Este Tour de Francia promete batalla. Al menos eso se deduce de lo que se ha visto en la segunda etapa de la prueba, que no tenía apenas dureza. Fue una jornada corta, rápida. En el puerto que había a doce kilómetros de la llegada atacó Chris Froome. ¿Adónde iba el líder del Sky?
No se entiende muy bien ese ataque en un corredor que quiere ganar el Tour, en un puertecito, con una salida preparada por Porte, sin nada que ganar, con un pelotón que se movilizó muy rápido, con Cadel Evans a la cabeza, que siempre está muy atento. Froome se pegó un calentón que no necesitaba, salvo que quisiese demostrar lo que ya sabe todo el mundo, que está que se sale de forma, y que no podía quedarse quieto. Se quiso probar, dejó a todo el mundo, le cogieron, y tanto él como su equipo estuvieron siempre delante, con el desgaste que eso supone.
Querer ganar el Tour tiene estas cosas, que hay que desgastarse desde el primer momento para evitar riesgos, y sobre todo, no coger ninguna caída, pero sin excederse. El Tour se puede perder por cualquier pequeño percance. De todas formas, Sky ya ha rodado el anuncio que vamos a ver durante la mayor parte de la montaña de la carrera: Porte y Froome en cabeza, manejando la prueba, mandando, y los demás esperando sus movimientos.
Llevamos dos días de carrera y hay dos corredores de los que nadie sabe nada, Purito Rodríguez y Alejandro Valverde. Van escondidos, ni se les ve. En el caso de Purito ni se sabe dónde está. Contador focaliza más las cámaras de televisión, están más encima de él, sobre todo por la caída del primer día pero de Purito no se acuerda nadie, lo que le va a permitir ir cubriendo kilómetros y etapas que son muy peligrosas, en las que quienes aspiran a la general del Tour tienen más que perder, que ganar, mucho más tranquilo.
De momento, quien más se ha dejado ver es el Sky. Están repitiendo el Tour del año pasado, esta vez con Froome en vez de con Wiggins. Han comenzado a estirar la cuerda de sus corredores desde el primer momento.
