De vacaciones en Trevélez, el techo de la Península Ibérica
Además de por sus excelsos jamones, esta localidad de la Alpujarra granadina presume de poder «tocar el cielo» gracias a sus 1.476 metros de altura sobre el nivel del mar
Trevélez es una de las múltiples joyas que encierra la Alpujarra granadina. Pampaneira, Capileira, Bubión, Soportújar, Vélez de Benaudalla ...si uno coge carretera adentro, esta zona de la provincia es una caja de sorpresas llena de rincones peculiares, casi con su cultura propia a pocos kilómetros uno de otro.
En el caso de Trevélez, son varios los elementos que se imponen. El primero y más elemental, su altura . Esta pequeña localidad de apenas 800 habitantes es el 'techo' de España. 1.476 metros sobre el nivel del mar. «En Trevélez tocarás el cielo» reza el cartel de su mirador más famoso.
En segundo lugar, los jamones . El plato típico y que hace conocido a nivel internacional la denominación de origen treveleña. La conservación y curación de este producto es toda una cultura en este pueblo, tanto que podríamos olvidarnos de todo lo demás y adentrarnos solo y exclusivamente en una visita turística centrada en ello si así quisiéramos.
Sin embargo, su encanto evidentemente, va más allá. Estas son algunas de las cosas que no te puedes perder en tu visita.
La cima del pueblo más alto
Trevélez está dividida en tres barrios, el Bajo, el Medio y el Alto. No tiene mucha pérdida. Indican, claro está, el nivel al que se encuentran. El mirador Era del Fuerte es el lugar más elevado desde el que poder admirar la localidad y su paisaje: un manto de casitas blancas típicamente andaluzas y encaladas , como suele ser habitual en esta zona de Granada.
Este mirador fue antes, como su propio nombre indica, una era. Un lugar principalmente preparado para los agricultores, donde separaban separaban, literalmente, la paja del trigo. El declive de la agricultura en la Alpujarra , sin embargo, ha determinado que muchas de estas eras hayan quedado en desuso y presentaran un mal estado de conservación y alguna, como esta, se hayan recuperado con otros usos.
Esta, en concreto, como mirador para aquellos que quieran disfrutar de las maravillosas vistas del encajonado valle del río Trevélez que desde aquí se le brindan.
Visitar el museo de Jamones Vallejo
Como ya avisábamos, en Trevélez el jamón es religión . No en vano, alberga el secadero de jamones más antiguo de la Alpujarra. 'Jamones Vallejo' , el más antiguo de todos los secaderos, ofrece para su icónico lugar una visita guiada donde sumar un enfoque gastronómico a la visita a la provincia.
La empresa familiar, que fue la primera en industrializar el proceso de curación, permite conocer la historia de este emblema granadino y el proceso de las plantas de secado . Adentrarse, por ejemplo, en algunas situadas a 1.700 metros de altitud, donde los vientos aportan el nivel justo de frío y humedad para conseguir un secado al dente.
Existen unas cuantas opciones de visita, entre las que se incluye incluso un curso de inicio al corte del jamón . No obstante, hay otros tantos secaderos más, por lo que si te has quedado con ganas, puedes seguir explorando opciones. En definitiva, esta es una excursión irrenunciable si se da la oportunidad de visitar Trevélez.
Perderse por sus calles, sus senderos... y sus bares
Este municipio ejerce de trampolín a Sierra Nevada. Sus vistas desde cada sitio, a medida que subimos de nivel entre barrios, sobre todo, son una verdadera delicia para los enamoradores del paisaje natural.
Con infinitos senderos cortos y de gran recorrido , sus calles, largo y ancho de estos tres barrios, dejan verdaderos rincones a descubrir como la ermita de San Antonio. Todos sus enclaves se encuentran en un entramado peculiar que conserva la arquitectura típica alpujarreña, de calles empinadas, pequeñas casas blancas con tejado plano, chimeneas con sombrero y tinaos.
Hay que recordar que se trata de un lugar preminentemente árabe, pues a pesar de la conquista cristiana, la estructura se formó en aquella época. Su entorno natural, además de los paisajes, deja, si se prefiere salir del empedrado, varios lugares a visitar.
Grandiosos parajes naturales abundan aquí, en las laderas de Sierra Nevada, tales como Siete Lagunas, el Pico del Rey, la Alcazaba, Vacares, Cerro Pelao y hasta el mismísimo Mulhacén , el techo de la Península Ibérica. Éste es un rincón ideal para practica r senderismo y otros deportes relacionados con la naturaleza , entre ellos la pesca, por la abundancia de truchas en el río Trevélez.
Las cuestas empinadas y las largas caminatas, eso sí, tienen su recompensa. La cultura gastronómica, además de la ya mencionada del jamón, es envidiable, sobre todo en invierno, donde el plato hondo resulta siempre atractivo.
El plato alpujarreño es el plato estrella, evidentemente. Jamón, huevos, morcilla, chorizo, filete... todo junto en un delicioso plato combinado imperdible para quien pisa por primera vez la zona. Además de esto, las truchas con jamón son el plato genuino de la cocina local.
A su vez, las migas de pastor, las papas a lo pobre con longaniza y huevos fritos, la olla de papas y matanza y el choto al ajillo también ocupan un lugar primordial en la gastronomía treveleña. La torta real o el potaje de castañas son otras especialidades dignas de elogio. Todo comida consistente, claro está, para un clima frío en esta época del año y donde toda posibilidad de calentarse es poca.
