Es la forma más precoz de una lesión maligna, limitada a las capas superiores de la piel, sin embargo poca gente conoce qué es la queratosis actínica y cómo se manifiesta en nuestra piel. Pues bien, se trata de un trastorno dermatológico que en algunas ocasiones puede evolucionar a un tipo de cáncer denominado carcinoma espinocelular. Está provocada por la exposición continuada al sol y, en sus fases iniciales, se puede curar con un tratamiento adecuado.
Su incidencia en Europa es de un 10% de la población de entre 30 y 40 años, cifra que aumenta hasta un 18% en mujeres y un 34% en hombres de más de 70 años y alcanza al 90% de los mayores de 80. Como se ve por las cifras, esta enfermedad se da más entre los varones, sexo en el que un 20% de los afectados desarrollará un cáncer de piel.
Los factores de riesgo son, además de la exposición prolongada al sol, la piel clara, el pelo rubio o pelirrojo, los ojos claros, tener un sistema inmunitario débil o un trasplante y la radiación ultravioleta que procede de los aparatos de bronceado.
Cómo se reconoce
En su inicio, las lesiones de queratosis actínica son invisibles. Más tarde, en sus etapas iniciales, pueden reconocerse al tacto más que por la vista porque la piel se nota como si fuera papel de lija. Visualmente estas manchas pueden ser de color rojo, rosa o marrón, algo que podrá verse de forma muy gráfica en la cabeza gigante creada para concienciar y ayudar a la sociedad a reconocer esta enfermedad y poder así acudir al médico cuanto antes.
Además, estas lesiones pueden producir picor u hormigueo o una ligera sensibilidad dolorosa, o pueden inflamarse y rodearse de una zona enrojecida. En casos raros, la queratosis actínica puede incluso sangrar. No hay forma de saber qué lesiones de queratosis actínica pueden evolucionar a un cáncer de piel invasivo. Si detecta alguna mancha en la piel o un crecimiento inusual de alguna que ya tuviera, puede indicar un daño solar continuado.
Prevención
Las medidas esenciales para proteger nuestra piel pasan por evitar tomar el sol sin una buena protección; usar una crema protectora que sea resistente al agua, de factor 30 o superior, que se aplique 30 minutos antes de la exposición solar y se repita cada dos horas o después del baño; no usar las cabinas solares; permanecer a la sombra entre las 10 y las 16 horas; cubrirse con ropa, incluyendo un sombrero de ala ancha y gafas de sol que bloqueen los rayos UV; acudir al médico una vez al año y, en el caso de los niños, no exponer a los recién nacidos al sol y aplicarles cremas protectoras a partir de los 6 meses.
Nota para curiosos: la cabeza interactiva gigante, que forma parte de la campaña 'No te dejas la piel por culpa del sol' puesta en marcha por el Ayuntamiento de Barcelona y la compañía Almirall, y que muestra cómo son las manchas de la queratosis actínica puede verse en la Plaza Universidad de Barcelona.
