MEDIO AMBIENTE

Recuperadas las salinas de Balbanera, un ejemplo de sostenibilidad

El proyecto de restauración ha conseguido recrear y mantener un espacio dinámico capaz de generar sostenibilidad ecológica, socioeconómica y ambiental, siendo un ejemplo real de cómo la conservación y la economía verde pueden trabajar juntas a través de la gastronomía, el turismo y la agricultura de humedales

Marismas mareales. FRANCIS JIMÉNEZ

Pablo van Vroenhoven

Puerto Real

Las marismas mareales son los ecosistemas biológicamente más productivos del planeta, pero a su vez imponen altos requisitos para los seres que viven en ellos, puesto que deben desarrollar altísimas especializaciones fisiológicas. Solo viven las especies capaces de soportar cuatro cambios de marea cada día, corrientes y una fuerte oscilación térmica, desarrollando su ciclo vital en unas condiciones hostiles y cambiantes todos los días del año.

Es por ello que mediante el proyecto de restauración de las salinas de Balbanera se ha conseguido recrear y mantener un espacio dinámico capaz de generar sostenibilidad ecológica, socioeconómica y ambiental en este humedal gaditano, siendo un ejemplo real de cómo la conservación y la economía verde pueden trabajar juntas a través de la gastronomía, el turismo y la agricultura de humedales. Además, también se ha conseguido recuperar la actividad salinera tradicional, se han incluido acciones específicas para mejorar la reproducción del chorlitejo patinegro, el charrancito común, la cigüeñuela común y la avoceta común, se ha rehabilitado la casa salinera y se ha construido también un nuevo mirador elevado para facilitar la observación de aves.

De las 5.000 hectáreas que llegó a ocupar la gestión tradicional de las salinas y esteros la mayoría se ha perdido y ya solo quedan nueve salinas tradicionales en activo dentro del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Una industria que llegó a ser el principal motor económico de la región, que produjo un desarrollo a gran escala.

Para revertir esta situación, SEO/BirdLife y Salarte han llevado a cabo un proyecto piloto, con el apoyo económico de la Fundación MAVA, para y restaurar, conservar y revitalizar una de las salinas más emblemáticas de Cádiz, Balbanera. Siendo a su vez un trabajo fácilmente exportable a otras salinas. Juan Martín, presidente de Salarte, hacía hincapié en que con este proyecto «se ha apoyado una restauración de un patrimonio natural, etnográfico, cultural y ecológico de primer nivel».

Rafael Martín Ballesteros, director–conservador del Parque Natural Bahía de Cádiz, admite que debemos luchar porque no se pierdan estas marismas y que hay que luchar «con una mentalidad ganadora». «Para los que nos dedicamos al medio ambiente, que estamos todo el día perdiendo constantes batallas, recuperar estas salinas es un chute de alegría y nos anima a seguir peleando por saber cuál será la próxima salina que se recuperará».

Rehabilitación de Balbanera

En las casi 50 hectáreas que ocupa esta salina junto con las de La Molineta y Nuestra Señora del Pilar, la práctica totalidad de los muros que las protegían de la acción del viento y el oleaje había desaparecido; varias de las compuertas que controlan el flujo de agua no estaban operativas; las comunidades acuáticas se habían vuelto muy pobres y las aves ya no podían reproducirse.

El objetivo de este proyecto ha sido recrear y mantener un espacio dinámico que pueda generar sostenibilidad ecológica, socioeconómica y ambiental para este humedal, consiguiendo un ejemplo real de cómo la conservación y la economía verde pueden trabajar codo con codo a través de la gastronomía, el turismo y la «agricultura» de humedales. Además de potenciar la biodiversidad, estos trabajos han generado múltiples beneficios socioeconómicos, a través de ingresos, bienestar y empleo a partir de recursos endógenos y acciones sostenibles.

Las principales acciones que se han llevado a cabo durante los 15 meses de duración del proyecto han sido la reconstrucción de cerca de 2.000 metros de muros perimetrales y compuertas, con el fin de recargar y gestionar el agua dentro de la salina. Se han drenado alrededor de 5.000 metros de canales para permitir la producción de peces y promover un hábitat adecuado para los flamencos y la biodiversidad. Se han creado islas para delimitar ecosistemas y zonas de cría de aves limícolas y charranes. Los esteros y canales han sido rediseñados para el cultivo de gambas y anguilas, beneficiando sus especies asociadas como anfípodos, pipas, caballitos de mar, doradas y lubinas, entre otras. Y se ha recuperado la producción tradicional de sal marina creando un área específica para esta actividad milenaria.

Para Patricio Poullet Brea, jefe de la Demarcación de Costas en Andalucía – Atlántico, recuperar este hábitat servirá para recuperar a su vez «una actividad humana que supone una protección del dominio público marítimo terrestre». En la misma línea, Javier Benavente, presidente de la Junta Rectora del Parque Natural Bahía de Cádiz, mencionaba que volver a recuperar esta actividad tradicional sirve para «recuperar un tipo de hábitat como el de la dehesa, transformado por el hombre, pero que presenta una gran biodiversidad».

Mejoras para las aves

Además, se han incluido otras cuatro actuaciones específicas para mejorar la reproducción del chorlitejo patinegro, el charrancito común, la cigüeñuela común y la avoceta común. Estas acciones han consistido en aumentar la altura de los muros entre 0,5 y 1 m para evitar la inundación de los nidos. También se han aportado residuos de conchas como sustrato con el fin de promover el uso del área como zona de cría para estas especies, se han colocado microestructuras de tejas y pequeños palos en forma de 'Y' para favorecer la reproducción y supervivencia de los polluelos de charranes y chorlitejos y, por último, se han instalado pequeñas compuertas, ajustándolas a la profundidad requerida y se ha aumentado la biomasa acuática y la accesibilidad de los alimentos potenciales para las aves.

Ana Carricondo, responsable de Conservación de SEO/BirdLife, afirmaba que finalizar este proyecto tan ilusionante ha permitido que «se rescate el valor que merecen las salinas, las aves migratorias que pasan por estas zonas en sus viajes y la gente que explota estas zonas».

Asimismo, para facilitar la observación de aves y del paisaje, se ha llevado a cabo la rehabilitación de la casa salinera y la construcción de un nuevo mirador elevado, así como un pequeño almacén para guardar los aparejos de mantenimiento de las salinas, redes y otros implementos.

Este motor económico ha permitido la creación de pequeños equipamientos de apoyo a las actividades turísticas y educativas para asegurar un empleo y una forma de vida en los próximos años para toda una familia y otras personas.

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