El Papa delega en los obispos algunas funciones reservadas a la Santa Sede

Francisco está impulsando con medidas concretas la descentralización del gobierno de la Iglesia

El Papa Francisco el pasado domingo durante el Angeluz Efe

Javier Martínez-Brocal

Por segundo día consecutivo, el Vaticano ha dado a conocer nuevas medidas del Papa que modifican la estructura de gobierno de la Iglesia . En este caso, el pontífice ha decidido ceder a las conferencias episcopales y a los obispos algunas funciones que estaban reservadas a la Santa Sede.

Se trata de cambios simbólicos que afectan a cuestiones la apertura de seminarios interdiocesanos, al plan de formación de los futuros sacerdotes, a la salida de una orden religiosa o a la edición de catecismos nacionales o regionales.

La fórmula que ha utilizado el Papa ha sido sustituir en varios artículos del Código de Derecho Canónico la obligación de obtener la «aprobación de la Santa Sede», por la d e obtener la «confirmación de la Santa Sede» .

«La descentralización favorece la comunión»

El Papa, que aprobó estas medidas el viernes pasado junto a la reforma de la estructura de la Congregación para la Doctrina de la Fe, explica que esta «sana descentralización favorece la comunión y refuerza la proximidad, sin poner en peligro la dimensión jerárquica» de la Iglesia.

Efectivamente, recuerda que hasta ahora la Santa Sede tenía estas competencias para « garantizar la unidad de la disciplina de la Iglesia universal». El Papa seguirá velando por esa unidad pues, aunque haya renunciado a someter esas medidas a un proceso de aprobación, como obispo de Roma se reserva el derecho de «confirmarlas».

Francisco explica que quiere «favorecer una eficacia más rápida de la acción pastoral por parte de la autoridad local, facilitada también por su propia proximidad a las personas y situaciones que la requieren».

Fomentar la colegialidad y responsabilidad

Dice que con el cambio fomenta «el sentido de colegialidad y responsabilidad pastoral de los obispos y también impulsa los principios de racionalidad, eficacia y eficiencia». Según el Papa, «estos cambios normativos reflejan la universalidad compartida y plural de la Iglesia, que abarca las diferencias sin homologarlas».

Con la norma de hoy, el Papa ha cedido competencias en diez casos concretos. Por ejemplo, cuando las conferencias episcopales decidan abrir un seminario interdiocesano , necesitarán solo una «confirmación» del Vaticano y no una «aprobación». Lo mismo ocurre cuando tracen el programa de estudios de sus seminaristas, o cuando decidan publicar un catecismo para el proprio territorio.

Los otros casos se refieren a la dispensa de la vida religiosa para quienes quieran abandonar un monasterio ; la posibilidad de que un sacerdote quede incardinado en una asociación sacerdotal diocesana y no en la propia diócesis; o cambiar los compromisos de legados vinculados a la celebración de misas.

No es el primer gesto del Papa en esta dirección. En 2017 reconoció mayor autonomía a la conferencias episcopales en la traducción de textos litúrgicos. Es además un principio que ya incluyó en su documento programático, la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, de noviembre de 2013, en la que apuntaba que «hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida».

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