METEOROLOGÍA

¿Hay o no sequía en la provincia de Sevilla?

El concepto de sequía es diferente para un hidrólogo, un meteorólogo, un agrónomo o un economista

Pantano de Melonares ABC
María Jesús Pereira

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La ansiada lluvia llegó en marzo de 2018 y llenaron los pantanos que abastecen a la provincia de Sevilla pero eso no quiere decir que se hubiera acabado la sequía, advierte el físico y meteorólogo Juan de Dios del Pino, responsable de Predicción y Vigilancia de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Sevilla, quien subraya que «no existe una definición universal de sequía». A su juicio, si miramos las precipitaciones de los últimos seis meses no hay sequía, pero sí la hay si contemplados los datos del agua caída desde octubre de 2014 en el aeropuerto de San Pablo, donde Aemet tienen una estación meteorológica que ofrece datos en tiempo real.

«Para un hidrólogo, la sequía se estudia en el contexto de un periodo con flujos de agua por debajo de lo normal y una disminución de las reservas almacenadas. Para un meteorólogo, la sequía está relacionada con periodos con lluvia o nieve por debajo de lo normal. Para un agrónomo, la sequía está relacionada con periodos en los que la humedad del suelo es insuficiente para alimentar los cultivos. Sin embargo, para un economista la sequía se analiza en el contexto de un periodo en el que el agua disponible es insuficiente, afectando a la actividad productiva o al consumo de una determinada sociedad».

Referentes pluviométricos y agrícolas

«La pregunta clave de si existe actualmente en España sequía o no, no es nada fácil -admite Juan de Dios del Pino, ya que depende de a qué tipo de sequía nos estamos refiriendo: pluviométrica, agrícola, hídrica, socio-económica, etc. La pregunta se complica aún más ya que el estado de sequía se mide a través de indicadores, que son números que nos permiten saber su comienzo, duración, intensidad... Estos indicadores no son específicos de un tipo de sequía sino que se adaptan en mayor o menor grado a un tipo o varios de sequía», señala Del Pino.

«Uno de los indicadores más utilizados es el índice de precipitación estandarizado, conocido como SPI por sus siglas en inglés. Este índice se calcula a partir de la anomalía de precipitación acumulada para diferentes periodos respecto a su valor medio. La Agencia Estatal de Meteorología lo calcula y lo publica en su página web para la precipitación acumulada en 1 mes, 6 meses, 1, 2 y 3 años». Cada uno de estos rangos de acumulación permite evaluar el impacto del déficit de precipitación en los diferentes recursos hídricos. La humedad retenida en el suelo es sensible a las acumulaciones a corto plazo, mientras que el agua superficial (embalses) y subterráneas (acuíferos) es sensible a acumulaciones de más largo plazo.

Pues bien, s egún los datos publicados por Aemet para el índice de precipitación estandarizado (SPI) en relación con los registros del aeropuerto San Pablo de Sevilla «no existe sequía para las acumulaciones a 1 y 6 meses, pero sí para las acumulaciones a más largo plazo (1, 2 y 3 años)». De hecho, en 2015 se recogieron 336 litros por metro cuadrado en el aeropuerto de Sevilla y 311 en 2017, cuando la media es de 561 litros por metro cuadrado.

Una sequía por década

Juan de Dios del Pino GOGO LOBATO

Juan de Dios del Pino destaca que « normalmente hay una sequía en cada década. Tuvimos una que se inició 1979 y acabó en 1983 , por lo que tuvo una duración de cuatro años; la siguiente sequía comenzó en 1991 y finalizó en 1995, también con una duración de cuatro años; u na nueva sequía comenzó en 2002 y sólo cesó en 2008, por lo que duró 5 años y cuatro meses; la última comenzó en octubre de 2014 y ya acumulamos 3 años y 9 nueve meses de escasez de precipitaciones».

Hay que resaltar que este índice de sequía es ampliamente utilizado sobre todo por su sencillez, ya que solo necesita conocer la precipitación para su cálculo. «Pero esta simpleza -advierte el responsable de Predicción y Vigilancia de Aemet en Sevilla- es precisamente su gran debilidad ya que no tienen en cuenta otros factores también importantes, como la evaporación de agua de suelo como la perdida de agua por transpiración de las plantas. La evapotranspiración es muy importante en zonas cálidas como Andalucía, ya que buena parte del agua aportada por las precipitaciones vuelve casi inmediatamente o retardada en el tiempo a la atmósfer a sin llegar por ejemplo a acuíferos o pantanos. Los indicadores que tienen en cuenta este factor son menos frecuentes en su cálculo y más difíciles de calcular e interpretar».

«Esta ambigüedad de los indicadores para reflejar el estado de sequía en una región es a veces utilizada por las diferentes administraciones, no solo españolas, para no reconocer y por tanto declarar el estado de sequía, que conllevaría importantes consecuencias económicas como deducciones fiscales, ayudas directas, seguros...», puntualiza el responsable de Predicción y Vigilancia de Aemet en Sevilla.

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