Agua escasa

En tiempos de escasez de agua, como los que vivimos en gran parte de España, choca que se califique como «mal tiempo» el que nos trae la lluvia. Desde luego hay zonas del mundo cuya situación es mucho peor. Con cuatro millones de habitantes, la sudafricana Ciudad del Cabo afronta la emergencia que supone el agotamiento de sus escasas reservas de agua, pues no puede garantizar el abastecimiento más allá del 12 de abril. Se impone alguna forma de priorizar el más que limitado suministro mientras que se calcula que los ciudadanos habrán de recoger agua en al menos 200 puntos diferentes. Cuatro mil millones de personas en el mundo tienen que soportar la escasez de agua durante al menos un mes, mientras que quinientos millones viven de forma permanente en esa situación.

Como ocurre con tantos otros problemas tenemos que invocar a la Ciencia y la Tecnología como instrumentos adecuados para resolver o atenuar esta notable carencia. Todo ello siempre que se sepa poner el avance científico-técnico al servicio de la humanidad. La polución, la sequía y las tormentas deben atajarse, a través del conocimiento como forma de plantear soluciones.

Sigue siendo necesario avanzar en la tecnología de desalación de agua del mar, para optimizar el proceso y reducir su coste energético. La química verde puede contribuir a reducir la contaminación, mientras que la gestión del territorio y las actividades de reforestación pueden contribuir a paliar los cambios en el clima. Actuaciones medio ambientales son necesarias también para restaurar y proteger las masas de agua dulce, en muchos casos muy deterioradas.

Dos aspectos fundamentales cabe mencionar en este contexto. Primero, la mejora vegetal debe proseguir para lograr plantas más resistentes a la sequía y con mayor productividad. La edición genética tan en boga en estos momentos será un factor fundamental. Segundo, la salud pública tendrá que abordar nuevos retos que solamente se podrán manejar desde aproximaciones multidisciplinares.