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Los mejores maridajes del verano
Agosto trae consigo las tan ansiadas vacaciones de verano para millones de afortunados españoles
Agosto trae consigo las tan ansiadas vacaciones de verano para millones de afortunados españoles, lo que significa tiempo libre y la posibilidad de llevar a cabo todos esos planes que llevaban un año en la sala de espera. Pero no todo son grandes viajes, deportes de riesgo o clases de danza balinesa para principiantes. Hay quienes, sencillamente, disfrutan de la tranquilidad de una buena comida con la familia y los amigos.
Los almuerzos a la vera del mar y las cenas al aire libre son clásicos estivales tanto como la siempre efectiva combinación chanclas-bermudas-camiseta publicitaria, y el secreto de su éxito radica, precisamente, en saber combinar los platos y las bebidas adecuadas para sacarle todo el partido a la experiencia. Es en este punto donde juega un papel fundamental el vino.
Blanco o tinto, afrutado o seco, gran reserva o crianza, el vino es la pieza fundamental para sostener el equilibrio de un menú veraniego. No hace falta ser un gran experto en el tema para ser consciente de que una mala elección en la bodega puede echar por tierra horas de trabajo en la cocina, pero tampoco está de más interesarse por aprender a distinguir y reconocer los diferentes tipos de vinos que pueden elevar el nivel de nuestras mesas.
Maridaje es el concepto clave que hemos de tener presente en todo momento, tanto para evitar meter la pata en restaurantes durante estas semanas de merecido descanso como para tener éxito en nuestra labor de anfitriones. Saber qué vino va mejor con cada ingrediente es una tarea no siempre sencilla que requiere una minuciosa atención al detalle, de modo que a continuación te presentamos una guía rápida con la información más esencial para que puedas dar el primer paso en el camino del verdadero connaiseur.
¿Qué entendemos por maridaje en realidad?
En un primer acercamiento podríamos definir maridaje simplemente como la habilidad, o incluso el arte, si se quiere, de combinar vino y comida de forma que los sabores no sólo se complementen, sino que se potencie su intensidad. Sin embargo, con la actual variedad de caldos disponibles en el mercado y la creciente sofisticación de las últimas propuestas culinarias, el maridaje ha pasado a ser, ante todo, experimentación.
Si bien tradicionalmente se decía que el blanco era para el pescado, el tinto para la carne y el rosado para los postres, hoy en día hemos de afrontar una realidad mucho más compleja en la que cada vez existen más factores a tener en cuenta. No sólo hemos de considerar el color del vino o su aroma, sino también su cuerpo, la acidez, la edad e incluso la forma de servirlo.
Ha de evitarse, como norma general, servir un vino ligero después de uno con más presencia, ya que en ese caso el sabor del segundo quedaría completamente eclipsado. Es imprescindible, por tanto, prestar atención al orden en que se sirven los platos para que los acompañamientos no se solapen y arruinen la experiencia.
En cualquier caso, hay una regla de oro que recuerdan los enólogos y los sumilleres más reputados: se debe elegir siempre un vino que guste tomar solo. Si agrada al paladar desde un primer momento siempre será más sencillo que case con el plato, sea cual sea, aunque conviene no olvidar que un buen menú debe funcionar como un conjunto.
Con esta idea en mente podemos adentrarnos un poco más en este mundo tan fascinante con unos cuantos trucos fáciles de recordar que dejarán a tus comensales con la boca abierta. Ingresa en la élite de la gastronomía casera y supérate en cada nueva ocasión con los mejores maridajes del verano.
1. Paella
Ya sea los domingos con la familia o en el chiringuito de forma casual, la paella es siempre garantía de éxito. Ahora bien: hemos de tener muy claro qué tipo de paella es la que tenemos delante antes de descorchar la botella. Para la variedad valenciana, con carne y sin marisco, lo más recomendable es optar por vinos tintos jóvenes con un punto afrutado, servidos a baja temperatura pero sin pasarse para no ahogar el sabor del arroz. Los tempranillos son una apuesta segura en estos casos.
Si de lo que se trata es de una paella con gambas, cigalas, mejillones y otras delicias marinas, entonces los amantes de los vinos blancos están de enhorabuena, ya que los verdejos y albariños, así como las variedades con una nota de acidez, siempre que sean frescos (nunca a más de 8 grados), se presentan como la mejor elección posible.
2. Gazpacho
Buscarle una buena compañía al plato estrella del verano no es una tarea que deba tomarse a la ligera. La sopa fría más famosa de nuestra gastronomía combina sabores suaves como los del pepino con otros más contundentes, como el del tomate, el pimiento y el ajo, por lo que el maridaje requerirá de un vino que sea lo bastante intenso para hacerse notar sin que le robe protagonismo a los ingredientes.
Una de las sugerencias más habituales remite a los caldos de Jerez, generosos y con un leve regusto amargo que casa a la perfección con la acidez del gazpacho. El fino puede dar lugar a una mezcla excelente, aunque también entran en la lista de candidatos la manzanilla, el palo cortado y también el oloroso, sin olvidarnos de los amontillados, ideales para potenciar los matices.
3. Barbacoa
Otro clásico ineludible del verano donde la cerveza no es, ni mucho menos, la única forma de refrescarse. En la fiesta de la carne un vasito de vino afrutado es tan válido como una copa de rioja gran reserva. Eso sí, decantarse por uno o por otro dependerá de qué se esté asando en la parrilla. Como ocurría con la paella, barbacoas las hay de todas las formas y colores, y para cada una existe de ellas existe un vino (o varios) que le sientan como un guante.
Para carnes rojas hemos de tener siempre a mano un tinto maduro y poderoso. La uva garnacha, la monastrell o la cariñena son nombres que conviene no olvidar una vez nos han despachado en la carnicería. Si lo que estamos planeando es una barbacoa sin demasiadas complicaciones, con hamburguesas, salchichas y chorizos, no viene mal un afrutado joven o un rosado suave y frío, que con el calor siempre se agradece. Pero si quieres darle una vuelta de tuerca al concepto y preparar brochetas vegetales, entonces lo que necesitas es un vino ligero como el sauvignon blanc o alguna variedad de uva moscatel.
¿Dónde puedo encontrar estos vinos?
El cultivo y la distribución de vinos está viviendo una nueva edad de oro de la que ahora puedes aprovecharte para darle a tus comidas el toque maestro.
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El fascinante mundo del vino te espera con los brazos abiertos. Atrévete a seguir descubriendo las maravillas que aún te tiene reservadas.
