Grandvalira promete en su página web diversión, experiencias fuertes y un gran dominio de la nieve. Las pistas de esquí son una de las alternativas atrayentes de la estación andorrana, pero algunas de sus actividades ‘menos convencionales’ marcan la diferencia. Una de ellas es el Iglú-Hotel, situado a 2.350 metros de altitud y construido en su totalidad por nieve.
El Iglú-Hotel Grandvalira, como se denomina, se encuentra situado en Grau Roig, y consta de cinco iglús estándar que cuentan con una capacidad para hasta seis personas. Además, incluye áreas sociales, como un bar, un restaurante, una terraza, y un jacuzzi destinado para el relax. Una zona que también se encuentra dentro de un iglú.
La estación andorrana busca con ello ofrecer al usuario un servicio fuera de lo común, novedoso, vivir una experiencia única y una noche especial, diferente y poco convencional. En este caso, el cliente no debe buscar las grandes comodidades de otros complejos, como el propio Grau Roig, porque no los va a encontrar. O al menos, van a ser bastante diferentes.
La propia página web de la estación de Grandvalira, recordando que se trata de un iglú auténtico, ofrece algunas recomendaciones básicas. A pesar de señalar que está preparado y equipado para pasar la noche en él, remarca la necesidad de acudir a él con ropa de nieve caliente, nunca vaqueros o zapatillas deportivas, e incluso gafas de sol.
También es importante llevar un calzado adecuado, como moonboots o botas après-ski, guantes, y ropa de recambio. No olvidemos que el iglú es auténtico, y su temperatura se encuentra en torno a los 0º. Eso sí, desde el propio hotel te facilitan un saco de dormir junto a una sábana de algodón.
Tarifas más y menos accesibles
En lo que a las tarifas respecta, podemos encontrarlas desde los 109 euros (la más barata a partir de haber sobrepasado los 20 años) hasta los 551, la más cara. Eso sí, pasando la noche del 31 de diciembre, en la romantic suite y con un circuito de aventura (incluye un paseo de 30 minutos en moto o trineo de perros).
Además de pasar la noche, la reserva en el Iglú-Hotel viene acompañada de un paseo nocturno en raquetas, la cena, la utilización del jacuzzi, o una bajada en ‘First Track’ (antes de la apertura de la estación), entre otros.
Todo un éxito
La idea, puesta en marcha hace cinco años, resulta todo un éxito para Grandvalira, que desde entonces mantiene una gran ocupación en el Iglú-Hotel, algo por lo que se sienten satisfechos. «El público, por lo general, se encuentra entre los 30 y los 45 años de edad, aunque hay de todo», según reconocen desde el propio complejo.
Como dato curioso cabe destacar que el hotel de la estación andorrana no acepta maletas. Por ello, lo ideal es acudir con una bolsa de deporte o una mochila.
