Reportaje
Tráfico de armas en Sevilla: crece la demanda en el mercado negro por la lucha entre narcos
Una investigación de la Guardia Civil saca a la luz el próspero negocio de un grupo de rumanos que opera en la provincia
La Guardia Civil ha puesto el foco de nuevo en las peligrosas alianzas que se crean entre grupos organizados de Sevilla que se dedican al robo de armas y los narcotraficantes . Es una relación ya conocida, pero ahora hay circunstancias novedosas que preocupan a las autoridades. Los traficantes se están armando a marchas forzadas ante el aumento de los robos de alijos (los conocidos vuelcos), los asaltos a las plantaciones de marihuana que están proliferando por el sur del país y los consiguientes ajustes de cuentas .
Una operación, que nació el pasado mes de junio a partir del asalto a una finca de campo de Almadén de la Plata , ha confirmado cómo se están robando armas de fuego, sobre todo a cazadores , para que acaben en las peores manos posibles. Es una parte del tráfico ilegal de armas de fuego que opera a nivel provincial. La investigación policial concluyó recientemente con 22 detenidos, ocho de los cuales duermen en estos momentos en prisión provisional .
El pasado 20 de noviembre varias localidades de la comarca de la Vega se despertaban de la siesta con un importante despliegue policial que tomaba sus calles. Sobre las cuarto de la tarde, unos 200 agentes de distintas unidades del Instituto Armado cerraban varios puntos clave de Burguillos , Cantillana o Brenes . Al operativo se sumaba incluso un helicóptero que vigilaba desde el aire el desarrollo de la operación con el objetivo de dificultar la escapada de los sospechosos. La hora elegida, muy inusual para la ejecución de una redada , cogió por sorpresa a los detenidos, que no pudieran deshacerse de pruebas comprometedoras.
En el epicentro de las investigaciones, la calle Serrezuela de Burguillos, donde un conocido clan local de traficantes de drogas controla hasta siete viviendas cuyos propietarios son entidades bancarias. El clan del Peto , apodo por el que se conoce al cabecilla Antonio G. S. , ha ido ocupando y blindando las casas y en ellas los integrantes de la organización almacenan, preparan y venden la droga que suministran a otros traficantes. Nada pasa en esa calle sin que El Peto y su gente se entere. Un sistema de cámaras vigila no sólo las entradas de las viviendas sino toda la vía como descubrieron los agentes durante las semanas previas a la redada.
«Ellos están situados en un escalón intermedio. Sus clientes son también traficantes. Podían cerrar al día ventas por valor de 3.000 ó 4.000 euros», señala el sargento responsable de una investigación ejecutada por el equipo Roca de La Rinconada . En una de las casas, los agentes encontraron hasta 70.000 euros en metálico y en otra, más de medio kilo de heroína de gran pureza que estaba guardado en sacos de pienso.
Los investigadores vinculan a los detenidos con una docena de asaltos en fincas y casas de campo de la Comarca de la Vega y la Sierra Norte
La Guardia Civil llegó al Peto no por sus vínculos con el narcotráfico sino porque hacía tratos, según se desprende de las diligencias que instruye el juzgado de Cazalla , con un vecino de Cantillana, apodado el Mortadela , que ha sido objetivo del Instituto Armado en anteriores ocasiones por sus coqueteos con las armas robadas o que han sido manipuladas en talleres clandestinos.
Su nombre saltó al poco de arrancar esta operación que ha rastreado el circuito ilegal de las armas que se mueven en la provincia. En junio, unos ladrones asaltaban una finca en Almadén de la que se llevaron dos rifles de caza mayor. Las investigaciones iniciales llevaron a los agentes a un grupo de rumanos. Uno de sus miembros fue detenido un mes después del robo tratando de vender un arma a un vecino en Lora del Río . Vendedor y comprador fueron sorprendidos mientras probaban la mercancía al aire libre.
Con el avance de las pesquisas, los investigadores pudieron identificar a algunos de los clientes habituales de estos ladrones de armas afincados en Brenes. Entre ellos estaba el conocido Mortadela, que a su vez, le facilitaba armas a narcotraficantes como el Peto. Los agentes conseguían dibujar el circuito completo por el que viaja un arma robada y sin necesidad de que salga ésta de la provincia. «Cuando registramos uno de los puntos de ventas de droga de Antonio G. S., vimos que había una escopeta cargada y lista para disparar en la entrada. La tenían allí para defenderse por si les entraban a robar», explica a ABC el jefe de la investigación.
Rifle, la pieza más deseada
La Guardia Civil llegó a intervenir doce armas largas , un revólver y tres pistolas de fogueo. A través del seguimiento a los rumanos, los agentes descubrieron que a estos ladrones no sólo acuden otros delincuentes, sino también furtivos y personas no vinculadas al crimen que desean ampliar su armero al margen de las normas. Tenían una agenda de clientes que acudían a ellos regularmente preguntando por «algún producto». Lo más demandado son los rifles de caza mayor, que pueden alcanzar en el mercado negro los 5.000 euros en función del modelo.
A todas las armas robadas les borran su número de serie, pero además muchas son manipuladas para aumentar su peligrosidad, convirtiéndolas en más atractivas para determinado perfil de comprador .
La Guarda Civil vincula a este grupo de rumanos con los robos en una docena de casas de campo y chalés en las comarcas de la Vega y la Sierra Norte ocurridos en los últimos meses. «Estas zonas tienen una larga tradición en el deporte de la caza mayor. Los ladrones saben que hay muchos cazadores que guardan sus armas en segundas residencias que están ubicadas en casas de campo alejadas de los núcleos urbanos », señala el sargento. Los agentes recabaron indicios de que los ladrones podrían contar con información previa que les facilitaba la ejecución de los asaltos. Por eso, hacen un llamamiento para que los propietarios de armas extremen las medidas de vigilancia sobre sus armeros .
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