Habla la familia de la denunciante

Caso Arandina: «Mi sobrina lleva dos años encerrada. Hemos perdido una batalla, no la guerra»

El tío materno de la joven analiza el varapalo judicial del pasado jueves con la intención de no rendirse

Coronavirus España, últimas noticias del COVID-19 en directo

Cientos de personas en una concentración de apoyo a la víctima del conocido como caso Arandina EFE
Érika Montañés

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Mi sobrina lleva dos años en confinamiento por otros “virus”. Llevaba todo este tiempo yendo de casa a clase y de clase a casa. El efecto distanciamiento social o encierro no lo está notando, porque lleva mucho tiempo igual». Fernando opina sobre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCL) sobre el caso que ha atrapado a su sobrina de por vida. Durante tres días habla en diferentes momentos con ABC y unas veces se muestra más pesimista que otras. La confianza en la Justicia atraviesa siempre la conversación. Hace unos días recibieron la comunicación, en plena pandemia del coronavirus y cuando no lo esperaban, de que el Tribunal cambiaba el sentido del fallo que había dictado hace menos de tres meses la primera instancia judicial, la Audiencia de Burgos, sobre los tres exfutbolistas del club de Aranda de Duero acusados de agredir a su sobrina de 15 años.

La familia sufre los vaivenes de decisiones entre las que media un mundo. Primero, 38 años de cárcel, ahora se dictamina la libertad para uno de ellos y 3-4 años de prisión por abuso para los otros dos. Eso desencaja a cualquiera. Fernando es el hermano menor de la madre de la joven. Se erige para este diario en portavoz familiar y mide el último varapalo en compases de futuro: «Yo se lo digo a mi hermana y a todos mis parientes: hemos perdido una batalla, pero no la guerra ».

La familia de la joven que hoy tiene 17 años denunció a tres jóvenes futbolistas del club principal de Aranda de Duero: Víctor Rodríguez, «Viti», Carlos Cuadrado, «Lucho» y Raúl Calvo. Desde entonces, ha pasado por todas las situaciones posibles, según describe este hombre, ahora muy indignado. Primero, por la repercusión social del caso. Puede que la prestancia que se le da a los jugadores de fútbol tuviese algo que ver, ya que, después de este caso, en el mismo municipio de 35.000 habitantes se produjeron otros hechos delictivos, incluida alguna agresión sexual , y no han aparecido en los medios. «Con tres trabajadores de una empresa o cualquier chaval de hoy, no hubiese tenido tanta trascendencia», sostiene Fernando.

La denuncia tuvo tanto eco en las redes sociales muchos de quienes intercambiaron audios de la joven tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados

Los jugadores no tenían hordas de seguidoras en las redes; al menos no hasta la eclosión del caso. La denuncia de una joven los colocó, a juicio del entorno de ellos, en el disparadero tras aquel 24 de noviembre de 2017 que tiene grabado a fuego Fernando, y entonces se hicieron «extrañamente» populares. Algunos vecinos del pueblo corroboran que «no hablamos de Sergio Ramos o Cristiano Ronaldo». Ganaron apoyos ciudadanos, pero fueron expulsados del club. En la calle, la división de opiniones también escindió a Aranda. La denuncia tuvo tanto eco en las redes sociales que muchos de quienes intercambiaron audios de la joven tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados y pagar por esa reacción. «Hubo mucha gente que apoyó más a los violadores que a la víctima , lo que da idea de los valores que inculcamos a la sociedad, que apoya una sentencia patriarcal», se queja el tío materno. Y enfatiza: «Queremos jóvenes que no piensen que pueden faltar el respeto a una mujer y tratarla como un objeto. No vivimos una época en la que se pueda hacer daño a una mujer sin dañar a la sociedad».

Primera pena: 38 años

El respaldo social mudó el pasado diciembre, después del juicio celebrado en el tribunal burgalés. Víctor, Raúl y Carlos recibieron un severo varapalo: castigo de 38 años de prisión. «La Justicia tiene que ser justa -dice Fernando-. Es verdad que hay un abismo entre esos 38 años y la absolución o el abuso que dictó la semana pasada el Tribunal Superior, pero entonces la Audiencia Provincial ya dijo que se iba a por todas ». De hecho, en ese juicio, recuerda el tío de la denunciante, las acusaciones pedían 44 y 42 años, la Fiscalía 40. «Si no se corta eso, un violador puede campar por sus anchas», postula.

En el transcurso de tres meses, esa pena ejemplar ha trocado en «mano blanda», en opinión de la familia materna. Mientras hay una niña de 17 años, abunda Fernando desg arrado, «encerrada en su habitación, que apenas sale, viendo que las personas de su edad llevan una vida absolutamente normal». Es la mayor de tres hermanas y todos en casa saben por lo que ha pasado. No se ha ocultado. A Fernando le enamora todo de su sobrina: «su alegría y fortaleza, a pesar del daño que le han hecho. Su familia y mucha gente a su alrededor la quieren. No está sola ». Pero el tío materno teme que los reveses judiciales descoloquen la mente de una persona que no ha llegado al desarrollo madurativo propio de la edad adulta y desencadene en pensamientos atormentados.

Para menores y mayores de edad es difícil de entender, corroba Fernando, que tres personas que cometieron un delito en el corto espacio de tiempo que estuvieron en Aranda hayan pasado de ser héroes a villanos y al revés . Son bandazos jurídicos que ocasionan trastornos en las familias. La madre de la joven «está hecha polvo», dice su hermano. «Es muy duro ver que tu hija lo está pasando de este modo. Mi sobrina recibe ayuda terapéutica desde hace dos años, está yendo al psiquiatra. Es inhumano encontrarte comentarios cuando sales a la calle, pero yo le digo que de la gente no se vive: que hablen, que inventen.... Lo que importa al final es la justicia. En la vida hay que ser fuerte. Lo que se ha juzgado no son hechos finales; confiamos en que la injusticia que ahora se ha cometido en el TSJCL no se vea refrendada en el Supremo».

El coronavirus mantiene paralizado al país, mientras la familia de la joven de Aranda de Duero prepara el recurso ante el Alto Tribunal. La doctrina de La Manada mantiene abiertas las expectativas de Fernando, aunque no mezcla los casos. Clama por la misma contundencia de los togados.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación