METEOROLOGÍA

El septiembre más seco en Córdoba desde 1970

El noveno mes del año acaba sin una sola tormenta, algo inédito en casi cuatro décadas

El pantano de Iznájar de Córdoba ARCHIVO

RAFAEL A. AGUILAR

El último tramo del verano que acaba de terminar pasará a la historia de la meteorología de la provincia como un caso digno de estudio. El objeto de análisis será septiembre, porque el último mes vencido de 2017 ha registrado unas precipitaciones de cero litros por metro cuadrado. No ha caído ni gota. Esta ausencia total de lluvia es un fenómeno ciertamente inusual, pues el noveno mes del año marca con frecuencia la frontera entre el estío y el otoño con tormentas que no siempre son menores. Los datos históricos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) señalan que la inexistencia de lluvia no se daba en un mes de septiembre desde 1970; de hecho, los registros del órgano de estudio climatológico, que parten de 1959, sólo tienen noticia de que los cero litros en septiembre se han dado las dos veces citadas -en 1970 y en 2017-. Los únicos casos similares, pero sin ser tan llamativos, se dieron en 1971 y en 1973, cuando las estadísticas de la Aemet anotaron un valor negativo de 3 en la ficha de precipitaciones: esto significa que ha habido lluvias pero que han sido de «un carácter imperceptible», esto es, entre cero y un litro por metro cuadrado.

La observación pausada de los datos de la Agencia de Meteorología no hacen sino apuntalar la certeza de que el comportamiento pluviométrico de este último septiembre ha sido más que excepcional, y no precisamente por motivos para la alegría. Un ejemplo: la media de litros por metro cuadrado en el noveno mes del año durante la última década es de 342. De ahí hasta cero, que es lo que Córdoba ha anotado en este ejercicio, va un trecho y no precisamente pequeño.

Verdad es, con todo, que el comportamiento pluviométrico suele ser bastante irregular en el mes bisagra entre el verano y el otoño. Llama la atención que el ciclo de déficit de lluvias no ha cogido por sorpresa a los observadores. La cosa se veía venir: en 2015 las tormentas septembrinas se quedaron en 74 litros por metro cuadrado cuando el registro anterior (de 2014) llegó a los 915; en 2016 la tendencia se confirmó y la marca no pasó de los 30 litros. Pareció entonces que se había tocado fondo, porque ése era el valor más bajo en septiembre desde 1995, cuando se dieron 8 litros por metro cuadrado. Pero 2017 ha batido el récord por la parte inferior de la clasificación. Muy lejos quedan los asientos de los años 1965, 1969, 1991, 1996 y 2012 en los que los registro superaron el millar de litros por metro cuadrado.

Esta reducción drástica de las precipitaciones en el final del estío y el arranque del otoño tiene su lógico correlato en el nivel de los embalses que abastecen de agua para el consumo doméstico y para el riego. Según las mediciones más recientes, los pantanos se encuentran al 35 por ciento de su capacidad , una cifra muy por debajo de sus valores habituales en esta época del año -en torno a 20 puntos más-.

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