No le quedan, a las tres etapas serias que le faltan a esta Vuelta a España, ningún momento de tranquilidad, ninguna posibilidad de tregua. Ni camino de Burgos, en una jornada que parecía cómoda, hubo plebiscito en el pelotón para evitar problemas. Todo el mundo va al límite, al que puede, claro.
La caza de los segundos, la caza del mejor puesto posible en la general, lleva abierta mucho tiempo, desde que se inició la prueba, se podría decir. En tres días se acentuará hasta lo imposible.
Peña Cabarga, el Naranco y el Angliru no admitirán ningún desfallecimiento, ningún momento de crisis. Estar los tres días a tope resultará imposible y más con toda la carrera en el cuerpo.
Quien quiera ganar la Vuelta deberá de ser regular más que espectacular. Un día colosal, salvo que se consiga reventar todo, puede conducir a otro malo.
De todos esos puertos que se pasarán, el más selectivo es el Angliru y precisamente por eso, la carrera podría estar decidida mucho antes de llegar a la penúltima etapa.
Con diez equipos que no han conseguido un triunfo y un grupo como Euskaltel que se sabe que va a buscar una victoria parcial por muchas razones, los cuatro primeros de la general tendrán que hilar muy fino en sus movimientos, encontrar cómplices que les permitan sumar, o restar, segundos de ventaja.
Si hay un corredor que inspira desconfianza ese es Chris Horner. Está en buen momento de forma, es inteligente corriendo, le valen los ataques de Valverde y Purito y su hombre es Nibali. Si Horner no tiene problemas y depende de él mismo, su escenario ideal es el Angliru. Es un escalador y los 28 segundos a los que está de Nibali son asumibles en un día malo del italiano.
¿Cómo está Nibali? La impresión que da es de fatiga. Nadie va sobrado de fuerzas, por lo que jugará a buscar ciclistas, Pozzovivo, Anton, incluso Samuel Sánchez, con los que poder colaborar. La Vuelta a España está muy comprimida de segundos, y también de fuerzas.
Valverde y Purito se sienten bien. Si el líder aguanta, todos bucarán posicionarse en la general, sin arriesgar sus puestos actuales. Si Nibali presenta grietas, habrá un zafarrancho de consecuencias imprevisibles en el que puede pasar de todo.
