APUNTES AL MARGEN

Bellido o el equilibrismo en Córdoba

El PP ha hecho público su alcaldable que tendrá que presentarse a las elecciones en unas circunstancias complicadas

José María Bellido en su presentación como candidato ÁLVARO CARMONA

RAFAEL RUIZ

El Partido Popular ha hecho oficial esta semana la propuesta de que José María Bellido Roche (Córdoba, 1977) sea su candidato a la Alcaldía de Córdoba , noticia esperada desde la cumbre de notables que pilotó la transición de la marcha de José Antonio Nieto Ballesteros a su actual cargo de número dos del Ministerio del Interior . Los populares, como es de sospechar, no se van a quebrar la cabeza con dimes y diretes. Bellido tiene el aval de la superioridad y la aquiescencia más o menos militante de la masa crítica del PP local al que se le habla de primarias y cree que es un autobús lleno de primas.

Por lo que sé de Bellido, tengo al concejal como un tipo que aprobaría las oposiciones a cualquier puesto municipal. Conoce muy bien la casa, sus limitaciones y esos sitios por donde se puede vadear en el cauce del Consistorio, un lugar en el que quien manda de verdad es el funcionariado. En los tiempos donde la política parece competir con la ausencia de conocimientos sobre la gestión, al candidato popular es difícil cogerlo en un renuncio . Suele tener datos precisos sobre el estado de las cosas, no depende de nadie para disponer de información y tiene esa cierta mala leche que, si es necesaria en todos los órdenes de la vida, para qué hablar de la política.

Sucede, sin embargo, que esas características dan para un buen concejal pero no necesariamente para un alcalde de garantías. Los concejales gestionan el Ayuntamiento y los alcaldes lo son de la ciudad, dato fundamental que habría que aplicar a los tres últimos regidores, José Antonio Nieto incluido. El Ayuntamiento es una institución para la gestión del patrimonio común, la ciudad es un ente no definido pero que también es político. Para gobernar la ciudad no basta con un papel administrativo sino que es preciso una cierta conexión con sus habitantes . Empatía, disposición a escuchar, conocimiento sobre el terreno de las preocupaciones. Bellido tiene un primer hándicap (exactamente como el que tiene la alcaldesa) en que su papel más relevante fue el de la gestión pese a que su formación fue orgánica al proceder de las muy ilegalizables Nuevas Generaciones. (Nota mental: El mejor favor que se le puede hacer a los futuros cargos políticos es que las ramas juveniles de los partidos pasen a la clandestinidad de forma que sus militantes tengan tiempo para estudiar, leer y trabajar).

Ocurre también que el PP estaba conformado en torno a una persona. Era el partido de Nieto, la lista de Nieto, el grupo municipal de Nieto. El exalcalde tuvo la oportunidad, bien es verdad que ganada en muchas batallas, de configurar los ajustes del sistema operativo del partido bajo un criterio no colegiado. Bellido tendrá que presentarse a las elecciones de 2019 en unas circunstancias ciertamente complicadas . El efecto arrastre le obliga a mantener una estructura de la que formó parte como dirigente pero que no es la suya . Y eso ocurre cuando los populares se exponen a sus peores resultados en años, dicen todas las encuestas, como consecuencia de la existencia, por primera vez, de competencia en la banda derecha y de una erosión de marca bien pronunciada. El famoso suelo del PP es hoy menos sólido .

Tengo la impresión de que a Ciudadanos aún le falta un hervor . En concreto, varios años de olla exprés a fuego fuerte hasta que tenga el peso nuclear suficiente para tener responsabilidades de gobierno. La principal premisa para triunfar en un sistema de partidos, como el actual, sigue siendo el de disponer de una estructura sólida, argumento que también parece ignorar Podemos. Si Bellido tiene oportunidades, serán las de un gobierno de coalición, situación que no forma parte del ADN del PP. Según la historia reciente, todos los pactos se han montado en su contra. Eso obliga a disponer de la cintura suficiente para renegar de algunos postulados que hasta ahora han sido interesadamente sostenidos como favorecer que gobierne la lista más votada. Solo el más tonto de su edad seguiría con la cantinela dado el actual panorama demoscópico. Si el futuro candidato popular tiene alguna ventaja competitiva es la del recuerdo que va a dejar esta corporación ante la ciudadanía.

Por encima de resultados, el pacto en marcha ha resultado ser batiburrillo, un lío. El PSOE nunca ha estado donde quería estar y sus socios se han quedado en la espuma de las cosas. En el Pacto de Milán y esos veinte años de mitos mal curados , que cantara Joaquín Sabina.

Alguien va a pagar el pato y me apuesto una caña en el Correo a que no va a ser Isabel Ambrosio, conocida por su talento suavón para que siempre se la pegue otro , motivo por el que el futuro candidato ha de ir desempolvando el manual de primero de equilibrismo .

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