EL RINCÓN DE...

«El rector Bernabé gritó “viva la Macarena” cuando la vio en la Campana»

Antiguo alumno de los escolapios anuncia la celebración el 7 de octubre en Sevilla de los cuatrocientos años de la fundación de las Escuelas Pías

Juanma Ávila es antiguo alumno de los escolapios y ha recogido en un libro las vivencias de exalumnos JESÚS SPÍNOLA

FÉLIX MACHUCA

-En 130 años de los escolapios en Sevilla imagino que hay cosas que contar. Por ejemplo, la famosa foto de la generación del 27 en el Ateneo gracias a Manuel Blasco Garzón

-Por entonces era presidente del Ateneo y promovió el homenaje a Góngora que propició aquel encuentro. Así aparece en el centro de la imagen, junto a Alberti, Lorca, Guillén, Dámaso Alonso, Bergamín, etc. También fue presidente del Sevilla, diputado a Cortes y ministro en la República.

-Luis Cernuda fue alumno de los escolapios. Tengo entendido que su profesor de retórica lo animaba a escribir.

-Eso cuentan del padre Antonio López, que elogiaba los escritos del Cernuda adolescente, lo que parece que despertaba cierta envidia de sus compañeros.

-Tampoco debió ser un alumno desaplicado Juan Talavera Heredia.

-No. Su padre, Talavera de la Vega, fue el que reformó el antiguo palacio para acondicionarlo a colegio. Después el hijo dejó su huella como arquitecto en la plaza de Doña Elvira, Santa Cruz o la Plaza Nueva.

-Creo que entre aquellos alumnos históricos hubo hasta jugadores del Sevilla FC, como Juan Lafita Díaz.

-Diseñó el primer escudo oficial del club y con su hermano José jugaron en el Sevilla. Después Juan fue pintor, periodista, y director del Museo Arqueológico durante más de tres décadas.

-¿Cómo fue aquel viaje a Lourdes de un conocido antiguo alumno que fue testigo de un milagro?

-Según le contaron a Antonio Suárez Oliva, memoria viva de los escolapios, de vuelta del Santuario los gendarmes inspeccionaron el autobús y entre las pertenencias de Lafita había unas botellas, que él identificó como «agua de Lourdes». Tras olerlas uno de los policías le dijo: «Esto es coñac» y Lafita respondió: «¡Milagro, milagro!».

-Es posible que la gente no sepa que en uno de los patios de los escolapios se celebraron corridas de toros.

-Corridas como tales, no; pero sí hubo festivales taurinos en el patio de la Virgen, en los que tomaron parte alumnos escolapios como Cagancho, Pepín Martín Vázquez y Antonio Ordóñez.

-Y al padre Bernabé Ruiz, antiguo rector del colegio, le cambió la opinión de la Semana Santa…

-También, cuenta Suárez Oliva que el padre Eliseo llevó al padre Bernabé a ver la Madrugá a la Campana y que éste no acababa de entusiasmarse con lo que veía, pero al pasar la Esperanza gritó «viva la Macarena». Desde entonces y hasta que se marchó a Madrid la acompañó desde la presidencia del paso.

-Fue alumno de los escolapios. ¿Se llevó algún tirón de patillas?

-De patillas, no recuerdo; palmetazos, más de uno, y había también quien daba chorlitos en la nuez, que dolían bastante, por cierto.

-En esos tiempos entraba el cura en clase y había que ponerse más firmes que ante el capitán general.

-Confieso que en los once años que estuve en los escolapios, en los que aprendí valores, vi de todo. Reconozco que algunas sotanas negras y algún profesor con bigote provocaban cierto miedo escénico en clase.

-¿Recuerda usted alguna falta de respeto de un alumno hacia algunos de los maestros?

-Mentiría si dijera que no, pero es verdad que era más complicado que se dieran en Ponce de León que en Montequinto. Hubo muchos cambios en aquellos años, en la manera de educar y en la propia orden de los escolapios en Sevilla.

-Años antes de la transición política, algunos profesores religiosos del colegio anticiparon la llegada de nuevos tiempos. ¿Lo recuerda?

-Aunque todo aquello me cogió entre los 11 y los 14 años, nos dábamos cuenta de la diferente mentalidad que había entre algunos curas veteranos y otros más jóvenes, dispuestos a abrirnos la mente a otras ideas. Esa diferencia de talante también era evidente entre unos profesores y otros.

-Pero algunos, tras dejar los hábitos, siguieron en el colegio.

-Sí, y hay varios ejemplos. Hubo quien conoció a Pedro Arnaiz o a Antonio Hurtado de clérigos en Ponce de León, mientras nosotros los tuvimos como profesores seglares. Ambos muy queridos.

-Yo recuerdo aún que había alumnos y alumnos…

-Afortunadamente esa segregación acabó, aunque siempre había el que estaba dispuesto a recordar si algún compañero venía de los «gratuitos» o no.

-¿Hizo usted alguna vez rabona o falsificó el cuadernillo de notas?

-No recuerdo haber hecho ninguna de las dos. Pero, como cuento en «Somos escolapios», mi libro de escolaridad refleja un sobresaliente final en 2º de primaria, curso en el que nunca estuve, pues salté de 1º a 3º; y no fui el único. Ese «pecado venial» lleva la firma del rector Bernabé Ruiz.

Vivencias recogidas en un libro

Un libro («Somos escolapios») firmado por 27 ex alumnos de las Escuelas Pías sevillanas donde se recogen peripecias personales, emocionales y religiosas vividas en el colegio, será una de las manifestaciones externas con la que celebren los cuatrocientos años de la fundación de la orden y sus 130 años de su presencia en Sevilla. Primero en Ponce de León y, ahora, tras 43 años de su salida del centro histórico, en Montequinto. Además del libro se celebrarán una serie de actos que abarcan desde una eucaristía en el patio del antiguo colegio hasta una recepción en las instalaciones de Montequinto. Juanma Ávila ha escogido para fotografiarse la escalera principal del antiguo colegio de Ponce de León.

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