Obituario

Muere José Manuel Caro Cortines, cuerpo y alma de Santa María la Blanca de Los Palacios

A consecuencia de un ictus cerebral, acaba de dejarnos a los 84 años de edad, este hombre de iglesia entregado a la conservación del templo durante muchos años

José Manuel Caro Cortines, colaborador de la parroquia de Santa María la Blanca de Los Palacios ABC

Julio Mayo

No tenía horas. Parece que vivía afincado en el cuartillo del vientre de la torre , por donde se sube al viejo órgano del templo parroquial. Mi memoria de niño lo sitúa siempre allí, enfundado en un mono blanco, como el que empleaba Joaquín Romero Murube cuando venía a Los Palacios a cultivar el jardín de la Huerta de la Noria. En aquel lugar lo recuerdo trabajando a deshoras, con devoto afán, en la recuperación del instrumento barroco que fabricara el maestro organero don Francisco de Ortíguez, en 1747. El organista y canónigo José Enrique Ayarra obró el milagro de volverlo a hacer sonar en el concierto inaugural tras su restauración, celebrado el día de San José del año 1983. Así recuperó el antiguo órgano la «Catedral de las Reales Marismas», que era como mejor le gustaba denominar a José Manuel Caro su parroquia de Santa María la Blanca.

En reconocimiento a aquella impagable labor, obrada en beneficio de la cultura palaciega, el Ateneo de Los Palacios lo homenajeó entonces condecorándolo con el «Racimo de Uvas de Oro» . Y con qué orgullo lucía la prestigiosa insignia en la solapa de su chaqueta en las procesiones del Corpus y la Virgen de las Nieves.

Este hombre de iglesia fue un estrecho colaborador de los párrocos don Antonio Sánchez Ramírez y don Francisco García García, por lo que su actividad se desarrolló principalmente entre los años 1967 y 2002.

Fue todo un ciudadano comprometido con la vida social y cultural, pues formó parte de distintos colectivos civiles como la Peña deportiva y cultural, el Casino , el propio Ateneo , del que fue su primer secretario en 1983, la Cabalgata de Reyes Magos e incluso de la candidatura del «Grupo Independiente de Los Palacios» en 1979.

Pero fundamentalmente, José Manuel ha sido en el pueblo la viva estampa de nuestra patrona, la Virgen de las Nieves , por cuya hermandad se desvivió. Desde 1967 fue secretario (cargo que ocuparía más de 30 años) y nombrado como hermano mayor en las vísperas de la conmemoración del bicentenario , en 1996, año en el que el Ayuntamiento condecoró a la imagen con la medalla de oro y la nombró Alcaldesa honoraria y perpetua de la villa. En hermandad, compartimos juntos aquella inolvidable efeméride. Luchó por implantar la procesión de la patrona el 5 de agosto, día de su festividad litúrgica, en lugar del 15 del mismo mes como venía haciéndose desde tiempo inmemorial. Debemos a su trabajo el gran auge que, en la actualidad, disfruta la hermandad patronal.

Ha fallecido como hermano número 1 de la hermandad Sacramental por la que ha dado la vida, mientras que su esposa, doña Concepción Cano , ha regentado el cargo de camarera de la Santísima Virgen de las Nieves, durante más de 50 años, junto a María Márquez Bucarat.

Ayudó muchísimo a realzar la festividad del Corpus Christi , a cuyo desfile se incorporaron varios pasos y la nueva Custodia de asiento, labrada en plata de ley, que fue estrenada en 1998.

Entre los años finales del pasado siglo XX, y los iniciales del XXI, ostentó el cargo de presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de la localidad, organismo al que aportó carácter institucional. Toda esta dilatada trayectoria cofrade le ha sido reconocida con la concesión de otras distinciones como el Varal de plata, que concede la Tertulia cofrade «El Último Varal» , y el Nardo de plata otorgada por la hermandad de las Nieves.

La tienda de tejidos que regentaba se convirtió en un punto de encuentro para muchos cofrades. Cuando llegaba la cuaresma, José Manuel se afanaba en hacer capirotes para los nazarenos. Aquel negocio fue pionero en la localidad en vender costales , y todos los complementos del hábito nazareno. Se enorgullecía de haber contribuido a uniformar los cortejos procesionales de nuestra Semana Santa, así como de haber diseñado el escudo corporativo de no pocas hermandades del municipio.

Joaquín Romero Murube

El año pasado participó en la serie documental dirigida por nuestro compañero, Paco Robles , ante la pila bautismal donde fue bautizado Joaquín Romero Murube, cuando vino al mundo en Los Palacios y Villafranca en 1904. José Manuel Caro desveló, como testigo de excepción, que la hermandad de las Nieves, de la que ya era secretario, había acordado nombrar a don Joaquín, pregonero de las fiestas patronales de 1970, tras haber conocido la hermandad que el conservador del Alcázar iba a aceptar. A las pocas horas del acuerdo, adoptado el 14 de noviembre de 1969, falleció en Sevilla Romero Murube, y Las Nieves se quedaba sin el canto de su ilustrísimo hijo.

Conservador-Restaurador

Gracias a su labor podemos decir que el templo parroquial de Santa María la Blanca luce con todo esplendor. Su admiración por la parroquia le llevó a convertirse en un profundo conocedor de la historia del templo. Pasó infinidad de horas investigando en el archivo parroquial y, en base a los conocimientos que adquirió y sensibilidad por el patrimonio artístico y religioso que despertó en él, terminó convirtiéndose en el conservador- restaurador por excelencia de Santa María la Blanca.

Se involucró, con la ayuda de otros colaboradores, en promover las obras de restauración más importantes que se acometieron en la iglesia parroquial, durante las tres ultimas décadas del siglo XX. Actuaciones sobre las cubiertas del edificio, el exterior e interior de la cúpula, enfoscado y pintado de todo el templo , obras de mejora en casi todas las capillas de las naves, e intervenciones de diversa índole en la torre parroquial. Impulsó la restauración de todas las campanas, los cuerpos del campanario , el remate de la torre, así como la electrificación de todo su sistema. También se implicó en la modernización de la red eléctrica del templo. Aconsejó el traslado de las rejas del presbiterio a su actual emplazamiento, en el coro; redistribuyó buena parte de los altares, y dedicó varios años a recuperar el dorado del retablo de la Virgen del Rosario , tras haber sido cubierto de blanco en la década de 1940.

Rescató ritos litúrgicos y tradiciones religiosas ya perdidas. Se las pintaba como nadie para engalanar las distintas ceremonias religiosas que ayudó a organizar, revistiéndolas de una gran solemnidad.

Con un paño bordado por las monjas carmelitas de Utrera, con las que mantuvo una gran cercanía, es su voluntad que se cubra hoy su féretro. También la de no retirarse de su templo parroquial sin despedirse de la Virgen del Rosario, en su capilla.

Este señor elegante, pero sencillo al mismo tiempo, supo servir permanentemente a la Iglesia como si de un ministro eclesiástico más se tratase, distinguiéndose por llevar siempre puesto como hábito religioso su mono de trabajo. Por eso podemos decir que representó ser luminaria y bandera de la torre, cruz parroquial de plata y la esencia pura del aroma de los nardos blancos de la Virgen de las Nieves.

Este miércoles, 18 de noviembre , se celebrará la misa corpore insepulto en la Parroquia de Santa María la Blanca de Los Palacios y Villafranca, a cuya conclusión se procederá a la cristiana sepultura de sus restos mortales en el cementerio de la localidad.

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