La lista Basulto de productos que los niños no deberían tomar de forma habitual (y que toman casi a diario):
Aperitivos fritos; barquillos; barritas de chocolate o chocolates en general; batidos de cacao (aunque sean sin lactosa o de crecimiento); batidos de fresa (ni siquiera ecológicos); galletas; bizcochos; bollos empaquetados y sin empaquetar; bizcochitos; bloques de helado de turrón, vainilla, nata, chocolate...; brioix; caramelos de miel; cereales azucarados; cortezas de cerdo o trigo; postres como la crema catalana, la de cacao con avellanas, las 'copas' de chocolate y nata, las natillas...; delicias de fruta que son casi un 100% de azúcar y gelatina; dulce de leche; flan de huevo o de vainilla; gominolas, nubes y golosinas en general ; horchatas; leche condensada; mermeladas; nata montada; naranja helada; palomitas de colores; refrescos de cola, limón, naranja, té, etc.; surtidos integrales; tartas; yogur griego, aunque sea desnatado, y zumos embotellados.Una dieta poco saludable es un factor de riesgo clave de las enfermedades no transmisibles (ENT) que puede modificarse. Como apunta la Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud de la Organización Mundial de la Salud: «Si no se combate la mala alimentación –junto con otros factores de riesgo– aumenta la prevalencia de esas enfermedades (ENT) en las poblaciones por mecanismos tales como un incremento de la presión arterial, una mayor glucemia, alteraciones del perfil de lípidos sanguíneos, y sobrepeso u obesidad. Aunque las muertes por ENT se dan principalmente en la edad adulta, los riesgos asociados a las dietas malsanas comienzan en la niñez y se acumulan a lo largo de la vida».
Por eso el experto Julio Basulto, editor de la 'Revista Española de Nutrición Humana y Dietética' –órgano de difusión científica de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN)–, ha escrito 'Se me hace bola', una divertida y útil guía para padres que desean enseñar a sus hijos unas buenas prácticas dietéticas.
Estrategias para convencer
Lo mejor siempre es educar con el ejemplo: «Pero no vale utilizar maniobras como: “!Mmmmmm! ¡Qué buenas están estas zanahorias que me estoy comiendo ahora mismo, Manolito! ¿Te das cuenta de cómo le gustan a papá?”. Esto no es dar ejemplo, es una maniobra manipuladora y los niños se dan cuenta. Cuando te aplicas el cuento, sin pregonarlo, y adoptas unos buenos hábitos de vida eso acaba traduciéndose en muchísimas más posibilidades de que quienes te rodean también lo hagan», explica Basurto.
Otra estrategia consiste en «no ofrecer a nuestros hijos y no tener en casa alimentos superfluos, algo poco común», explica el experto que asegura que son muchos los padres que ofrecen a los niños bollitos, patatas fritas o barritas de chocolate, en lugar de frutas para merendar, por ejemplo.
Pero si en las manos de nuestros hijos ha caído un alimento superfluo, lo mejor es no negárselo. Prohibir o restringir el consumo de determinados alimentos a los niños aumenta, según las autoridades en nutrición pediátrica, la apetencia hacia ellos. Así que, a la menor oportunidad, los sobreconsumen. Por eso lo mejor es permitir que se lo coma, aunque hay que evitar que esta situación suceda a menudo logrando a la vez que el niño se dé cuenta de que son manjares prohibidos.
«El segundo mandamiento es “no ofrecer”. No debemos invitarles a comer alimentos prescindibles y desaconsejables. Ni como premio, ya que entonces asocian esos productos a sensaciones positivas, ni porque así al menos come algo ni por otras excusas que pensemos», matiza Basulto. Por eso siempre hay que evitar que vea esos alimentos en casa y que formen parte del paisaje de nuestra despensa.
Para evitar la negación
1. Sugerir a los padres que organizan los cumpleaños de los demás niños del colegio que pongan menos golosinas y más frutos secos, frutas y bocadillos.
2. Hay muchas cosas que hacen maravillosas las fiestas de cumpleaños infantiles, además de la comida: globos, antifaces, pinturas…
3. Intentar que coincidan varios cumpleaños el mismo día.
4. Pedir a los allegados que, por la salud del niño, no le regalen habitualmente galletas, caramelos o similares.
5. Escoger caminos que eviten pasar por delante de las tiendas en las que solo hay golosinas, bollerías…
6. No entrar con los niños en sitios donde les vayan a ofrecer chucherías.
7. No pasar con el niño por los líneales del supermercado que contienen alimentos superfluos.
8. Para que su apetito por los dulces sea menor conviene llevar siempre a mano alimentos saludables, como fruta fresca, desecada o frutos secos.
