El periodista e investigador del misterio, Iker Jiménez
El periodista e investigador del misterio, Iker Jiménez - ABC
MISTERIO

Iker Jiménez: «Granada es tierra mágica»

El periodista visita Granada para presentar la exposición de Cuarto Milenio, un viaje por el misterio a través de 500 piezas

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Lleva toda la vida tratando de descifrarla. Políticamente incorrecto, ha hecho del misterio una forma de ser, de estar en el mundo. Sobran las presentaciones. Pero pocos saben que Iker Jiménez (Vitoria, 1973) improvisa cuando se pone delante de las cámaras y los micrófonos. También al otro lado del teléfono, desde su buhardilla, donde ahora graba su propio «podcast». Hace más de un año que dejó para siempre las ondas moduladas de Milenio 3 para dedicarse a su hija, Alma, y a su programa de televisión en horario de «prime time». Este viernes hace un hueco en su agenda para visitar Granada, donde presenta la exposición de Cuarto Milenio, que se muestra en la Feria de Muestras de Armilla hasta el 11 de diciembre.

No se moleste en conseguir entradas para la tertulia que tendrá lugar por la noche en el Palacio de Congresos: las entradas ya están agotadas.

– Habrá que hablar de lo que todo el mundo habla: la elección de Trump. ¿Cómo ha sido eso?

– Yo no soy analista, pero veo a los que saben de política que están preocupados. No me extraña que pasen ciertas cosas porque la gente está muy harta. A mí me preocupa más lo que pasa a diario en nuestro país, donde hay muestras de ese desgaste grande, en lo que sale en los pequeños breves de la prensa... Nos obligan a defender valores que nadie se cree. Estamos en la dictadura de lo políticamente correcto. Y pasarán más cosas.

– ¿Podría salirnos un Trump en España?

– Si hubiese un empresario honrado que crea trabajo, si es honesto, yo le votaría. Estamos hartos de la enorme manipulación de la política, que no tiene nada que ver con la realidad. El ser humano está atrapadísimo en la mentira. Mucha gente desconfía de los políticos de siempre. El pueblo desconfía del poderoso.

– Las conspiraciones han jugado un papel relevante en las elecciones de Estados Unidos. Hillary Clinton prometió la desclasificación de expedientes OVNI, Trump puso en duda la versión oficial del 11-S...

– Creen, creen. Yo tengo mucha admiración por el pueblo americano, aunque a veces parezca un poco raro o extraterrestre. El salto tecnológico es tan brutal que las viejas estructuras no se dan cuenta de lo que pasa. La gente tiene acceso a la información y les puedes engañar menos que antes. Hay desconfianza que surge a partir de la revolución tecnológica.

Iker Jiménez
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– ¿Las nuevas tecnologías hacen más libre al ser humano?

– Nos dirigimos hacia un cambio de paradigma y estamos viendo síntomas de la dictadura de lo políticamente correcto. Coño, todo el mundo está a favor de la libertad. Sé de muchos colegas que no tienen libertad, que tienen que medir sus palabras para no herir, y me parece muy triste. Tenemos miedo a la empresa, al dueño, al sindicato, a las comunidades desfavorecidas... Cuando pones la lista de a quién no herir, te tienes que callar. Ahí está la ruptura. El periodista se ha convertido en un transmisor que no dice la verdad y el público se ha hecho periodista.

– Últimamente ha puesto sobre la mesa una realidad: el consumo de pornografía por parte de los niños. Sabemos que el cerebro humano es especialmente plástico en edad de crecimiento. ¿De qué manera les afecta?

– Para mucha gente seré reaccionario. Procuro decir lo que siento. Es increíble. Es un arma de destrucción masiva que lleva a situaciones de violencia, degradación de la mujer, sadomasoquismo, zoofilia... El adicto a la pornografía necesita cada vez una inyección de dopamina mayor. Por desgracia, en los niños genera una serie de cambios visibles, como la pérdida de conexiones neuronales. Se potencia la zona más reptiliana del cerebro, que domina, cuando se activa, al resto de áreas destinadas al análisis, por ejemplo. Va a sonar cursi, pero creo que estamos ante una guerra contra el sentido profundo de la palabra «amor». Dedicaré pronto un programa al tema.

– ¿Y a quién le puede beneficiar algo así?

– Esa es la gran pregunta. Hay piezas que me faltan. Lo que está claro es que al sistema le interesa una gente poco motivada, poco reflexiva y sin valores. La pornografía es una gran industria, de las más importantes. Creo que hay alguien que, por omisión, le interesa el embrutecimiento del ser humano. Hay una forma fácil de esclavizar a los jóvenes: si sólo estás pensando en copular... Estamos en un momento único de la historia en el que el «yo» es el cuerpo y no el alma. Eso no había ocurrido antes. El alma es lo más misterioso que tenemos. Los antiguos griegos asociaban la palabra al destino. Que sólo seas el cuerpo... Hay que darse una vuelta por ahí y ver cómo está el patio para aterrorizarse.

– ¿Qué asusta a Iker Jiménez?

– Cosas que no me creía me dan miedo ahora, como el formateo del cerebro colectivo, esa batalla para que nada elevado sea importante para la gente joven. Es que me parece tan claro que hay un interés en que las nuevas generaciones sean cada vez más burras, que sólo se hagan fotos del peinado... Yo veo la generación de nuestros padres, y esa gente leía, independientemente de su ideología. Nos han convencido de que somos sólo cuerpo.

– Ese mundo que está dibujando, en el que ser humano ha olvidado quién es, ¿nos invita a perder la fe en la especie?

– El ser humano es prodigioso, milagroso. ¡La propia tecnología! También está lo bueno, no hay que perder la fe. Pero hemos olvidado quién somos, seguimos con las mismas incógnitas de nuestro hermano de Altamira, que no sabe lo que es la muerte y lo que es la vida. Sin embargo, el homo digital cree saberlo todo y ha perdido cualquier conexión con el misterio, el misterio de la vida. Ese es el gran olvido, el gran error.

Cosas que antes no me creía me dan miedo ahora, como el formateo del cerebro colectivo
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– ¿Cómo surge la exposición?

– Me hubiera gustado ser niño para ver esta exposición. Como intento mantener bastante de niño en mi vida, he tratado de convencer a unos y a otros, con mi esfuerzo personal y monetario, para hacer ese lugar del que la gente sala maravillada, impresionada. Además, con el nivel de calidad de un artista como es Juan Villa. No es por vender, no es por acumular, y eso lo percibe la gente.

– ¿Qué piezas pueden resultar más interesantes?

– Hay una muy impresionante para Granada. Un cura que muchos aseguraron que era un antiguo inquilino del edificio de la Diputación. Jolín, es imponente. Da mucho miedo, es de lo más impresionante que hemos hecho y de lo más reciente.

– ¿Y qué temas van a tratar este viernes en «La noche del misterio»?

– Me gusta que «La noche del misterio» sea secreta. La historia de los fantasmas de la Diputación o la famosa historia del exorcismo del Albaicín tienen que estar. Es fundamental que la gente aprenda de las historias de su provincia. Al final interviene el público, después de tres horas sin coger el móvil.

– ¿Ha venido a investigar a Granada?

– Sí... Muchas veces. Me acuerdo de una historia en Gójar con ritos de santería, otra de apariciones en carretera, de ovnis, de casas con fenómenos extraños, crímenes con cierto hálito de misterio... Una vez nos metimos en una cueva con miles y miles de arañas juntas. Ha habido absolutamente de todo. Me queda ver la Alhambra con más calma. Granada es tierra mágica.

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