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La gota, una patología mal diagnosticada

El tratamiento lo recibe como mucho solo la mitad de quienes la sufren

20.06.14 - 14:45 -
Comer vísceras como el riñón son factores que pueden desencadenar un ataque de gota. / DANIEL DEL CASTILLO, SRB, EL CORREO.

La ingesta de alcohol, dietas ricas en vísceras como hígado o riñón y algunos fármacos son algunos de los factores que pueden desencadenar gota, pero también hay una predisposicion genética, área en la que ya se está investigando, tal y como ha señalado la doctora Diana Peiteado, reumatóloga del Hospital Universitario La Paz, en Madrid, durante el Congreso de la Sociedad española de Reumatología (SER).

Su prevalencia es del 3,3 por ciento de la población en España y se incrementa con la edad, y afecta solo a adultos, ya que aparece en la edad media de la vida.

Y, aunque es una enfermedad «relativamente fácil» de diagnosticar, está infratrada. «Se estima que únicamente la mitad o un tercio de los pacientes que precisan tratamiento lo reciben y, de éstos, en muchas ocasiones lo hacen con dosis inferiores a las necesarias”, señala la doctora Peiteado.

En cuanto a su tratamiento, y según la experta, en los últimos años han aparecido nuevos mecanismos y se investigan nuevas vías fisiopatológicas. Estudios recientes pronostican una mejoría en la forma de pautar el tratamiento iniciándolos con dosis bajas hasta alcanzar las adecuadas, de forma más segura y eficaz, y se insiste en la importancia de una correcta información al paciente para conseguir una mayor adherencia al tratamiento, una mayor conciencia de la enfermedad, de adecuados hábitos de vida y de la necesidad de continuar con un seguimiento médico adecuado.

Síntomas

En general, la causa de la hiperuricemia en la gota es una dificultad selectiva por parte del riñón para eliminar el ácido úrico de la sangre. Se trata de una enfermedad metabólica producida por una acumulación de microcristales de una sal de ácido úrico, sobre todo en las articulaciones, riñón y tejidos blandos, por eso se considera tradicionalmente una enfermedad reumática, siendo, además, una de las pocas patologías reumáticas que se cura.

Esencialmente la gota produce inflamación articular, casi siempre en forma de artritis aguda de una sola articulación; esto es, una articulación pasa en pocas horas de estar asintomática a inflamarse intensamente.

Al inflamarse la articulación se hincha (lo que se debe a que su cavidad se llena de líquido sinovial formando un derrame), su superficie puede enrojecerse, y desde luego se vuelve casi siempre intensamente dolorosa y su función se hace dificultosa por el propio dolor. Algunas veces la inflamación puede ser menos intensa y las molestias más llevaderas.

Las articulaciones en las que se puede sufrir ataques de gota son diversas, pero las más habituales son las de la base del dedo gordo del pie (a lo que se llaman ataques de podagra), empeine, tobillo, rodilla, muñeca o alguna articulación de los dedos de la mano.

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