«Voy a dejarme la piel porque quiero para esta tierra lo mismo que para mis hijos»»

En medio de un calor asfixiante, el socialista Emiliano García-Page juró este sábado su cargo como el quinto presidente de Castilla-La Mancha ante un ejemplar de la Constitución en un multitudinario y emotivo acto celebrado en el palacio de Fuensalida. A casi cuarenta grados y en un patio abarrotado de personas, entre ellas el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez y el secretario de Organización de este partido, César Luena, el nuevo presidente de Castilla-La Mancha se comprometió a dejarse la piel por esta tierra en un discurso muy personal, que pronunció en tono moderado y conciliador y con muchos guiños a Podemos, partido que le ha permitido gobernar, dando voz a los que más sufren y hablando de desigualdades sociales.

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Hubo también mucho calor humano y sentidas emociones, reflejadas en el rostro de los colaboradores de García-Page y, sobre todo, en el del presidente de la Diputación, Álvaro Gutiérrez, que no pudo reprimir las lágrimas cuando el nuevo presidente regional recibió sus primeros aplausos en el patio en el que vivió un tiempo el emperador Carlos V.

Todos los expresidentes también participaron en este acto: Jesús Fuentes, José María Barreda, José Bono, con quien se crió políticamente, y también María Dolores de Cospedal, que finalmente también asistió al acto y aplaudió a su sucesoro. A los cuatro, Page les dijo que «sois eslabones importantes de una cadena y cada uno representáis una historia y un proyecto».

Abanicos, besos y abrazos

Fue una toma de posesión diferente, una jornada de abanicos, botellas de agua y colas para felicitar al nuevo presidente, que soportó estoicamente cientos de abrazos y besos. Y también con muchas novedades, que anuncian una nueva etapa. Antes de que García-Page se dirigiera a los cientos de invitados, varios ciudadanos tomaron la palabra para solicitarle más calidad de vida, como Alfredo Alonso (discapacitado), o más ayudas para los autónomos, como le pidió Jesús Patiño. Lucía Sánchez Durán, que ha tenido que irse de la región para buscarse un futuro, exigió al nuevo presidente que le diera motivos para que «no desconfiemos de los políticos». «No queremos irnos», afirmó Lucía, quien recordó que su generación era la «más preparada» y que mayor tasa de paro soporta y «la que ve el futuro más incierto que sus padres». También intervino Estefanía Fernández Moreno, con síndrome de Down, que dio las gracias «por dejarme hablar», lo que arrancó las sonrisas de lo presentes.

En su discurso, García-Page se comprometió a dejarse la piel por la región, «porque quiero para Castilla-La Mancha lo mismo que para mis hijos, creo que con eso está todo dicho». De sus hijos, Raquel y David, dijo que son «la luz de mi vida» y habló también de su mujer y su suegra, quienes le dan el mejor consejo: «no levantar los pies del suelo».

Se marcó como prioridad «achicar las desigualdades», trabajar por «la gente que más lo necesita», «sin discriminar a nadie», favorecer la cohesión social antes que la territorial y trabajar por un medio ambiente sostenible, con referencias al río Tajo, y a mejorar la educación y la cultura en la región. Y expresó su intención de que Castilla-La Mancha «tenga en su futuro la dignidad que ha tenido en su pasado». Para ello, se marcó tres retos que son «fundamentales» en una sociedad moderna, el primero dirigido a reducir las desigualdades; el segundo, a «trabajar por la sostenibilidad del entorno», y el tercero, a apostar por la cultura «en mayúsculas» y, con ello, por la formación y la educación.

Mensaje a Rajoy

Al ministro de Defensa le pidió que transmita al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, un mensaje conciliador porque «no escatimaré esfuerzos en la defensa de los intereses de la tierra, siempre desde el entendimiento y el acuerdo». También tuvo palabras para Pedro Sánchez, el líder nacional de su partido, que le sirve de «estímulo y ejemplo».

En su discurso, que apenas duró 20 minutos, habló de forma elogiosa de la Constitución y de su reforma que, a su juicio, debe abordarse con «serenidad» porque necesitaría un «consenso tan básico» como el que se dio en 1978. Sobre esta reforma, dijo que hay nuevos derechos que conquistar y espacios y derechos que blindar, sobre todo después de la crisis que ha traído «el achicamiento de las igualdades». Y, por eso, pidió a los castellano-manchegos que le ayuden a defender los intereses que son comunes y volvió a reiterar su intención de gobernar «sin discriminar» y de hacerlo con cercanía. En este punto, citó a su madre, presente en el acto, que de pequeño le pedía que nadie pudiera decir nunca «nada feo» de él ni reprocharle nada, y recordó que cuando tenía nueve años su padre le dijo que en la calle buscaban niños para repartir libros, unos libros que resultaron ser la Constitución de 1978 recién aprobada.

Emiliano García-Page comenzó su discurso tras tomar posesión como presidente de la Comunidad autónoma con un recuerdo hacia el pueblo griego, «hermanos en el corazón europeo», y expresó su deseo de que Grecia siga formando parte del euro. Al comienzo de su intervención, García-Page recordó que la ciudad de Toledo acumula muchos títulos, entre ellos el de estar hermanada con Heraklion, la ciudad natal del Greco. «Hoy permítanme que tenga presente a los hermanos griegos, hermanos en el corazón europeo, que nos debe unir espero que para siempre». Al finalizar el acto, el nuevo presidente autonómico dijo a los periodistas que «todos los países de Europa, incluida Alemania, tienen una historia en la que han sido ayudados». También opinó que el referéndum de hoy en Grecia está «excesivamente politizado», y finalizó deseando «de todo corazón» que Grecia siga dentro del euro «y que los ayudemos entre todos».

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, opinó que «desgraciadamente» el presidente de Grecia, Alexis Tsipras, no asume en primera persona sus decisiones, aunque aseguró que «los ciudadanos tienen todo el derecho a ser consultados». Sin embargo, consideró que «también los líderes políticos tienen la responsabilidad de asumir en primera persona sus decisiones». «Desgraciadamente, eso no lo estamos viendo en el caso de Tsipras», apostilló Sánchez.

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