Alpe D´Huez ha vuelto a convertirse en el escenario deportivo más grande del mundo. No hay ningún otro deporte que sea capaz de meter un millón de personas en ningún sitio. Esta etapa ha sido una cascada de sonrisas, de lágrimas, con nombres propios. Froome ya sabe lo que es sufrir, quedarse con la mente en blanco en una ascensión. ¡Menos mal que tuvo a Porte a su lado cuando le necesitó!
El australiano vio lo que se le venía encima a su líder y bajó a por un gel de azúcar al coche, le esperó, –por poco le tira un aficionado–, le puso un ritmo cómodo a Froome, al que manejaron muy bien desde el coche, y le tranquilizó.
Constantemente se llevaba la mano al pecho el líder para saber lo que le decía Nicolás Portal, su director. Son situaciones en las que no debe de cundir el pánico. No solo superó su mal momento, sino que aumentó su ventaja con respecto a un Contador que padeció lo indecible. A Contador le mantiene el orgullo que tiene, porque físicamente, está mal, muy mal, y aún así aguanta delante, soportando el ataque de un Nairo Quinta que buscó el podio y lo consiguió.
Movistar apostó por él, endureció toda la parte de llano que había entre la primera bajada y la segunda subida, y Nairo está en lo más alto.
Sí lo de Froome fue algo pasajero lo veremos este viernes, con el Glandon y La Madeleine de salida. Un inicio de etapa que hará un daño terrible, en el que puede volver a pasar de todo. Le debe mucho Froome a Richie Porte, que trabaja, se queda, vuelve a enlazar, trabaja y vuelve a quedarse. Está todo el día haciendo la goma, pero está, que es de lo que se trata.
¿Puede ser Nairo Quintana segundo? De momento, ha roto todos los esquemas. Con 23 años, en su primer Tour, está sorprendiendo al mundo del ciclismo. Si Contador no recupera algo de frescura, puede perder hasta el podio. Al acecho de una plaza está Purito Rodríguez, que va a más, lo mismo que Quintana, mientras que Contador y Kreuziger van a pasarlo mal. Quedan dos días de alta montaña, de verdad, de los que harán mucho daño, con todo el Tour en las piernas. Puede pasar de todo. Que pierda Froome el amarillo resultaría algo inaudito, pero este Tour tiene muchas trampas.
