En Italia es inimaginable aún la apertura de actividades, cero posibilidad de que el coronavirus desaparezca en verano

Ya hay dificultades para respetar el confinamiento: 15.000 multas en 48 horas

Un mercado de comida este sábado en Nápoles (Italia) EFE

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«Hay cero posibilidad de que el coronavirus desaparezca en el verano ; esto es un fenómeno histórico; estamos frente a una emergencia sanitaria, pero no en un túnel sin final, saldremos pero todos seremos diversos», ha manifestado en Instagran la célebre viróloga italiana Ilaria Capua, directora del One Health Center de la Universidad de Florida. Se impone, pues, la paciencia y acostumbrarse a nuevas prácticas cotidianas. Es algo que cuesta a muchos italianos.

A pesar de la prohibición de salir de casa, mucha gente no renuncia al paseo y se echa a la calle sin una probada justificación. En 48 horas la policía ha impuesto 15.000 multas en muchas ciudades. Solo el jueves, las fuerzas del orden controlaron 246.829 personas y 97.698 actividades comerciales. Ese día sancionaron a 258 comerciantes y cerraron 53 comercios.

Algunas calles de Nápoles y Palermo al sur de Italia, o Génova y Florencia al norte, se parecen a las de Suecia, donde no se aplican las medidas de distanciamiento social. Mientras, sigue viva la polémica sobre la relajación de las restricciones, para dar paso a la fase dos. Desde hace una semana por lo menos se alzan cada vez más voces, sobre todo en el mundo empresarial, que se pronuncian a favor de la reanudación de las actividades productivas. Confindustria, la patronal italiana, ha hecho notar que cada mes de paralización se come casi un punto del Producto Interior Bruto (PIB), con pérdidas de casi 100.000 millones de euros para las empresas. Grandes y pequeños productores advierten que con dos meses sin facturar –marzo y abril- pueden verse obligados a cerrar definitivamente.

Inimaginable hablar de reapertura

El director de Protección Civil, Angelo Borrelli, había considerado este viernes «plausible» que el 16 de mayo se iniciara la «fase dos» , aquella en la que tendremos que convivir con el coronavirus. Pero Borrelli fue obligado a hacer un desmentido, porque el gobierno prefiere ir paso a paso, según se vayan conociendo los datos de la evolución de la epidemia.

Adelantar que la apertura solo se iniciará a partir del 16 de mayo parece un tiempo infinito que puede llevar a muchos al desánimo. De ahí la política del gobierno de Giuseppe Conte de ir administrando paulatinamente los tiempos, que siempre estarán condicionados por el coronavirus. Lo que sí parece claro es que, como dijo el propio Borrelli, los italianos deberán pasar todavía muchas semanas en sus casas y olvidarse incluso de estar en la calle el 1º de mayo.

Hoy, el conocido profesor Massimo Galli, responsable del departamento de enfermedades infecciosas del hospital Sacco de Milán, ha manifestado que es «inimaginable hablar ahora de reapertura para pasar a la fase dos». Su frase no puede ser más expresiva: «Es justo programar, pero es diabólico anticipar». «Si ahora se relaja la presión –añade- corremos el riesgo de estar encerrados en casa durante el verano». Advierte también el profesor Galli de los enormes riesgos de la epidemia: «En realidad, por cada persona positiva hay al menos otras 7-10. Por esto es necesario ser rigurosos. Si salimos de casa, creyendo que se puede hacer, pueden aparecer nuevos focos de la epidemia difíciles de controlar y podrían crear problemas enormes».

La mascarilla en casa

En cualquier caso, conviene mentalizarse en que, incluso cuando comience la apertura, será muy escalonada y ya desde ahora tendríamos que ir adaptándonos a las medidas de seguridad. «Será mejor usar mascarilla y guantes también en casa. Y, sobre todo, limitar a los indispensable el utilizo de las ambientes caseros compartidos. Me hago cargo del sacrificio, pero los resultados de nuestro estudio sobre la posibilidad de ser infectados demuestran claramente la eficacia de la restricción », afirma al Corriere el prestigioso profesor Andrea Crisanti, director del laboratorio de microbiología y virología de la Universidad de Padua, el virólogo que con gran éxito ha impuesto sus métodos en la región de Véneto.

Lento proceso de apertura

El camino hacia la normalidad será largo y lento, cambiando seguramente para siempre algunas de nuestras costumbres. Difícil imaginar de poder saludarse con besos y abrazos como si el peligro hubiera pasado.

La reapertura las comenzarán pequeñas y medianas empresas . El gobierno decretó que el cierre de las actividades productivas no esenciales se mantendrían hasta el 13 de abril. No es descartable que inmediatamente después se permita abrir las pequeñas y medianas empresas, las que sirven de apoyo a los sectores alimentarios y farmacéuticos, incluyendo las mecánicas y de manutención. Pero con muy rigurosas medidas: El personal deberá hacer teletrabajo y muy pocos empleados deberán acudir alas oficinas, donde se deberá respetar la distancia de seguridad entre las personas.

Los transportes públicos funcionarán con menos vehículos y a bordo habrá más controles para que se mantenga la distancia de seguridad interpersonal. Lo mismo sucederá con los trenes. Bares y restaurantes deberán esperar para abrir y deberán adaptar su estructura para que se respete la distancia de al menos un metro entre los gestores y entre los clientes. Igualmente en Cines, teatros y estadios habrá que esperar bastantes semanas hasta su apertura.

La clave que marcará nuestra vida

La clave que marcara nuestra vida en las próximas semanas y meses, así como la normalización de las actividades, será el índice RO. En una epidemia, el parámetro fundamental, del que todo depende, es el símbolo R0 («ere cero»): se refiere al número de personas que, de media, cada infectado contagia antes de convertirse en inofensivo ( bien porque está en aislamiento, hospitalizado o ha muerto).

El valor R0 es fundamental, porque si es grande, el contagio se alarga más rápidamente. Si R0 es 2, y si el tiempo medio en el que se permanece contagiados es una semana, y hay 1.000 infectados, entonces después de una semana los infectados será 3.000 (los 1.000 del inicio más 2.000 nuevos contagiados). Si R0 es 5, después de una semana los infectados será 6.000 (los 1.000 de partida más 5.000 nuevos contagiados). A este punto, el ciclo vuelve a partir, con más o menos retraso, dependiendo de cuánto tiempo un nuevo infectado emplea en convertirse a sí mismo en contagioso. Pero no es necesario mucho esfuerzo para comprender que una vez que la base de partida se ha alargado notablemente, bastan poquísimas semanas para generar un número de infectados muy grande, del orden de cientos de miles de personas, si no más.

Actualmente, el índice R0 oscila entre 1,1 y 1: Una persona contagia a otra. Para la reapertura de los comercios, bares y restaurantes se tendrá que llegar de una forma estable al 0,5 . Y para lugares en que se reúnen grupos o masas, como discotecas, salas de convenios o estadios, el índice R0 deberá ser justamente cero. Para esto habrá que esperar en la fase tres.

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