Coronavirus

Las calles vacías por la pandemia disparan el número de indigentes en el Centro de Sevilla

Voluntarios del proyecto Levántate y Anda atienden al mes a más de 320 personas

Sevilla registra el mayor número de curados por coronavirus en 24 horas este verano, con 72 pacientes

Una persona pasa la noche a la intemperie en un banco de la Plaza Nueva Raúl Doblado

Manuel J. Fernández

Ocho y media de la tarde. El termómetro de Plaza de Armas supera los 40 grados. Es sábado y agosto. No hay ni un alma por la Ronda Histórica. El sol que baja desde el Aljarafe pega fuerte en Alfonso XIII, donde cruza un par de personas en dirección a San Vicente . Buscan la calle, el barrio y la parroquia. Una vez dentro del templo se preparan para una nueva jornada de caridad, previo a algún rezo. Mascarillas, gel hidroalcohólico —como exigen las normas sanitarias—; y mochilas repletas de botellas de agua, zumos, mantas y dosis contra la soledad. Un modesto cuaderno con anotaciones a mano sirve de brújula para esta ronda solidaria que conduce a la pobreza que aflora de noche en el corazón de la ciudad.

El vacío de sus calles en este verano del coronavirus, sin turistas y con un alto número de bares cerrados, ha propiciado que muchos indigentes encuentren en el Casco Histórico la tranquilidad para pasar la noche , acostados en bancos y soportales, entre cartones y mantas, y alguna que otra riña por el sitio. Ni la pandemia ni el veraneo desvían los pasos de los voluntarios de Cáritas San Vicente, que visitan y acompañan a más de 320 personas que duermen en la calle al mes en el triángulo conformado por los barrios de San Vicente, El Museo y la Magdalena. El párroco Carlos Coloma , que también se alista en esta expedición, confirma el reciente aumento de casos. «Sí, hay un repunte. No podría precisarse cuánto pero ha crecido el colectivo que atendemos desde Cáritas Parroquial . Estamos a tope, dando citas para dentro de tres semanas».

Pese a todo, no flaquean las fuerzas, en el siempre presto voluntariado que reúne el conocido proyecto Levántate y Anda, dirigido a personas sin hogar que pasan la noche en la calle. «La primera parada es la plaza del Museo . Llegamos y nos acercamos a ellos. Muchos ya nos están esperando. Vemos cómo llevan el día, qué problemas han tenido, cómo podemos ayudarles... Cada uno te cuenta un poco. Echamos un rato de charla y conversación, que, sinceramente, es lo que más agradecen; independientemente de lo que le dejemos para beber», explica Inmaculada, una de las voluntarias, que además detalla que, en coordinación con los Servicios Sociales del Ayuntamiento , «dispensan una atención desde acompañamiento a los hospitales y otras tareas básicas».

La ruta continúa en dirección al Barranco para bajar por Reyes Católicos. «Ahí dejamos el coche y vamos en la búsqueda de otros. Ahora, en verano, en su mayoría son extranjeros. Los nacionales, que han podido, se han desplazado a la costa, ya que Sevilla se queda vacía y, por contra, en la costa, pueden sacarse unos euros como gorrillas». En estos casos de indigentes de procedencia foránea, los voluntarios de San Vicente ofrecen también un asesoramiento y seguimiento en temas de papeleos y demás cuestiones, derivadas a la consulta que tienen una vez a la semana en las dependencias parroquiales.

En términos generales, el perfil medio de estas personas responde a varón, de edad entre 30 y 50 años y, en su mayoría, con grandes problemas de adicciones (alcohol, drogas...) que conlleva trastornos mentales. «Suelen ser personas que han desarrollado grandes carencias afectivas debido a la soledad y marginación a la que están sometidos. Por eso agradecen mucho la visita y charla que les hacemos, porque les hace sentir de nuevo que son personas», explican los voluntarios, que prosiguen su camino por Julio César y Marqués de Paradas.

Excepcionalmente, los sábados, se produce el desvío hasta las inmediaciones de Torre Sevilla, al otro lado del río. Allí se interesan por un grupo de indigentes que se ha asentado en aquellas zonas verdes de un tiempo a esta parte. «Suele ir Lupe, que es el corazón y el alma del voluntariado. Agradecen mucho nuestra llegada. Incluso nos ofrecen asiento, aunque para ello solo tengan un par de sillas partidas. Sin duda, un acto de generosidad: quien menos tiene, es el que más da».

El rechazo

El recorrido llega a su fin con las paradas a Goles, Baños, Gavidia, San Eloy y la plaza de la Magdalena. No siempre lo tienen fácil estos «ángeles de la guarda», que trabajan incansablemente los 365 días del año. «Hay veces que llegamos y nos rechazan, porque han tenido un mal día o simplemente por los problemas de adiciones o de salud mental que tienen. En estos casos, los saludamos y les dejamos la botella de agua».

Al filo de las once de la noche, esta expedición solidaria alcanza de nuevo la parroquia de San Vicente , donde dejan todo lo sobrante, así como el cuaderno con la hoja de ruta que recoge exhaustivamente el control y las incidencias de cada uno de los casos, de cara a la jornada siguiente. Aunque sea domingo, no habrá descanso.

Es la Iglesia de Sevilla, que cada noche sale a la calle para realizar esta gran obra social. Ya lo decía el papa Francisco al poco de iniciar su pontificado en la Jornada Mundial de la Juventud en Río : «...quiero lío en las diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la Iglesia salga a la calle... las parroquias, los colegios y las instituciones son para salir». En San Vicente llevan haciéndolo 15 años con el proyecto Levántate y Anda .

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