La sede de Endesa en Sevilla cumple cincuenta años convertida en icono de la arquitectura moderna

Luis F. Gómez-Stern: «No se puede hacer una buena arquitectura si no es a través de un trabajo conjunto»

Fachada del edificio en la avenida de la Borbolla de Sevilla Archivo Gómez-Stern

Pedro Ybarra Bores

La sede central de Endesa en Sevilla , en el número 4 de la avenida de la Borbolla, cumple cincuenta años convertida en un símbolo de la arquitectura moderna, siendo reconocido su valor en un acto público incluido en la programación de la XIX Semana de la Arquitectura que organiza el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla y que se desarrollará este jueves. Dicha convocatoria contará con la presencia de Luis Fernando Gómez-Stern , el único superviviente de los cuatro arquitectos de Otaisa que la diseñaron (Felipe Medina Benjumea, Ángel Orbe Cano, Manuel Trillo de Leyva y Luis Fernando Gómez-Stern Sánchez).

El 21 de diciembre de 1970, la sede central de Endesa en Sevilla —entonces la Compañía Sevillana de Electricidad— fue inaugurada por los directores generales de Energía e Industrias Químicas de la época, tal y como reseñaba la crónica del ABC de entonces . Es, tal y como recoge el catálogo del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente, que lo cataloga con una protección B, un «hito de la arquitectura de oficinas de la ciudad de Sevilla». «Se trata —añade— del primer ensayo en la ciudad de oficinas en planta libre o diáfanas». Ello, añadido a su construcción en acero y vidrio, le dio una «fuerte imagen de modernidad» a la compañía en aquella época.

Los años han pasado bien para la sede de la Borbolla de la compañía Endesa, que ha sabido adaptarse, como la empresa, al signo de los tiempos y pasar de albergar los pesados ordenadores de la década de los 70 a robots de la Factoría Digital de Operaciones Comerciales, sofisticados sistemas tecnológicos para controlar la red de distribución o cargadores de vehículo eléctrico.

Como asegura Luis Fernando Gómez-Stern, hijo y padre de arquitecto, moderno «por vocación y formación» —aunque también ha participado en muchos proyectos de arquitectura tradicional—, «Manuel Trillo y yo acabábamos de terminar la carrera en la Escuela de Sevilla hacía varios años cuando llegamos a formar parte de este proyecto gracias a Otaisa», recuerda.

Luis Fernando Gómez-Stern Archivo Gómez-Stern

En Otaisa trabajaban profesionales muy cualificados técnicamente que «reivindicaban que la arquitectura no es una obra de autor, sino que es el resultado de un trabajo de equipo. No se puede hacer una buena arquitectura si no es a través de un trabajo conjunto, no solo de proyectistas o de quienes dirigen la obra, sino de coordinación con la propiedad. Debería ser como en el cine, que al final de una película aparece una larga lista de créditos (director, actores, producción, música, sonido...) no como en los edificios, que solo se nombra al arquitecto. Nosotros, algunas veces, llegamos a elaborar algunas listas y salían 20 ó 30 que interveníamos en cada proyecto», afirma Gómez-Stern.

A sus 78 años, este arquitecto ha estado en plena actividad hasta hace muy poco tiempo, tras desarrollar toda su carrera en Otaisa, y ahora la mantiene de forma limitada. Recuerda, sobre la ejecución del proyecto, que «una vez resuelta la parte previa de ideas, de ver qué tipo de edificio se hace, la relación con la propiedad... fueron un par de años en el que se estuvieron discutiendo conceptos, pero cuando se dio vía libre lo hicimos muy rápido porque ya teníamos las ideas claras de lo que íbamos a hacer ».

«Fue un edificio muy importante y además una gran experiencia. Los valores cambian con los tiempos, pero para mí este edificio, si no es el más importante, es de los más significativos de mi carrera, porque es de los principales edificios que se han hecho en Sevilla de movimiento moderno , y además era un hito en la arquitectura sevillana y española, reconocido en muchas publicaciones», dice. En su época, junto a la Gavidia y Sevilla 1 —este último también obra de Otaisa— fueron los tres grandes hitos de aquella época.

Recuerda la importancia que tuvieron otros profesionales en el proyecto, tanto en Otaisa como en Sevillana, especialmente en esta compañía, a Enrique Navarrete o José María Adalid , entre otros muchos. «Manuel Trillo y yo nos sentimos muy protagonistas del edificio. Al dimitir Felipe Medina Benjumea , la dirección de obra la llevamos nosotros dos con Fernando Villanueva Sandino , ya que Ángel Orbe se quedó en Madrid. Pudimos hacerlo satisfactoriamente gracias a la inestimable colaboración del extraordinario equipo técnico de Otaisa, de los que me acuerdo que intervinieron José Martínez, Rafael Montes, Manuel Sandino y Juan Bohórquez ».

Edificio pionero en Sevilla en el concepto de oficina abierta Archivo Gómez-Stern

El inmueble fue menos polémico que la Gavidia al no estar situado en el Centro de la ciudad. «Se siguió el criterio de edificios aislados y rodeados de jardines , con lo que el impacto es distinto», dice. Se trataba de un edificio «state-of-the-art» , estaba completamente al día tecnológicamente y funcionalmente. Podría haberse construido en Chicago en aquella época, cuando no había tanta inmediatez en las comunicaciones como ahora».

El valor arquitectónico del edificio será reconocido el jueves en un acto en el que la Fundación Docomomo colocará una placa conmemorativa en el inmueble, tras la propuesta realizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla , dicho acto se incluye en el marco de la XIX Semana de la Arquitectura que ha comenzado este lunes en Sevilla.

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