La EPOC es una de las afecciones respiratorias más frecuentes en ancianos que afecta aproximadamente al 10 por ciento de la población de entre 50 y 70 años, y es responsable de 3 de cada 10 hospitalizaciones. «Además en un 10 por ciento de los casos estas hospitalizaciones terminan en fallecimiento, matiza el doctor Juan José Solano, expresidente de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG).
Además en los ancianos la EPOC se asocia a otras enfermedades como la cardiopatía isquémica, hipertensión sistémica y pulmonar, apnea del sueño, obesidad, depresión y algunos tipos de cáncer, no exclusivamente el de pulmón.
Y es que la EPOC en los ancianos no es sólo una enfermedad pulmonar, sino sistémica, que afecta a órganos alejados del teóricamente órgano diana, el pulmón, según explican los geriatras
«En la EPOC se potencian las situaciones oxidativas, inflamatorias y procoagulantes que se asocian también al envejecimiento. Todo ello conduce a una pérdida de fuerza muscular, y a un deterioro de la capacidad funcional, situación que pretendemos evitar mediante una actuación precoz desde la Geriatría», apunta el el doctor Solano.
Tal y como cuenta el experto, el tratamiento del EPOC en ancianos no difiere inicialmente del que se propone en pacientes más jóvenes. «Sin embargo, hemos de prestar especial atención a las posibles interacciones farmacológicas secundarias y a la polifarmacia derivada de la combinación de tratamientos dirigidos a las enfermedades asociadas. Otro aspecto importante es la correcta utilización de los dispositivos de dispensación de los medicamentos. Éstos deben adaptarse a las capacidades y problemas de adherencia de la población anciana».
Por último, cuando la EPOC se asocia a cáncer de pulmón en la población anciana, el tratamiento debe plantearse desde una perspectiva interdisciplinar.
Por este motivo, la SEMEG reclama la participación de los especialistas en Geriatría, Oncología, Cirugía Torácica y Neumología, ya que en estos casos las consideraciones riesgo-beneficio basadas en la perspectiva funcional y la calidad de vida posterior al tratamiento adquieren una especial importancia.
