AMENAZAS

Amenazados cuando informaban del barrio de Coín donde mataron a dos personas

El equipo de Antena 3 cubría la situación en la zona tras la reyerta cuando fueron increpados y se requirió la intervención de la Guardia Civil

Imagen del directo @EspejoPublico

J.J. MADUEÑO

Sólo estaban trabajando. Haciendo una conexión con el matinal de Antena 3 cuando comenzaron las tensiones, recogidas dentro del propio programa Espejo Público, que conduce Susanna Griso, el pasado viernes por la mañana. Toñi Portillo se encontraban en el barrio de La Fuensanta de Coín intentado retratar la situación del mismo una semana después de la multitudinaria reyerta entre clanes gitanos que dejó dos muertos y cinco heridos. Y comenzó a haber nervios. La tensión fue subiendo y el equipo acabó siendo expulsado del barrio.

Los vecinos comenzaron a increparlos. Surgieron las amenazas. «O recogéis todo o cogemos el cable y os ahorcamos en la antena más alta », denunció en directo la periodista que le habían dicho a su compañero gráfico. Las cámaras les pusieron nerviosos. Es un barrio que está aún caliente y la presencia de los periodistas no fue bien recibida. Espejo Público conectó con Portillo para que explicara lo sucedido, para conocer «los motivos por los que se han ido de la zona de tensión». El programa anunciaba lo sucedido en sus redes sociales. «Tensión en Coín. Algunos vecinos expulsan a un equipo de Espejo Público que iba a hacer un directo justo ahora», apuntaron con un video de un reportaje previo sobre lo sucedido en el barrio.

La Guardia Civil confirma que tuvo que intervenir porque los ánimos estaban caldeados y corrían peligro. «Abandonamos el barrio de La Fuensanta en Coín por amenazas» , señaló Toñi Portillo en sus redes sociales, y concluyó que «tiene narices que no te dejen trabajar tranquilo». Y es que a las autoridades les está costando pacificar el barrio. El clan de los mudos, que fueron los que perdieron a dos de sus miembros, no olvida lo sucedido. Siguen pidiendo sangre. No sólo justicia, sino venganza.

La Guardia Civil patrulla a diario por la zona . «Entramos y salimos. No permanecemos fijos en el barrio porque nuestra presencia puede caldear el ambiente», explican fuentes de la Guardia Civil, que señalan que tienen un dispositivo de seguridad para enfriar el barrio, pero no tienen una presencia constante en estas calles porque cualquier pequeño choque entre agentes y vecinos puede desencadenar en más incidentes.

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