'Purito' Rodríguez, durante la novena etapa con final en Barcelona. / Reuters
Si ha habido un corredor que ha sido regular durante los nueve primeros días de la competición, ese ha sido Joaquim Rodríguez. Una regularidad que le permite estar vestido de rojo, además de haber sumado 36 segundos de bonificación, un renta importante para un ciclista que tiene un lastre en las cronos que le margina para poder disputar clasificaciones generales.
Esta temporada ha mejorado sus prestaciones en esa disciplina y como el mismo dice, «no era muy difícil hacerlo», lo que no le impide seguir lejos de Contador y Froome. Joaquim Rodríguez ha sido sexto (2008), séptimo (2009) y cuarto (2010) en la Vuelta, además de cuarto (2011) y segundo en el Giro (2012).
Hasta el último momento estuvo a punto de ganar la carrera italiana. En el Tour acabó séptimo (2010). En todas esas posiciones, las contrarrelojs, muchas de ellas cercanas a los cincuenta kilómetros y planas, hundieron todo lo que había hecho durante la carrera. Alejandro Valverde ha sido primero, segundo, tercero, cuarto y quinto en la Vuelta. Lo de Alberto Contador es más conocido. El único que atesora menos puestos es Froome: segundo en la Vuelta de 2011 y segundo en el Tour de 2012.
¿Que quiere esto decir? Que el inglés no sabe cómo moverse en tres semanas, –un buen ejemplo fue lo que hizo en el puerto de La Gallina-, y eso, si no le dirigen bien desde el coche puede resultar letal para sus intereses. Esos dos segundos puestos los ha logrado trabajando para Bradley Wiggins. En la primera ocasión, la Vuelta de 2011, pudo ganar la carrera. En el Tour no tuvo opciones. Froome comenzará a sentir desde el miércoles la presión que tiene un líder, además de sus compromisos diarios. El líder ha dominado la primera parte de la prueba, la que mejor le iba a sus condiciones físicas. Más no se le puede pedir. Entramos en otro tipo de carrera y nada será igual.
