El almacén nuclear de El Cabril defiende que tiene permiso para albergar dióxido de uranio

La recepción por parte del almacén nuclear de El Cabril de más de cien kilos de residuos de dióxido de uranio procedentes de la planta de transformación de Juzbado (Salamanca) ha hecho saltar todas las alarmas en las últimas semanas en algunos alcaldes de la zona y los grupos ecologistas que aseguran que esos residuos son «de alta intensidad y no recuperables, toda vez que este almacén sólo está autorizado para acoger residuos de media y baja actividad». De hecho, este sábado está prevista las 11.00 horas la celebración en Peñarroya-Pueblonuevo , de una jornada antinuclear y contra la ampliación del cementerio del Cabril.

Por su parte, Enresa reaccionó ayer a preguntas de ABC defendiendo que «los residuos que contienen dióxido de uranio y que han sido recepcionados y almacenados en la Instalación de El Cabril son residuos aceptados tras llevar a cabo el estudio correspondiente y por tanto, cumplen con los requisitos requeridos por los Criterios de Aceptación aprobados por el Ministerio previo informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear para su almacenamiento».

A esto añaden desde Enresa que estos residuos en particular cuentan con límites de actividad establecidos para radionucleidos de vida larga, por lo que la recepción y almacenamiento de estos residuos «se ha realizado siempre cumpliendo con los límites y condiciones que la Instalación tiene autorizados».

Además, insisten desde Enresa, en que «inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y de Euratom realizan regularmente inspecciones del material nuclear almacenado en el centro de almacenamiento de El Cabril , con objeto de certificar el control y la segura y adecuada gestión de dicho material», agregan.

Sin embargo, estas aclaraciones parecen no haber contentado a Ecologistas en Acción , quien denuncia, además, que las afirmaciones sobre que los residuos que se almacenan en esta planta son en su mayor parte procedentes de hospitales y de la industria convencional suponen «un engaño por parte de las instituciones implicadas hacia la opinión pública».

En realidad, este tipo de residuos, según la formación verde, «no llegan ni al 7 por ciento del total que acumulan la instalación, mientras que la gran mayoría (el 93%) procede de centrales nucleares e instalaciones de tratamiento relacionadas con esta actividad».