Los embalses del Tajo pierden más de 14 hectómetros cúbicos en una semana

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Los ánimos siguen encendidos entre los vecinos de los pueblos ribereños del Tajo, que por segunda vez este verano, y desde que fundaran la plataforma ciudadano «No al trasvase Tajo-Segura», se manifestaron ayer en contra de lo que creen un «robo» del agua.

En Sacedón, por ejemplo, el líquido elemento «huele a pantano», según su alcalde, Francisco Pérez Torrecilla (PSOE). Lo dijo durante la protesta que comenzó a última hora de la tarde de ayer delante de su ayuntamiento y en la que medio millar de vecinos tomaron las calles. Después, en coche, se dirigieron por carretera al pequeño y turístico municipio de Alcocer, donde esperaba otro medio millar de personas. «Hay mucha más unión en la calle. Los ciudadanos más unidos y también los municipios ribereños, que tenemos que estar todos a una y con el mismo objetivo», arengó el alcalde.

Y no es para menos ya que, a pesar de contar con la llamada «catedral de La Alcarria», en Alcocer tienen que abastecerse con cisternas porque el pantano ya no da para más.

En la misma situación se encuentran otros pueblos de la zona, que llevan embalsando agua durante décadas que va luego a parar al fructífero Levante español, sin dar frutos a la empobrecida Guadalajara. Es el caso de dos pedanías de Huete, en Cuenca, y Chillarón del Rey, en Guadalajara.

La «línea roja»

Según publicó ayer la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), los embalses de Entrepeñas y Buendía bajaron en la última semana 14,4 hectómetros y almacenan 379,2 (el 15,3 por ciento de su capacidad). Por tanto, se encuentran 20 hectómetros cúbicos por debajo de la «línea roja» que marcó el Gobierno de María Dolores Cospedal de la lámina estable de 400 hectómetros cúbicos; una demanda largamente esperada por los vecinos pero insuficiente a los ojos de la plataforma «No al trasvase», que quiere elevarla sobre los 1.500 hectómetros cúbicos.

La Asociación de Pueblos Ribereños (formada por 22 municipios de todo signo político y de Guadalajara y Cuenca afectados por los embalses) fija en 1.000 hectómetros cúbicos el mínimo trasvasable, una cifra que permitirá el despegue sobre todo del turismo de la zona, que en los últimos años parecía haber florecido.

Sin embargo, el embalse de Entrepeñas ha bajado 2,9 hectómetros y se queda con 131,3, de los 835 que puede almacenar, mientras que el de Buendía ha bajado 11,5 hectómetros en los últimos siete días y se queda con 247,5 sobre una capacidad total de 1.639. Unas cifras muy por debajo de lo esperado y lo deseable para sus vecinos, que ven cómo cada vez es más difícil vivir todo el año a orillas de la cabecera del Tajo.

En cuanto al resto de los embalses de la provincia de Guadalajara, el de Almoguera no ha variado en los últimos siete días y almacena 6,1 hectómetros, a menos de un hectómetro de su capacidad total; mientras que el de Bolarque sube 0,8 hectómetros y se queda con 24,2 de los 31 que puede almacenar.

El resto ha descendido sus reservas. De esta manera, el de Alcorlo ha bajado más de 2 hectómetros y se queda con 59,6, de los 180 que puede albergar; el de Atance baja 0,3 hectómetros y se queda con 13,1 de los 35 que puede albergar; y el de Beleña desciende 1,2 hectómetros y se queda con 29,5 esta semana, de los 53 que puede albergar.

Asimismo, ha descendido más de 1 hectómetro el de Pálmaces y se queda con 14,3 de los 31 de su máximo total; el de La Tajera baja 0,3 hectómetros y registra 12 de los 59 de su máxima capacidad; y el de El Vado desciende más de un hectómetro y registra 12,2 de los 56 de su capacidad total.

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