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En el corazón de Berlín
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En el corazón de Berlín

La gran urbe alemana es discordante, heterogénea, femenina y, a pesar de sus 3,5 millones de habitantes, late al ritmo lento de sus emblemáticos barrios

03.01.14 - 12:21 -
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El Cuadriga. |Berlin Tourismus&Kongress GmbH
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Palacio de las Lágrimas. | Galo Marín
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Scholvien. |Berlin Tourismus&Kongress GmbH
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Vistas del moderno hotel Nhow. | Hotel Nhow
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El Goldeslse. Berlin Tourismus&Kongress GmbH
En el corazón de Berlín
La Puerta de Brandenburgo. | Galo Marín
En el corazón de Berlín
Preparando la típica currywurst. | Galo Marín

ALEMANIA

BERLÍN
GUÍA PRÁCTICA
  • Oficinas de turismo.www.germany.travel | www.visitberlin.de/en
  • VuelosDesde Madrid, Iberia. Desde Barcelona, Vueling.
  • Para alojarse en apartamentos. Una manera alternativa a la hora de alojarse es Housetrip, www.housetrip.com/es/berlin, donde donde se puede encontrar propiedades para alquilar durante el periodo de tiempo que necesite. La oferta de pisos, apartamentos y casas en Berlín y en el resto de Alemania es muy amplia. Basta con registrarse para empezar a utilizarlo. Un ejemplo de apartamento, este en Kreuzberg. (www.housetrip.com/en/rentals/178913)
  • Alternativa en un hotel. El Hotel Nhow Berlín, situado en el barrio de Friedrichshain, a orillas del río Spree, en una zona creativa, de moda, donde el sonido es como un monumento, por algo es el primer hotel de la música.

Berlín es una ciudad con tantos traumas como habitantes tiene en la que los turistas hacen fila en cada uno de los monumentos que la inundan haciéndose preguntas para comprender su ambivalencia. Desprende la fuerza de un enfermo a punto de recibir el alta médica condenado a lucir una cicatriz de guerra perenne. Su historia es pasado que no se olvida y desde ahí se construye una metrópolis que tiene su propia sinfonía, la de una gran ciudad a orillas del río Spree.

Frívola entre las dos grandes guerras mundiales, pesadilla en la noche más larga que se recuerda, manzana de los bombardeos que la asolaron, sesgada por un muro de hormigón, hoy sonríe y hacer reír y luce para los fotógrafos como una gran location para sus sesiones bajo nubes color lila. No lo parece, sino que Berlín es… discordante, heterogénea, como el mes de septiembre, es el comienzo de algo que hace una extraña pareja con sus contradicciones históricas.

Berlín es femenina: La disfrutaron ellas; Anita Berber desde los escenarios de los cabarets que distraían. La padecieron ellas que fueron las víctimas de las tropas rusas a su entrada en la ciudad destruida por las bombas (hay que leer 'Una mujer en Berlín'. Anónimo). La levantaron ellas de entre los escombros que la cubrieron después de la II Guerra Mundial.

Historia dramática

El violento coito entre el escarnio nazi y la escisión socialista, posterior a los matrimonios de conveniencia con el reino de Prusia, el Imperio Alemán y la República de Weimar, da a luz a Berlín, un amasijo de dramas y de razas las cuales se alimentan a base de bratwurst, currywurst, doner y beben cerveza mientras caminan de un centro a otro de la ciudad sorteando las obras de acondicionamiento que la agujerean y de la que sale agua a poco que se perfore por culpa de un manto freático vecino de la superficie por escasos metros.

Contagiado por esa atmósfera de ciudad anfitriona de lo diferente el visitante no se sorprende al ver grandes tuberías de colores (se emplean para drenar) como si fueran esculturas callejeras cruzar la avenida principal de Unter den Linden (Bajos los tilos), custodiada por joyas arquitectónicas barrocas que no hacen sino acentuar su anacronismo.

El paseo de 1,2 kilómetros por esta arteria encierra tres siglos de historia. El Berliner Dom, muy cerca de la Isla de los Museos, la Schlossplatz, donde se encontraba el castillo de Hohenzoller, la Universidad de Humboldt, la Pariser Platz y la Puerta de Brandenburgo, son algunos de los hitos más destacados que se pueden ver al cobijo de los tilos entre aparejos de construcción.

Un punto emblemático

Llama la atención el vacío que existe alrededor de la Puerta de Brandenburgo, huella del paso del Muro por este emblemático lugar que le rodeaba y aislaba. A un lado tiene el Reichstag, sede del parlamento alemán. Remodelado por el afamado arquitecto inglés Norman Foster, autor de la cúpula de cristal que orla el majestuoso edificio. Triste símbolo de la caída de la democracia cuando el 27 de febrero de 1933 lo incendiaron los nazis.

En dirección sur y atravesando Tiergarten, la botella de oxígeno que permite sumergirse en esta urbe, se alcanza Postdamer Platz. De páramo agreste ha pasado a ser el punto donde se levantan algunos de los edificios más futuristas, pero con la sensación de no haber encontrado aún su sitio entre el corazoncito de los berlineses.

Contrasta con esa imagen color sepia que se ve en las viejas fotografías de la década de 1920 en las que se aprecia como era la válvula que insuflaba vida a la ciudad más transgresora, pecaminosa, liberal y libertina de la época. En esta plaza funcionó el primer semáforo del mundo. Si se habla de señales de tráfico en Berlín hay que mencionar a Ampelmann, la figura que se ilumina para dar el paso a los peatones o para instarles a que se detengan (se comenzó a usar en el lado oriental de la ciudad el 13 de octubre de 1961).

Igual que Berlín no olvida como una manera de honrar a los que sufrieron los delirios de la encarnación del mal en la persona de Adolf Hitler, se recomienda visitar lugares como el Memorial del Holocausto, el Museo y cementerio judío y el edificio que alberga lo que se ha denominado 'La topografía del terror'; los aparatos que emplearon los nazis para infundir terror y perseguir a sus víctimas entre los años 1933-1945. La información abruma, los secretos más atroces se desvelan y la sensación de no entender cómo alguien pudo odiar de aquella manera se agranda.

Por otro lado, también hay museos y espacios dedicados a mostrar, enseñar y narrar los acontecimientos que se sucedieron durante los años que el Muro dividió una ciudad. Un país. Y el mundo. Exposiciones sobre la STASI (La Seguridad del Estado de la RDA), la cárcel de la STASI, el museo de la RDA, el trillado Check Point Charlie y el Palacio de las Lágrimas en la estación de metro de Friedrichstraße.

En este lugar se decían adiós familias, amigos y prometidos sin saber cuando sería la próxima vez que se verían. Hoy este rincón despierta curiosidad, reflexión y emoción al conocer historias como la de Dorothea Eismann y Christoph Wilhelmi, pareja que pudo reunirse y hacerse esa foto en la que dejaban atrás un letrero que ponía Ausreise (Salida) cuando se lograba escapar de la RDA.

A pesar de contar con una superficie de 892 kilómetros cuadrados y albergar a 3,5 millones de habitantes, el ritmo de Berlín se lee como slow (lento) y discurre distraído entre barrios que parecen pueblos: Mitte, Kreuzberg, Neukölln, Schöneberg y Pankow, de Este a Oeste, que no son más que puntos cardinales.

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