Víctor Adonis, en un campo de cultivo
Víctor Adonis, en un campo de cultivo - ABC
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Cuando el niño-soldado de Almería regresa para cultivar

Víctor Adonis escapó de Sierra Leona tras verse forzado a combatir cuando era un crío y llegó a Andalucía

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Más de 4.700 kilómetros separan Almería de Sierra Leona, en África Occidental. Un largo viaje que emprendió Víctor Adonis hace ya casi diez años cuando llegó a la provincia andaluza gracias a la colaboración de una ONG. Este antiguo niño-soldado tuvo la oportunidad de «escapar» de un país en guerra y de formarse en la Universidad de Almería como ingeniero agrícola. Ahora, vuelve de nuevo a su país para «ayudar a su gente» a través de un proyecto que ha emprendido gracias a la iniciativa solidaria de la empresa donde trabaja.

«Víctor recibió formación en nuestro país. Esto le ha permitido trabajar con nosotros y poner en marcha esta iniciativa. Le llena de ilusión porque va en beneficio de su región, además está encantado de ver que va a poder ayudar a su gente.

Siempre muy pendiente de todo y controlando que se haga adecuadamente», explica el director de Biorizon Biotech, David Iglesias.

 Sierra Leona es uno de los países más pobres del mundo, tras una guerra de más de diez años, con sucesivas epidemias de enfermedades como el ébola. Por ello, la alimentación es una de las prioridades, ya que gran parte de la población no puede tener acceso a «productos básicos por la fluctuación de los precios». Biorizon, dedicada a la investigación y desarrollo de productos para la mejora de cosechas, decidió poner en marcha el cultivo de arroz en unas diez hectáreas de suelo comunal, con el objetivo de poder garantizar este alimento a más de 40.000 personas. El cultivo ya se ha iniciado y se espera que a finales de año se puedan recolectar alrededor de 12.000 kilos de arroz. Unas veinte personas, hombres y mujeres, trabajan como asalariadas en esta tarea y reciben formación por parte de Víctor.

Sumar apoyos

«La situación en el país empieza a ser mejor y es el momento de sumar apoyos e iniciativas para colaborar en su progreso. Eso es lo que queremos hacer nosotros, crear riqueza y empleo y que otros se sumen a nuestra iniciativa porque allí hay mucho por hacer. Es importante colaborar socialmente y apoyar iniciativas de este tipo», indica Iglesias. Desde Biorizon reconocen que es complicado desde la distancia poner en marcha un equipo para desarrollar el cultivo.

La intención es poder duplicar el próximo año la superficie de cultivo hasta las 20 hectáreas y destinar los ingresos por la venta de la producción para crear una escuela de formación agraria que ofrezca una continuidad del proyecto en la zona. Esta iniciativa cuenta con la participación de Juan Francisco Domínguez, asesor en cooperación, quien manifiesta que «la actividad productora tiene como beneficio añadido el fortalecimiento de los lazos entre los grupos familiares, cuyos miembros se están formando y trabajando por un bien común».

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