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Lieja, con Induráin en el recuerdo

Cancellara vuelve a ser favorito en el prólogo ocho años después de ganarlo en Bélgica

02.07.12 - 16:01 -
Lieja, con Induráin en el recuerdo
Cadel Evans, uno de los favoritos al triunfo final en el Tour de Francia. / Ap
El paso del tiempo puede causar estragos, pero si lo has visto discurrir frente a ti es que has vivido. Si te permite recordar, si fluyen los recuerdos, significa que en algún lugar del cerebro quedan neuronas de épocas que pertenecen a la historia, personal, o no.
El Tour se pondrá este sábado en marcha en Lieja, con un prólogo de 6,4 kilómetros con el mismo recorrido en el que ganó Fabián Cancellara en 2004. Ocho años después, vuelve a ser el gran favorito. Entonces marcó un tiempo de 6 minutos y 50 segundos, con Lance Armstrong a dos segundos e Iván Gutiérrez, tercero, a ocho segundos.
No podrá rebajar ese crono, puesto que el trazado es el mismo, pero con 300 metros más que entonces. Cancelara tampoco es el mismo corredor. Han pasado muchas cosas en su vida, casi todas buenas, entre ellas, que ha ganado cuatro mundiales contra el crono, dos París-Roubaix, una Vuelta a Flandes y una Milán-San Remo.
Este año no le han salido nada bien las cosas. Se rompió la clavícula en la Vuelta a Flandes. Junto a él hay una buena nómina de nombres que quieren brillar, como Bradley Wiggins, David Millar, Tony Martin, David Zabriskie, Janez Brajkovic, Luis León Sánchez, Levi Leipheimer o Michael Rogers.
Samuel Sánchez y Alejandro Valverde lo van a tener peor para estará cerca de los mejores en un recorrido que tiene una parte técnica y otra en la que se pueden mover desarrollos fuertes.
Otro corredor que intentará hacerlo bien es Philippe Gilbert, que está entre su afición. En 2004 los cálculos hablaban de 200.000 personas presenciando el estreno del Tour. En ese apartado, las cosas han cambiado. La presentación de equipos, el jueves, no reunió a mucha gente. Lieja es una de las paradas obligatorias del Tour: ha llegado o salido en diecisiete ocasiones la prueba de la ciudad y lo hará en muchas más ocasiones puesto que ASO, los organizadores del Tour, son quienes llevan adelante dos clásicas emblemáticas belgas, la Lieja-Bastogne-Lieja y la Flecha Valona.
De hecho, la etapa del domingo discurrirá, como no podría ser de otra forma, por parte de los recorridos de esas dos carreras. En Lieja también vivimos una de esas jornadas de ciclismo que nos permitió ver otra de las caras, de las muchas que tiene, este deporte.
El 8 de julio de 1995, Johan Bruyneel le ganaba a Miguel Induráin en la meta de Lieja, después de una escapada de más de cien kilómetros en la que el corredor belga de la ONCE no le dio ni un solo relevo al líder de Banesto.
Planes rotos
A Induráin le interesaba la fuga y tuvo que hacer todo el trabajo. Cuando llegaron a la meta, Bruyneel le esprintó y le ganó. Hizo lo que le mandó su director, Manuel Saiz. Les llovieron críticas muy aceradas.
El prólogo nos meterá de lleno en una prueba diferente a la de los últimos años, en la que siempre ha habido un favorito claro. Podríamos hablar de Eddy Merckx, Jacques Anquetil, Bernard Hinaul, Miguel Induráin, Lance Armstrong o Alberto Contador, que podría ser el sucesor de alguno de esos nombres, pero no estará en la carrera.
Estamos ante un Tour muy abierto, una prueba en la que nos podemos encontrar a un ciclista como Lucien Aimar, Walkowiak, Charly Gaul, Perico Delgado, Óscar Pereiro o Carlos Sastre: un hombre que aproveche su oportunidad.
Es un Tour que se presenta, en principio, muy abierto, si es que el presumible dominio que puedan ejercer Cadel Evans y Bradley Wiggins no se termina de plasmar en la carretera. Hay montaña, pero está mucho más recortada en que otras ediciones. Las contrarrelojs suman 101,5 kilómetros.
Los organizadores se han quedado sin Alberto Contador y Andy Schleck, en un juego entre contrarrelojistas y escaladores que ha quedado desbaratado antes de ponerse en marcha. Ver sufrir a Andy Schleck, sobre todo, en una contrarreloj de 50 kilómetros plana, tras pasar Wiggins por todos los puertos pirenáicos es uno de esos momentos que ya no podremos ver.
Si el Tour se corriese como hace cinco años, la escenografía resultaría apasionante. Han cambiado los tiempos y las apisonadoras contra el crono, Evans, Wiggins, Tony Martin o Cancellara, no tienen quién encienda la luz roja de su cuerpo en una subida. En lo que hemos comentado se sustenta la grandeza del Tour. Es un todo contra todos que solo la carretera conseguirá ir desbrozando. No es lo que los organizadores querían pero el desafío se mantiene. ¿Ganará de nuevo un australiano o el ciclismo inglés vivirá momentos de gloria a la espera de otros nombres que puedan surgir?
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