Tarifa

Baelo Claudia, playa e historia

Las ruinas romanas que descansan al pie de uno de los litorales más bellos de España: el de Bolonia, en el municipio de Tarifa

Ruinas de Baelo Claudia ABC

Luis Ybarra Ramírez

Lo bello no riñe aquí con lo remoto, sino que se funde. Lo natural y lo que antaño levantó el hombre forman parte de lo mismo en la playa de Bolonia. Su acceso, llegado septiembre, cuando la costa se vacía y las ciudades retoman el ritmo del curso anual, resulta más sencillo que en julio y agosto . No hay tantos coches ni turistas. Las carreteras, a la entrada, van adentrándose en las semanas de silencio que les espera. Se va el ruido. Los bajos cielos de sombrillas. Y el mismo paisaje que un aluvión de personas disfrutó durante el verano se dispone a entrar en su mejor momento, aquel en el se acerca, sin tocarla, a la soledad. Ante tanto atractivo siempre habrá curiosos. Los kitesurfistas que aprovechan la escasa afluencia de bañistas para echarse al agua a practicar su deporte y los rastreadores de estampas memorables no dejarán de darse cita en este enclave. Pero ya son menos. Tan solo unos pocos que harán que sí se puedan visitar sin demasiadas complicaciones las ruinas y la duna que tanto ha dado a los amantes de la fotografía. Al fin hay parking donde estacionar y, sobre todo, mucho que ver.

La escena, desde el punto de vista del paisajismo, es perfecta. Los vestigios de Baelo Claudia se asoman llenos de muerte al mar que les dio la vida . Son pasado imantado al agua, que a base de olas y viento va llenando el horizonte de papel plata. De destellos que salpican la superficie de lomos de sardinas. Naturaleza e historia , como anunciamos, son lo mismo.

El yacimiento arqueológico

A unos 22 kilómetros de Tarifa, dentro del parque natural de Estrecho, este conjunto arqueológico construido a finales del siglo II a. C. es una muestra del centro económico que fue esta localización del área del Mediterraneo. El motivo de su apogeo parece evidente: su posición estratégica, ubicada justo donde los continentes vecinos se miran y se tocan las aguas de dos mares. La pesca, la industria del salazón de atún y la elaboración de la salsa garum fueron el motor de su actividad. Las crisis económicas y los saqueos de piratas mauritanos y germanos fueron azotando sus cimientos hasta que, definitivamente, la población fue abandonada en el siglo VII d.C.

Baela Claudia ABC

El acceso al yacimiento es gratuito y ha ido ganando con los años un flujo mayor de turistas, atraídos, en su mayoría, por la playa, una de las más populares de toda la geografía española. La Junta de Andalucía, además, construyó un centro de interpretación para ahondar en el patrimonio que también investiga de forma continuada la Universidad de Cádiz. Son muchas las actividades y los espectáculos que a lo largo de todo el año se celebran sobre esta edificación romana. Todos los miércoles, a las 12 horas, se desarrollan visitas guiadas para un aforo de 20 personas . Hay formas y formas, por tanto, de conocer el monumento.

Dos arterias principales, el decumanus maximus y el cardo maximus, trazan la ciudad, dejando un claro ejemplo del entramado arquetípico que los romanos empleaban. La murulla y la curia , un edificio con carácter administrativo, el foro y el palacio con la figura del emperador Trajano, nacido en Itálica, los templos, las termas y un teatro con capacidad para 2.000 personas se reparten el encanto del lugar. El Sur de una Europa que entonces no era tal. Los orígenes de una tradición gastronómica milenaria. El paraíso en el que se envuelven viejos relatos con el paisaje poderoso que sí ha resistido.

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