LIBROS

La novela sobre las cruzadas del niño escritor que leía a Borges

«La leyenda de Esteban» es una obra póstuma de Rubén Darío Ávalos

Rubén Darío Avalos ABC

Jesús Morillo

Una enfermedad rara —la histiocitosis de células de Langerhans— impidió a Rubén Darío Ávalos tener una infancia, como la de la mayoría de los niños, de parques, saltos y juegos. Pero este niño paraguayo, que falleció a los 13 años en 2017, encontró en los libros y en la escritura algunos de lo momentos más felices de su vida.

Porque cuando tenía once años, este niño había leído y disfrutado a Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Herman Melville, Miguel de Cervantes, Víctor Hugo, Charles Dickens, Gabriel García Márquez, Bram Stoker y J. R.Tolkien , entre muchos otros autores, y había publicado cuatro recopilaciones de cuentos y una novela histórica, con los que ayudaba a su madre, Liliana Flores , a costear los gastos de su estancia en Sevilla donde recibía tratamiento.

Tan solo unos meses después de su muerte, su madre, Liliana Flores, ha publicado a través de la editorial Mundopalabras «La leyenda de Esteban» , una novela en la que realidad y fantasía se entremezclan para narrar la llamada «Cruzada de los niños» , un relato medieval, entre la historia y la leyenda, por el cual un nutrido grupo de infantes marchó a Jerusalén para intentar librarla de los musulmanes.

«No me supuso un gran esfuerzo publicar esta y otra novela póstuma — “La diadema” —, porque Rubén lo tenía todo listo. Él escribía, corregía... hacía todo. Ambas novelas son de temática fantástica », explica la madre.

La vocación literaria de este joven escritor se le despertó muy pronto. «Con dos años y un poco más comenzó a leer y escribir . Al poco de hablar, jugaba con animales de juguete que tenía y me comenzó a dictar y a contarme cuentos uno tras otro, porque lo último que quería era irse a la cama. Al poco de aprender las letras, comenzó a escribir él ».

En la lectura se inició con cuentos populares de los hermanos Grimm . Después «se apasionó con la mitología», relata su madre, y cuando tenía cuatro años estaba leyendo a Confucio, Sócrates y Buda .

Budismo

«Leyó como unos cuarenta libros dedicados al budismo , del que aprendió que cuando estaba acostado podía tomar energía manteniéndose en paz y aceptando su situación. Él no pasó ni un solo día sin sentir el peor dolor , por su enfermedad, a lo que se sumaban las complicaciones de la quimioterapia que debía recibir de por vida. Él aprendió a aceptar que el presente es lo único que importa y a ser feliz, entendiendo perfectamente que en la vida hay que tener una entrega total, porque te estás haciendo el mejor obsequio del mundo».

A pesar del dolor, los vómitos y las complicaciones de su enfermedad, Rubén Darío Avalos publicó novelas y relatos , colaboró con Isabel Gemio en Onda Cero y ofreció numerosas conferencias, una labor que ha hecho que bibliotecas, como la del colegio San José Obrero de Sevilla , lleven su nombre.

«Llenaba auditorios para hablarles a los niños de la importancia de ser libre y de que todos somos importantes en la vida », explica Liliana Flores.

Su dedicación a la escritura le hacía « trabajar en cinco o seis proyectos al mismo tiempo en su ordenador portátil. Por ejemplo, tiene una novela corta sobre el acoso escolar, titulada “Mi ajolote y yo” . Tengo una herencia incalculable de cuentos y novelas que voy autopublicando», explica la madre de Rubén Darío Ávalos, a quien llena de alegría que se estén « creando bibliotecas en España y Latinoamérica que llevan su nombre ».

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