Sevilla

Juan del Río, alma de la pastoral universitaria

Consiguió crear de la nada el Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla creando un marco en el que desenvolver la atención pastoral a los universitarios

Monseñor del Río, revesitdo para el oficio religioso, ante el Gran Poder en su última visita a Sevilla en octubre de 2020. J. M. Serrano

Javier Rubio

Ha muerto con rango de general de división , que es el corresponde al arzobispo castrense en las ordenanzas, pero el recuerdo que le sobrevivirá será el de simple alférez de complemento en la Universidad de Sevilla: el Servicio de Atención Religiosa (Sarus por sus siglas), del que fue primer director como delegado diocesano de Pastoral Universitaria y que, bajo su impulso, se convirtió en semillero de vocaciones sacerdotales y laicales como oportunamente destacó ayer, nada más conocerse su fallecimiento , el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo.

Juan del Río Martín había nacido en Ayamonte , entonces dependiente de la archidiócesis sevillana, en 1947 . En la ciudad fronteriza, donde tiene calle a su nombre en la subida a la Villa, estudió la Primaria y el Bachillerato en el Instituto Labral de la localidad hasta que ingresó, becado, en el seminario hispalense. Se ordenó sacerdote el 2 de febrero, fiesta de la Presentación, de 1974 en el seminario menor de Pilas. El cardenal Bueno Monreal y el obispo auxiliar Antonio Montero , luego obispo de Badajoz, ejercieron de mentores de su carrera eclesiástica. De hecho, eligió como lema de su ordenación episcopal el mismo de Bueno: «Opus iustitiae pax» (la justicia obra la paz), extraído de un versículo del profeta Isaías (Is 32, 17).

Sacerdote diocesano de Sevilla, su vinculación con la ciudad enraizó en 1984, a su vuelta de Roma, donde amplió estudios de Teología Dogmática, en la que se doctoró con una tesis sobre la eclesiología en San Juan de Ávila en la Universidad Gregoriana de Roma de los jesuitas.

Después de una breve etapa como párroco de Pilas y formador del seminario, a mediados de la década de los 80 empezó a ejercer de vicerrector del seminario hispalense, profesor de Religión en el IES Ramón Carande de la Oliva y director espiritual de la hermandad de los Estudiantes .

El fruto decisivo por el que todavía se le recuerda en la ciudad llegó como delegado diocesano de Pastoral Universitaria impulsando la constitución del Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (Sarus) mediante un convenio que firmó el rector Javier Pérez Royo , desde el que tendió puentes entre la Iglesia hispalense y el mundo universitario con visión de adelanto de una década a la encíclica «Fides et ratio» de Juan Pablo II .

Teología en la Universidad

De la mano de Del Río, la teología volvió a estudiarse en la Universidad de Sevilla como crédito de libre configuración. «Su despacho siempre estaba abierto» , recuerda un colaborador seglar de aquella primera época. «Demostró mucha cintura en aquella coyuntura y sembró muchísimo, generoso y sin mirar a nada ni nadie, abierto y muy eficiente sin verse envuelto en ningún incidente a pesar de la época», remachan las mismas fuentes.

En el Sarus supo crear el clima propicio para que las vocaciones al sacerdocio o al compromiso laical dieran pronto abundantes frutos: una generación entera de sacerdotes sevillanosen torno a la cincuentena, con estudios universitarios civiles en su mayor parte, tuvo con Del Río su primer discernimiento vocacional. En especial, el ursaonense José Mazuelo (actual ordinario de Canarias), que siguió literalmente sus pasos en la Pastoral Universitaria y luego como obispo de Asidonia-Jerez.

Juan del Río se ocupó también de los medios de comunicación, fiel a las recomendaciones de monseñor Montero: fue el primer director de Odisur, Oficina de Información de los Obispos del Sur y enlace de los prelados andaluces con la RTVA durante la década de los años 90.

En el año 2000, fue preconizado obispo de Asidonia-Jerez . Y en 2008 pasó al arzobispado castrense entre cuyos feligreses cuenta a la Casa del Rey. Tenía relación fluida con la Familia Real, muchas de cuyas ceremonias religiosas oficiaba con discreción sin darse importancia. En 2014, por empeño personal suyo, fundó la primera Cáritas castrense como un pilar fundamental de la atención religiosa a los militares españoles. Se ha demostrado muy eficaz en la lucha contra las consecuencias del Covid-19.

Durante el confinamiento, mantuvo activo un blog: «Diario de un pastor ante el Covid-19» . En la entrada del 7 de julio, sobre el funeral en la Almudena, dejó escrito: «El grado de civilización de una sociedad frente a la barbarie se mide en cómo cuida y acompaña a sus moribundos y con qué dignidad da sepultura a sus seres queridos». Había ingresado hace una semana en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla en Madrid. Ahora él mismo ha muerto víctima del Covid-19.

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