Generación 2029

Pablo Huertas: En las entrañas del ADN

Lidera un grupo que trata de descifrar los mecanismos que protegen al genoma

Especial 90 años de ABC de Sevilla: «1929-2019. Impulso de futuro»

Pablo Huertas, en uno de los laboratorios de Cabimer en la Isla de la Cartuja Vanessa Gómez

Silvia Tubio

Este científico es un producto 100% de la educación pública sevillana . Otro logro salido de las aulas de un colegio del Parque Alcosa, de otro centro de Umbrete, del Instituto Velázquez y de la facultad de Biología de la Universidad de Sevilla. Pablo Huertas (1974) ha apostado por su ciudad para seguir haciendo ciencia, a pesar de lo difícil que resulta en un país que sólo dedica un 2% de sus presupuestos a sus investigadores , por una razón que lo humaniza. Un motivo que lo aleja de la imagen tópica del científico escondido en su atalaya de conocimiento. Huertas regresó en 2010 a Sevilla desde la prestigiosa Universidad de Cambridge porque no quería sumar kilómetros de más con su familia. «Mi pareja es sevillana y tuve suerte porque conseguí una beca Ramón y Cajal . Si no hubiera tenido esos condicionantes familiares, estaría ahora en Estados Unidos». Ni lo duda. Este experto en el terreno de la genética , que lleva seis años tratando de conocer los mecanismos de una célula que impiden el d eterioro del genoma , hubiera sido otro talento que exporta España para que lo aprovechen otros países.

Antes de que tomara esa gran decisión vital, este sevillano, hijo de una maestra jubilada de Primaria, de un catedrático de Física, y que cuadra horarios para también dar clases en su facultad, concluyó la tesis doctoral en 2004 . En ese momento decidió pegar el salto al exterior y se trasladó a un centro referente en la investigación sobre el cáncer . Es el contacto con esas potencias en materia científica un requisito esencial para que el investigador español crezca. Pero también atrapa y son muchos los jóvenes científicos que no encuentran su billete de vuelta. Huertas sí pudo hacer ese viaje y en 2010 abrió un equipo de once personas en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), que dirige Andrés Aguilera, su director de tesis y Premio Andalucía de Investigación.

Fue elegido en 2015 como uno de los 23 jóvenes científicos más destacados por la Organización Europea de Biología Molecular. Era el único español

Desde su minúsculo despacho en la Isla de la Cartuja, donde hay un lugar preferente para las fotos de sus dos hijos, este biólogo lamenta que muchos investigadores españoles dediquen buena parte de su tiempo a tareas burocráticas «como justificar la compra de herramientas que valen 10 euros, cuando deberíamos estar enfocados a la ciencia». Pone como ejemplo el sistema británico, «que está orientado a facilitarte la vida».

Es optimista en cuanto a la relación de futuro entre la ciencia y Sevilla. Desvela que hay varios grupos liderando trabajos en diferentes ámbitos al más alto nivel desde la capital hispalense. Por eso reclama más implicación del sector privado y de las administraciones locales . «La ciencia se ve como un gasto, no como una oportunidad, y tiene un poder económico muy infravalorado». Afirma con entusiasmo, este miembro de una Sevilla pujante poco conocida, que se está produciendo un cambio de mentalidad sobre la importancia de la apuesta en I+D+i. «Tenemos que salir de nuestra torre y enseñarle a la gente lo que estamos haciendo, en qué estamos invirtiendo su dinero».

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