TURISMO

Sevilla blinda sus zaguanes ante la presencia de cacos y turistas

Las casas del Centro cierran sus portones para garantizar la seguridad y evitar las molestias que conllevan la entrada masiva de turistas

Cancela en un portón de la calle San Vicente P.Y.

Pedro Ybarra

Con el paso de los años ha cambiado la ciudad y los hábitos de sus habitantes. La evolución en cuanto a seguridad y al movimiento de turistas parece ser la razón para que cada vez sean menos las casas señoriales que dejan abiertos sus portones durante el día, o incluso muchos no se llegan a abrir durante toda la jornada. Como indica la Real Academia Española, el zaguán «es el espacio cubierto situado dentro de una casa, que sirve de entrada a ella y está inmediato a la puerta de la calle» . Elemento de paso sin carácter habitacional, el término parece tener su origen en la palabra árabe hispánica istawán, que comenzó a usarse en el sentido actual, a partir del siglo XVI.

En la arquitectura doméstica, el zaguán se concebía como un espacio abierto al patio que permitía el paso desde la puerta de la calle a aquel. Así se conserva en diversas casas moriscas en varias ciudades andaluzas, incluida Sevilla, especialmente en las casas más señoriales del Centro .

Detalle de la cancela P.Y.

Como se puede comprobar en nuestros días, en una vivienda de la calle San Vicente sus propietarios optaron como solución tras una reforma poner una cancela pequeña sobre el portón para evitar la entrada de los cacos y la visita masiva de turistas y curiosos , un sistema de estética cuestionada pero que deja correr el aire al permitir la entrada de la brisa de la calle. «Es menos estético pero al menos este sistema permite tener esta doble funcionalidad», comenta una de las habitantes de la casa de la calle San Vicente. Para no cerrar el zaguán he preferido dejarlo abierto y poner la reja ahí, así te sirve para las dos cosas», afirma.

Vecinos de la calle Jesús de la Veracruz también cierran el portón. «Por razones de seguridad el portal apenas se abre, y mucho menos durante las fiestas como Semana Santa. Nunca hay que darles facilidades a los ladrones. Ahora lo están pintando y llaman al timbre constantemente. En realidad no sabes si llaman por hacer la gracia o por comprobar si la vivienda está habitada o no», dice.

«Rebajar el IBI»

Los propietarios de una vivienda de la calle Santa Teresa , en el corazón del barrio de Santa Cruz, afirman que «antes cerraban a las diez de la noche y ahora lo hacemos a las dos de la tarde. Con tanto apartamento turístico, hay muchas menos casas habitadas y se mete mucha más gente en el zaguán . El Ayuntamiento debería rebajarnos el IBI o al menos pagar la cera que damos al suelo, porque de seguir así en poco tiempo cerrarán todos los portones que permanecen abiertos», afirma.

«Nosotros lo abrimos siempre porque tenemos portero» , afirma una vecina de la plaza de Santa Cruz . El hecho de tenor un zaguán abierto durante tanto tiempo te obliga a tener vigilancia continua. Lo tengo siempre abierto. No me supone ninguna molestia la entrada de visitantes. Lo único que te da coraje es que a veces, cuando vas a entrar en tu casa, algún turista te dice que estaba antes en la cola. No encontramos ninguna diferencia con lo que ocurría los años anteriores, aunque me parece que por esta zona apenas quedan uno o dos patios visitables», dice.

Entrada al zaguán en una vivienda de la calle San Vicente P.Y.

Según los inquilinos de una vivienda de la calle Ximénez de Enciso «estamos todos sufriendo el tema del Centro, ya que se está quedando para los extranjeros . Siempre teníamos la costumbre de tener la casa abierta, porque si la cerramos parece que estamos en una cárcel. Todo el día el zaguán está lleno de gente. Los guías de los abanicos meten a los grupos allí y se instalan media hora. Resulta muy incómodo tener que esperar para poder entrar en tu casa con un constante ir y venir. Siempre ha sido así, aunque ahora es insoportable. Seguimos manteniendo el zaguán siempre abierto, aunque como esto siga así nos estamos planteando abrir solo por las mañanas. Realmente es muy incómodo», aseguran. «Además el vado del garaje también tiene muchísima gente alrededor y se utiliza como si fuera carga y descarga desde que se desplazó dicha zona de la calle Mateos Gago.

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