Elisabet Borbones y María Teresa Gallego, en el interior de una de las casas saqueadas
Elisabet Borbones y María Teresa Gallego, en el interior de una de las casas saqueadas - A.H.
LEBRIJA

Saquean 140 casas vacías en varias calles de Lebrija

Las viviendas, que no lograron venderse por la crisis inmobiliaria, ya no tienen ventanas ni puertas ni tuberías y algunas son utilizadas para hacer botellonas. «Son un peligro para los niños», según los vecinos

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El estallido de la burbuja inmobiliaria entre 2009 y 2011 ha dejado una huella devastadora en el entramado urbano de Lebrija con al menos 140 viviendas unifamiliares, la mayoría adosadas, totalmente saqueadas después de haber sido abandonadas por las constructoras ante la imposibilidad de venderlas, por la saturación del mercado, y la entrada en concurso de acreedores de estas inmobiliarias.

Según la relación facilitada por la delegación de Vivienda del Ayuntamiento de Lebrija, en las calles Caleta y Monte hay 52 viviendas saqueadas; otras 22 se encuentran en las calles Reino Unido y Soleta; 28 presentan el mismo estado en Acantilado, Lago y Dunas; 10 en la calle Júpiter y 28 en Cristóbal Colón.

La consecuencia inmediata tras el abandono de las promociones ha sido el saqueo de las viviendas por parte de personas y grupos organizados, que se han llevado todo lo vendible o reutilizable, y el vandalismo posterior.

Se lo llevan todo

«Se lo han llevado todo, tuberías, cables, saneamientos, puertas y ventanas, y, ya lo último, las barandillas de las escaleras», comenta a ABC Provincia Elisabet Borbones, vecina de las viviendas de las calles Acantilado, Lago y Dunas, mientras María Teresa Gallego, otra vecina de la misma zona, asiente y denuncia que se han producido incendios dentro de las viviendas saqueadas «y cada dos por tres montan fiestas y botellonas ruidosas e insoportables para los vecinos».

Aunque el delegado municipal de Vivienda, Benito Muñoz (PSOE), ha señalado que el problema de la seguridad «ha decaído porque ya todo está saqueado» y reconoce que «en algunos sitios hay movidas juveniles y fiestas ilegales», los vecinos insisten en que el peligro existe «sobre todo para los niños pequeños que pueden entrar en las viviendas al no estar valladas ni cerradas y donde hay cristales rotos, cucarachas, excrementos, preservativos usados tirados por los suelos y hasta colchones».

Sin los servicios previstos

María Teresa Gallego recuerda que «compramos nuestra vivienda con mucha ilusión y con mucho esfuerzo la estamos pagando» y critica que el aspecto actual de la zona nada tiene que ver con lo que esperaban y les vendieron: «Sobre plano, era una zona preciosa, con parques y zonas infantiles, pero de eso no hay nada, no han hecho nada y, además, la alcaldesa nos dijo que hasta que no se habitaran las viviendas no se harían los parques».

A todo ello se suman las malas calidades utilizadas en la construcción de las unifamiliares adosadas, lo que ha provocado problemas de alcantarillado al tener las arquetas de las viviendas por debajo del nivel de la calle y humedades provocadas por las filtraciones en puertas y ventanas mal selladas. Los arreglos tienen que ser asumidos por los propietarios, puesto que ya no existe la constructora que realizó la obra.

Ante la falta de limpieza y los problemas de seguridad, los vecinos unen fuerzas y mantienen encuentros para tomar posturas conjuntas de cara a las reuniones solicitadas con los responsables municipales y la regidora lebrijana, María José Fernández. «Llevamos cuatro meses esperando una reunión con la alcaldesa», indican.

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