ALFILERITOS

EL AEROPUERTO DE MÍNIMOS

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Diez mil euros a la una, diez mil euros a las dos, y... Vaya ganga que todo un aeropuerto, el de Ciudad Real, pueda adquirirse por tan irrisoria cantidad. Con lo cual queda demostrado que en este mundo existen oportunidades a la baja para comprar cualquier cosa, por muy fastuosa que sea, y por mucho que haya costado en millones de euros la infraestructura que se presenta a la venta.

Al parecer, un grupo de empresarios chinos, lo listos que son los chinos, está detrás de esta oferta paupérrima presentada en la subasta celebrada en el Juzgado de lo Mercantil número 4 de Ciudad Real, y que se transforma en la noticia económica que abre la boca de asombro a quien la conoce.

Y mucho más interesante si tenemos en cuenta que, en su momento, las instalaciones del ya más que afamado aeropuerto se llevaron por delante cerca de 700 millones de euros de lo que era Caja Castilla-La Mancha, primera entidad financiera de los territorios de Don Quijote; y también decenas de empleados de sus sucursales de ahorro se fueron al paro por este «negocio», que prometía parabienes y fortunas a cientos y quedó a la luna ciudadrealeña, que no ofrece más que oscuridad.

Todo un despilfarro que echó el cierre en 2012 y que desde entonces está a la espera de comprador. Hasta que el pasado jueves llegaron los inversores chinos, hay que ver qué listos son los chinos, y ofrecen esos diez mil euros, que se acercan más o menos al valor, mano de obra incluida, del cartel anunciador del aeropuerto. Un poco menos y ni se paga la pintura de este muestrario indicativo.

Según el abogado de los antiguos propietarios, la venta por esa cantidad es «un ridículo y un insulto», y la subasta significa un proceso concursal que pone en riesgo que los acreedores, que deben cobrar sus deudas, a raíz de la venta puedan hacerlo. Toma ya. Es lo que ocurre casi siempre cuando el precio de venta no se culmina y termina en una subasta que, como es el caso, puede ofrecer este valor negativo y sorprendente.

Desde luego, el aeropuerto de Ciudad Real nació con mal fario, y puede terminar significando un fiasco económico de «órdago a la grande» lanzado con «pares de chicas». Cosas del mus y sus faroles.

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