La singular historia del marqués ladrón: don Miguel de Villegas

Miguel quedó como Marqués de Casa Vaquera con tan solo un año de edad, además de ser el único heredero de toda la fortuna

La singular historia del marqués ladrón: don Miguel de Villegas ABC

Jose Manuel García Bautista

Ubiquémonos en Sevilla. Los padres de Miguel fueron doña Guadalupe de Pontevedra y don Miguel de Villegas (Marqués de Casa Vaquera). Se cree que Miguel nace e n 1817 , pero no se sabe con certeza, en esos tiempos no existía el Registro Civil y solo las parroquias daban Fe de los matrimonios, de los bautizos y las defunciones.

Como la mayoría de las mansiones aristocráticas tenían capilla, era allí, donde se consignaban los nacimientos, y se dejaba constancia en los llamados Libros de Familia, que tenían todas las castas nobles. Pero el libro del Marquesado de Casa Vaquera , se destruyó. Pues aquí es donde comienza nuestra historia.

La madre de Miguel falleció en el parto y un año después expiró el padre. Así pues, Miguel quedó como Marqués de Casa Vaquera con tan solo un año de edad, además de ser el único heredero de toda la fortuna. Pero su tutor, un noble sin escrúpulos , se lo llevó a vivir con él y le quitaba todo el dinero.

Miguel recibió una buena educación particular , pero se mezclaba con personajes de la peor condición, amigos de su tutor. Dice la crónica, que en su juventud, se mezcló con orgías y derroches. Tenía un grupo de amigotes que vivían a su costa y que lo llamaban «Señor Marqués».

Las juergas y las mujeres , eran su pasatiempo preferido, y se pasaba el día rodeado de gitanas, bailaores y guitarristas. Verdaderamente una vida extraordinaria. A Miguel de Villegas y Pontevedra, se le conoció como Miguelito «Capa Rota », el apodo le fue puesto por el siguiente suceso: Un día, Miguel siguió a una gitana llamada Aurora, que le había gustado. Al aproximarse a la casa de la mujer, observó que ella, una vez entró en a su casa, se había asomado a una ventana. Él se acercó y se puso a charlar con ella. A los pocos minutos llegó a su hogar el padre de la gitana y éste venía bien cargado de vino. Le llamaban el Tío Canarios.

El padre, cuando vio a Miguel hablando con su hija por la ventana, se volvió loco. Era un señor borracho y celoso. Se lanzó navaja en mano contra Miguel de Villegas, que recibió solo un corte enorme en su capa y después de ello Miguel salió corriendo. Miguel, que era muy supersticioso, conservó la capa rota como si fuese un amuleto y no se la quitó nunca más.

Pasado algún tiempo, el Marqués comprobó que se había gastado toda su fortuna. Y como era amigo de algunos vagos y ladrones, se le ocurrió la idea de empezar a robar. Pero lo hizo en secreto y trató de que nadie sospechara de él.

Por el lugar que ocupaba en la jerarquía sevillana , conocía y frecuentaba perfectamente las casas de las personas de abolengo. Primero trabajó como entregador, les daba datos a otros ladrones para que fueran a robar, pero después robo él directamente. Deja más estar robando uno, que mandar a robar a otros, que después no te dan nada, ¿no?

Uno de sus robos más famosos fue al alcalde mayor de Sevilla, Mariano Rivadagua.

Miguelito Capa Rota, tenía una amiga llamada Esperanza, a la que pidió que se le insinuara al alcalde. La dama provocó al funcionario sin llegar a otorgarle sus favores. Éstas negativas encendieron más al alcalde , hasta que al final una noche, siguiendo las instrucciones de Capa Rota, la mujer le dijo a su pretendiente que lo aceptaba.

El alcalde llevó a la dama a su casa, a su habitación, y mientras la dama y el alcalde mantenían sus debates amorosos, Miguel Capa Rota, entró a la casa y robo todo el dinero.

Nadie en Sevilla podía suponer que Miguel de Villegas y Pontevedra era el ladrón. A este robo siguieron cuatro más. La aristocracia sevillana recibía a Miguel con agrado , eran personas eruditas y muy ricas y él se comportaba con exquisita corrección, e incluso intervenía en charlas y discusiones de actualidad, pero era un ladrón.

En un determinado momento, y ya habiendo desvalijado la mayoría de las casas ricas de Sevilla, Miguel decidió salir de la ciudad para robar en otros sitios. Seleccionó entonces a varios hombres con los que formó una banda. Estos fueron; Juan «el Bizco», el Bermejillo, Zapato Viejo, Espárrago, el Troncho y el Señorito. ¡Extraordinarios motes! Salieron, pasaron por un lugar llamado el Madroño, se internaron en el monte y de allí surgieron una serie de robos que sembraron el miedo en toda la comarca, y nunca los cogían.

Pero se cansó de aquellas andanzas de bandolero y Don Miguel volvió a Sevilla. Se enamoró de una mujer llamada Rosario, que era hija del alcalde de Guillena . Le pidió matrimonio, ella acepto y hubo fiesta. Pasadas las dulzuras de los primeros días, Miguel de Villegas, volvió a reunirse con unas de sus amigas gitanas y con algunos hombres de su banda y armaron unas orgías deslumbrantes.

Mientras tanto, la Administración de Justicia iba cotejando datos, examinando coincidencias y recibiendo chivatazos de los soplones. Todo apuntaba al Señor de Villegas. Los superiores de los investigadores ordenaron que buscaran o investigaran por otros caminos, por qué el Marques, era para la sociedad sevillana, un hombre intachable.

Pero la que en verdad se dio cuenta de las andanzas amorosas y delictivas de Miguel de Villegas, fue Rosario, su esposa. Se dio cuenta y se vio tan abrumada, que se suicidó. Entonces empezó el infortunio de Capa Rota. Avisado por los vecinos, el alcalde Rivadagua, irrumpió en la casa, llegó hasta el lugar donde yacía Rosario muerta, hurgó y encontró algunas de las joyas que le habían robado.

Miguel de Villegas, no pudo soportar la muerte de su mujer y roto de dolor, cantó todo. Hubo juicio en la Real Cancillería de Granada, se dictó pena de muerte y extinción del marquesado de Casa Vaquera. Por lo que se quemó el libro que consignaba la historia de esa estirpe e incluso se degradó ese apellido del libro de la nobleza española. Por eso no sabemos cuándo nació Miguel.

Miguel de Villegas y Pontevedra fue colgado el 20 de marzo de 1845 ante un gentío que no creía del todo lo que Miguelito había hecho. Y esta es la historia de Miguel de Villegas y Pontevedra, el Marqués ladrón. Curiosa… ¿Verdad?

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