ALFILERITOS

LA MIEL Y LA HIEL

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Hace unos cuatro años la edificación que acogió al Banco de España en Toledo, magnífica por cierto, se quedó vacía para esperar tiempos mejores. De inmediato el Ayuntamiento de Toledo, respaldado por 4.500 vecinos del Casco Histórico con su correspondiente firma documental, solicitó a la Junta de Comunidades y al Gobierno de España que se dedicara el inmueble a un Centro de Salud dada la amplitud de sus instalaciones y lo limitado del que existe en la actualidad. Pero la iniciativa ciudadana no salió adelante y el que fuera Banco de España se transforma en oficinas para la Dirección General del Catastro.

Una superficie de 2.344 metros cuadrados construida, y otra útil de 1.920 metros cuadrados que se reparten en cinco plantas, y que pueden significar despachos majestuosos para el personal funcionarial catastral del tipo de una presidencia petrolera o una dirección general eléctrica.

Hay esperando una partida de más de cuatro millones de euros, de los Presupuestos Generales del Estado para 2015, dedicada a la rehabilitación del inmueble, mientras las ilusiones de los toledanos se desvanecen entristecidas por ese Centro de Salud que tanto significa para sus intereses sanitarios.

Conviene recordar que estamos en la antesala de elecciones autonómicas y generales, y si un servidor fuera una sombra «arriolana» aconsejaría a la autoridad correspondiente para que se acercara a esos votantes del Casco Histórico, con la confianza puesta en el Centro de Salud anelado, y posiblemente lo de convertir en realidad las esperanzas se transformaría en una cosecha de votos que no puede desperdiciarse según están los tiempos, donde habrá incordios muchos para intentar ganar en las urnas. Se puede si se quiere, y donde esté un lugar para atender enfermedades que se quiten todas las oficinas administrativas habidas y por haber.

Dicen que ya está adjudicada la dirección facultativa de las obras del Banco de España, pero también es verdad que todo proyecto puede alterarse en sus inicios para transformar unas instalaciones de su uso inicial a otras más necesarias e imprescindibles. Todo es proponérselo, pensar en la vecindad que necesita estos servicios, y más tarde recoger el agradecimiento de quienes fueron apoyados en su demanda. Lo dicho, al votante siempre se le gana con miel ya que la hiel causa enfados y rencores.

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