Los Harlem Globetrotters dejan su inconfundible sello en Córdoba

Los Harlem Globertrotters han vuelto a dejar su sello en Córdoba . Como es costumbre, han vuelto a imponerse a los Washington Generals (108-106) , aunque lo cierto es que el resultado ha sido lo de menos. Lo realmente importante es que con su particular forma de entender el baloncesto han regalado sonrisas a los más de 3.000 congregados en el Vista Alegre.

Porque los Globertrotters basan su espectáculo a través del juego , pero sólo es el punto de arranque. Porque todas y cada una de sus canastas van salteadas con parodias en los que los protagonistas interactúan con un público entregado. Bailes y skills se van combinando con un partido que incluye variedad de mates e intentos de «cuatro puntos» , una norma especial de sus partidos que no sería nada descartable que pronto se implantara en la vida real.

En la primera parte, esa vía fue clave para que tomaran una cierta distancia sobre los Generals. Porque Chesese, su lanzador estrella, ha encadenado hasta cuatro tiros desde esa distancia de nueve metros para asombro de la grada. Él, para celebrarlo, hasta se ha marcado algún que otro paso de salsa.

Por su parte, el resignado equipo de Washington ha tenido en Barlett a su mejor anotador. Aunque, siembre a la sombra de las luminosas acciones de los de Harlem con y sin balón. Como muestra, también dejaron parodias como la del «Rey León» , despertando una gran ovación por parte de la grada o alguna que otra persecución sobre la pista.

Pero, al contrario que en otras ediciones, el partido ha tenido su puntito de emoción . Y es que Cager, el pívot de los capitalinos, se ha disfrazado de árbitro para elevar la puntuación de su equipo hasta el punto de que han entrado en el minuto final igualados. En sí, otra pieza más del show, que se ha resuelto con victoria de los Globertrotters gracias a la anotación final de Jumpin .

En definitiva, una fiesta celebrada por todos los que se han dado cita en el Vista Alegre , que mañana celebra su vigésimo quinto cumpleaños, ataviados con camisetas de muchos y diversos equipos de baloncesto, que era lo que estaba de fondo en el espectáculo de siempre de un equipo tan especial como distinto.