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48 horas en Valencia: lo que hay que saber

Día 22/10/2012 - 10.32h

La ciudad del Turia siempre es una buena idea. Y más del 20 al 28 de octubre, cuando allí se celebra el Master 500 de tenis. Recorremos la ciudad hora a hora, con todas las mejores pistas

MIKEL PONCE
La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia
Catedral de Valencia
Mercado central de Valencia
El escenario del Master 500 de tenis
El nuevo restaurante de Quique Dacosta
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10.00 h. Que comience el espectáculo

No se recuerda una edición tan esperada como la de este Valencia Open 500 2012. Los motivos son muchos: para ver en acción a algunas de las principales raquetas del circuito mundial, para celebrar el décimo aniversario del torneo, para ver debutar en el Ágora a un tenista único como Lleyton Hewitt… pero por encima de todo, para ser testigo del último torneo que juega el ídolo local y ex número uno del mundo, Juan Carlos Ferrero. En Valencia, disfrutar del mejor tenis del Open 500 está aparejado con «perderse» durante unas horas en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. No en vano, el torneo se celebra en el Ágora.

Inaugurada hace poco más de diez años, la Ciudad de las Artes y las Ciencias es un conjunto de edificios (Hemisfèric, Umbracle, Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, Oceanogràfic, Palau de les Arts Reina Sofía y el Ágora) diseñados por Santiago Calatrava y Félix Candela que emergen al final del río Turia y que son símbolo indiscutible de la ciudad.

Junto a la oferta cultural y científica, la zona está equipada con varios parques, jardines y zonas deportivas que invitan a realizar la visita con tranquilidad. Echar un vistazo a las especies vegetales autóctonas valencianas (jara, romero, lavanda, madreselva, buganvilla...) que hay en el Umbracle (un mirador ajardinado desde el cual se ve todo el complejo) y contemplar el enorme péndulo de Foucault de 30 m de longitud y 170 kg de peso que hay en el Museo de las Ciencias son dos actividades que no debemos perdernos.

12.00 h. El Oceanogràfic, la joya de la Ciudad de las Artes

El Oceanogràfic merece una visita completa. Sus 110.000 m2 lo convierten en el más grande de Europa. En él podemos disfrutar de los principales ecosistemas marinos del planeta y de 45.000 ejemplares de 500 especies diferentes. Aquí podremos ver delfines, morsas, leones marinos, focas, pingüinos, tiburones, rayas, peces sierra o medusas. Su diseño –de gran tamaño y sin barreras visuales– es realmente espectacular.

14.00 h. Paella en la playa

Después de una intensa mañana, nada mejor que un arroz en la playa de La Malvarrosa. Con una longitud de un kilómetro, es la playa urbana por excelencia y su amplia superficie de arena fina está flanqueada por un paseo marítimo lleno de restaurantes y cafeterías.

Antiguamente era casi exclusivamente territorio de pescadores. Con el paso del tiempo, se fue convirtiendo en un lugar de descanso de la burguesía valenciana y de personajes ilustres como Blasco Ibáñez o Joaquín Sorolla. Con el recuerdo fresco de lo visto hasta ahora, será el lugar perfecto paratomarnos un respiro y sentarnos a comer una paella en La Pepica (Paseo Neptuno, 2) que, con más de cien años de historia, goza de una merecida fama entre los restaurantes valencianos.

En el paseo de Neptuno, en el número 16, encontraremos otra joya gastronómica: el restaurante L’Estimat, donde nos frecen una carta con más de 15 arroces diferentes, además de su especialidad: all i pebre de anguilas y calabaza asada con nueces y miel. También el restaurante del Hotel Neptuno (paseo de Neptuno, 2) es una excelente elección para los que busquen un toque más vanguardista en el plato.

16.00 h. Mil maravillas

Para rebajar la comida, la mejor opción es un paseo por el puerto deportivo de Valencia, que es la envidia del Mediterráneo. Este puerto se remodeló por completo para acoger la Copa América de Vela en el 2007 y ahora, busca convertirse en uno de los lugares de ocio y diversión de la ciudad.

Cuenta con joyas arquitectónicas como la remodelación del edificio de Aduanas y los almacenes, y el edificio Veles e Vents, diseñado conjuntamente por el arquitecto David Chipperfield y el estudio barcelonés b720, toda una maravilla.

De vuelta al centro, no debemos dejar pasar los Jardines del Turia. Este pulmón verde invita a tomarse las cosas con calma y es ideal para ir en familia.

Aquí encontraremos instalaciones deportivas, pistas de patinaje, un trenecito, circuitos para bicis y, para los más pequeños, el Parque Gulliver: una original área de juegos presidida por una figura gigantesca del personaje creado por Jonathan Swift. Tendido y atado en el suelo como en el relato original, el pelo y los pliegues de su ropa se convierten en toboganes y los niños que juegan en ellos, en los enanos de la historia.

18.00 h. Valencia histórica

Tras haber cogido aire en los jardines, ya podemos sumergirnos en el corazón de la ciudad. Perdernos por las calles del centro histórico nos llevará a rincones como la tranquila y agradable Plaza de la Virgen, escondida detrás de la catedral. No podemos irnos sin pisar la Horchatería Chocolatería Santa Catalina (Plaza Santa Catalina, 6) y tomarnos una horchata y unos fartones en uno de los locales más típicos de la ciudad, que en su día llegó a frecuentar la infanta Isabel.

20.30 h. Cenas y copas

La jornada ha sido más que completa, pero todavía tenemos que cenar y tomarnos una copa en la incombustible noche valenciana. Si queremos ir a uno de los restaurantes con más tradición, tendremos que ir a la zona de Russafa y pedir mesa en el Morgado (Reina Doña Germana, 4, tel.: 963 733 508). El rabo de toro estofado o las mollejas de cordero con setas y ajos tiernos nos dejarán boquiabiertos y a punto para lo que vendrá después.

No lejos, el restaurante Riff también es una gran elección. Aquí la cocina creativa con platos de nombres tan sugerentes como el huevo escalfado con pimentón de la Vera y coliflor, el arroz con aire de erizo de mar y el consomé de piña asada con coco y almendras son los protagonistas.

Para rematar la noche, proponemos desplazarnos hasta el puerto y conocer The Class (Santa Teresa, 2), el Gabbana Beach (Paseo Neptuno, 30) o Las Ánimas Puerto –donde presumen de servir los mejores cócteles de la ciudad–, también en el Paseo Neptuno. En todos ellos, encontraremos buena música y diversión asegurada hasta altas horas de la madrugada.

La otra opción nocturna es el barrio del Carmen, una de las zonas de copas por excelencia de la ciudad. Destacan algunos locales clásicos como Fox Congo –música soul, pop y funky– o Johnny Maracas, solo para salseros. Los dos abren sus puertas en la calle Caballeros, donde también se encuentra eBorgia, una tetería decorada al más puro estilo tunecino.

Segundo día. 10.00 h. La catedral

Empezamos nuestro segundo y último día en Valencia visitando la catedral, conocida popularmente como La Seu. El templo está dedicado a Santa María por deseo de rey Jaime I y se alza sobre los restos de la antigua mezquita. Sus tres puertas principales son de estilos diferentes (románico, gótico y barroco) y su campanario octogonal. El Miguelete es el emblema de la ciudad.

Se eleva a una altura de 50,85 metros, medida que coincide con la de su perímetro. El esfuerzo de subir los 207 peldaños que llevan hacia su punto culminante se ve sobradamente compensado por unas espléndidas vistas sobre la ciudad. De su interior no podemos perdernos las pinturas del Quattrocento, que llegaron de Roma gracias al papa valenciano Alejandro VI.

En la misma Plaza de la Virgen, destacan la Basílica de la Virgen de los Desamparados, y muy cerca, el Real Convento de Santo Domingo. Este convento fue construido por la orden de los dominicos en el siglo XIII, con la aprobación del rey Jaime I. En el casco histórico de Valencia, es posible encontrar otras iglesias de interés, entre las que destacan las de Santa Catalina, San Nicolás y San Martín.

12.00 h. La Lonja de la Seda

A cinco minutos de la catedral nos encontramos con otro lugar de visita obligada: la Lonja de la Seda, ubicada en la céntrica Plaza del Mercado. Levantada a finales del siglo XV, esta obra maestra del gótico civil valenciano es, desde 1996, patrimonio de la humanidad. En el interior del edificio, se hallan verdaderos tesoros, como el monumental Salón de las Columnas, el Torreón Central y la Sala de Juntas del Consulado del Mar.

Por su parte, en el pórtico de la entrada, llamado el Portal de los Pecados, encontramos varias figuras que representan los pecados originales del hombre. En la torre se ubica el calabozo en el que se encerraba a los ladrones de seda y a los mercaderes poco honrados hasta que las autoridades hacían su aparición. La entrada es gratuita y los sábados y los domingos cierran a las 13.30 h. Es una visita que merece la pena.

14.00 h. Comiendo en el centro

Son las dos y el estómago empieza a quejarse. Si queremos darnos un homenaje, lo mejor será ir al restaurante que acaba de inaugurar Quique Dacosta en la calle Correos, al lado de la plaza del Ayuntamiento y donde por 42 euros, este cocinero que cuenta con dos estrellas Michelin ofrece una abundante selección de sus mejores platos, bien merecen que nos rasquemos un poco la cartera. No nos arrepentiremos.

16.00 h. Aire musical

Salimos del centro para encarar el final de nuestra corta pero intensa estancia en Valencia. Cruzamos el río y caminamos por el Paseo de la Alameda hasta encontrar el Palau de la Música. Aunque haya cedido el protagonismo musical al Reina Sofía de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, este edificio sigue siendo uno de los más emblemáticos de la ciudad. Inaugurado en 1987, está situado junto al Jardín del Turia y su acústica ha sido unánimemente elogiada. De hecho, está considerado uno de los auditorios más importantes de Europa.

La transparencia es una de sus principales características. Una gran bóveda acristalada paralela al cauce del río Turia sirve de acceso principal, integrada a la perfección en el entorno ajardinado que la rodea, que fue diseñado por el arquitecto español Ricardo Bofill. La luz y la armonía exteriores se trasladan al interior a través del cristal, creando un ambiente cálido. Tras cruzar el enorme vestíbulo, se accede a las distintas salas de concierto. De noche, cuando se ilumina, es realmente precioso.

18.00 h. Despedida fallera

Irnos de Valencia sin haber olido las fallas en ningún momento hubiera sido un pecado. Así que proponemos pasar nuestro último rato en la ciudad visitando el Museo Fallero (situado justo enfrente del Palau de la Música, pero al otro lado del río), donde se exponen al público todos los ninots que han sido indultados durante las fallas. El museo acoge ninots desde 1934, así que resulta curioso ver la evolución tanto de los materiales utilizados (del cartón al poliéster), como del diseño de las figuras.

Además de esta exposición, también podemos ver diferentes carteles que han formado parte de la historia de las fallas, así como fotografías y demás elementos relacionados con este universo aparte. Será una despedida muy valenciana que merecerá la pena.

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