ellos quitan las ayudas a los españoles, ¿qué les diría?

–Son opiniones de determinadas ignorancias. Los inmigrantes que están llegando no suponen amenaza y mucho menos en Cádiz porque ha sido una zona de paso, siempre ha sido una zona de paso. La mayoría trae contactos para ir al norte de Europa. No es el principal problema con el que se enfrenta Cruz Roja de Cádiz en este momento. Nuestro esfuerzo y preocupación están en la pobreza surgida con la crisis.