«Zoomdemia», una vía de escape que nos ha dejado «desnudos»

El auge de las videollamadas ha llegado para quedarse, pero nunca deberían sustituir a la presencialidad

El 97% de los españoles realizó alguna videollamada durante el estado de alarma Reuters
María Lozano

María Lozano

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El confinamiento revolucionó nuestra rutina, pero también dio un vuelco al mundo digital. La vida social quedó reducida a una pantalla animada y una voz a veces entrecortada que permitió que las personas pudieran verse y así no echarse tanto de menos. La «zoomdemia» o, dicho de otra manera, el auge de las videollamadas , descubrió un mundo nuevo a muchos que nunca se habrían planteado tener una reunión virtual y supuso una vía de escape.

Según un estudio de IPSOS encargado por Samsung sobre las videollamadas en España, el 97% de los españoles realizó alguna durante el estado de alarma . De hecho, dos de cada tres afirmó haber utilizado con mayor frecuencia el formato de videollamada. La tendencia no entiende de edad, ya que entre las personas de 55 y 65 años, un 63% indicó que aumentó el uso de las videollamadas y el 81% afirmó que seguirá realizándolas cuando pase la crisis sanitaria.

De entre todas las plataformas que existían para hacer una videollamada, Zoom fue la que más se benefició . En diciembre de 2019 tenía una media de apenas 10 millones de usuarios diarios activos y en abril de 2020 esta cifra se disparó hasta los 300 millones de usuarios en todo el mundo.

Ahora, tras meses con un uso continuado de las videollamadas tanto para el ámbito profesional como para el personal, se ha descubierto que tienen un efecto negativo: producen más estrés que una reunión presencial y además se pierde cierta privacidad.

Pérdida del «feedback»

«La presencialidad hace que puedas tener ese “feedback” en cuanto a la reacción que estás teniendo en ese momento. Es cierto que con una videollamada falta ese entendimiento. Muchas veces nos quedamos con dudas, no escuchamos bien, la información se corta por temas de conexión y no llega todo el mensaje como debiera. Hay veces que genera ese estrés porque no llegas a entender bien o no sabes si has entendido bien lo que te han querido transmitir. Incluso tú mismo te puedes generar ese estrés porque no sabes si lo que estás diciendo se ha entendido como tú quieres », explica a ABC Amaya Prado, vocal de la junta de gobierno del Colegio de Psicólogos de Madrid. Además, durante una videollamada, para entender todo el mensaje la atención se redoblaba y tendemos a «hiperfocalizar», lo que potencia esa sensación de estrés y cansancio, según la experta.

Otra de las consecuencias de las videollamadas es la pérdida de intimidad. Muchas personas tuvieron que participar en reuniones de trabajo o asistir a clase desde su propia habitación al no disponer de un despacho o zona de estudio. Prado señala que «desde el punto de vista psicológico, ya sea en una videollamada por trabajo o con alguien con quien no tienes tanta confianza, se produce una invasión de tu espacio más íntimo . Nos ha dejado muchas veces desnudos, expuestos. No obstante, esta falta de intimidad ser bueno en ciertas excepciones que detalla la especialista: «A los terapeutas nos viene muy bien conocer ese contexto familiar, de la infancia, de la adolescencia, pero no dejábamos de invadir el territorio de otra persona».

Por último, entre las desventajas del auge de las videollamadas se encuentra la falta de sueño. Prado explica que en el sueño de los niños se ha detectado que «la exposición a las pantallas cambia la función de los conos y de los bastones en nuestra visión y manda mensajes de alerta al cerebro, de que es un momento de estar despierto y eso hace que tengas dificultades en el sueño ». A esto hay que sumar que al «prestar mucha atención y esforzarte más en las videollamadas, estarás más cansado e influirá en el sueño reparador».

Una ventana al exterior

Aun así, las ventajas que han traído las videollamadas pesan más que los inconvenientes. Según las conclusiones del «I Estudio sobre Tecnología y Emociones» elaborado por WIKO, entre los motivos más frecuentes por los que los encuestados habían tenido citas online era estar en contacto familia o amigos (40,55%, celebrar un cumpleaños (32,91%) y para celebrar la superación de una enfermedad (4,21%). Una muestra de ello es que durante el pico de la pandemia, en muchos hospitales españoles, los sanitarios pusieron en marcha programas para poder conectar a los pacientes recién salidos de la UCI con sus familiares .

La hiperconectividad «ha permitido que hayamos podido hablar con las personas que han estado malitas, con las que estaban cerca pero también lejos porque no nos podíamos juntar, en la educación por ejemplo ha tenido un papel fundamental. Ha sido una ventana al exterior de los muros de casa», afirma la psicóloga. En general, su uso ha sido «positivo» porque ha ayudado a que muchas personas no se sintieran solas, pero «nunca deberían ser mucho más frecuentes que una conversación presencial. Aporta mucho más», concluye Prado.

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