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Oropesa y Lagartera, festival de rojos atardeceres

Día 02/09/2013 - 08.54h
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Es una comarca intensamente acogedora, con una extraordinaria riqueza gastronomica y artesanal

Oropesa y Lagartera, festival de rojos atardeceres
elprimerpaso/flickr

Impresiona contemplar los atardeceres rojos desde las ventanas del Parador de Oropesa, a cuyos pies se extiende una inmensa llanura de campos multicolor, descritos con maestría por Antonio Machado, que desde el río Tajo se alejan hasta la Sierra de Gredos que aparece soberbia, erguida e infranqueable. Oropesa y cinco Villas es una comarca intensamente acogedora, que representa muy bien el prototipo de zona preferida de turismo rural de interior, con gran riqueza cultural, artesanal, gastronómica y gran diversidad paisajística. Todo un abanico de posibilidades para despertar nuestros sentidos. Veranear en la comarca de Oropesa es disponerse a disfrutar del descanso intenso y reparador en paseos y excursiones al amanecer, siestas largas y profundas mientras cantan las chicharras, de lecturas envolventes en la tumbona bajo las encinas, de baños relajantes en gargantas y piscinas al atardecer, de cenas con los amigos seguidas de tertulias hasta la madrugada y de bailes en las fiestas de los pueblos.

De Oropesa no podemos irnos sin visitar su castillo, de reminiscencias romanas, árabes y medievales, la iglesia plateresca de Nuestra Señora de la Asunción y el renacentistas Colegio de los Jesuitas. Es imprescindible una excursión a la villa de Lagartera, la capital española del bordado, para disfrutar de sus patios, verdaderos museos etnográficos, adornados con cerámica y admirar los hermosos trajes de bellísimos bordados lagarteranos, únicos en el mundo.

Rincones naturales

Camino de la Calzada de Oropesa, donde podremos ver el Convento de las Agustinas Recoletas con su ermita y la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, haremos un alto en Herreruela de Oropesa para, además de estudiar el excelente Museo Etnográficos, degustar su famoso queso de oveja, jamón, chorizo, salchichón, lomo y costillas de ibérico únicas en las comarca. No hay que perderse un paseo para conocer la singularidad de los pueblos castellanos como Alcañizo, Alcolea, Caleruela, Corchuela y Torralba de Oropesa.

Conocer Puente del Arzobispo es sumergirse en el mundo de la singular y hermosa cerámica color verde de Pedro de la Cal, y en el manejo del barro en su Museo de Cerámica. Es genuino su puente gótico de once arcos sobre el Tajo, del siglo XIII. Podemos, mientras disfrutamos de paisajes de gran belleza, seguir en dirección a Parrillas y Navalcán para conocer su iglesia parroquial, y perdernos en rincones naturales llenos de belleza en las márgenes del Pantano de Navalcán y en recónditos parajes del rio Tiétar.

En El Torrico tenemos que conocer el singular Rollo de Justicia y en Valdeverdeja la iglesia de San Blas del siglo XV, los pozos nuevos y admirar La Casa del Arco, calificada como Bien de Interes Cultural. Y cómo no, visitar varios días la muy noble y leal Ciudad de la Cerámica, Talavera de la Reina.

A tiro hecho

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