Los negocios de Bahía Mar sufren la falta de los cines: «Estamos vendiendo la mitad que hace un año»

El cierre de las salas de proyecciones ha afectado seriamente a la actividad del centro comercial

Entrada del C.C Bahía Mar J.Z

JUAN ZALDÍVAR

El Puerto

Hace ya más de seis meses que los cines del centro comercial Bahía Mar echaran el cierre. Un hecho que ha provocado evidentes cambios en la vida y ánimo del lugar.

Nada más llegar uno ya puede ser consciente del visible cambio. El pilar con las películas de cartelera hace tiempo que pasó a ser un recuerdo, y dónde estaba la taquilla de los cines ahora tenemos un vehículo de exposición. De la tienda de golosinas y palomitas colindante a las salas tan sólo queda el cristal; a través de él solo se vislumbra un vacío gris que espera a que alguien lo llene.

Las salas de cine eran el alma mater del centro comercial, tal y como refleja un empleado de un negocio cercano: «La principal razón por la que la gente venía era por el cine, y ya que estaban, venían a tomarse algo al acabar la película. Éramos un complemento».

La sala de recreativos del centro comercial se ha visto muy afectada: «De un día para otro esto se quedó sin alma; entre semana con el cine aquí había vida, ahora tenemos que esperar a que llegue el viernes o el sábado para que llegue algo de ambiente al local», comenta uno de los empleados. Aún así, el optimismo sigue de su lado: «Hemos aguantado más o menos bien estos meses y seguro que con la vuelta del cine pronto podremos seguir tirando para adelante».

La hostelería del lugar ha sufrido un duro revés con la marcha de los cines, ya que la gran parte de su actividad comercial era raíz de la presencia de las salas. Uno de los establecimientos tuvo que echar el cierre ya que los costes eran insostenibles. «Se nos está haciendo muy difícil, estamos vendiendo la mitad que el año pasado, si no fuéramos una franquicia hace mucho que habríamos tenido que cerrar», comenta un trabajador de una famosa cervecería del centro comercial. Todo eso ha significado un decrecimiento evidente en la actividad laboral de los establecimientos: «Menos ambiente, y por consiguiente, menos trabajo ha hecho que al final hayamos tenido que prescindir de mucho personal, es una situación triste».

Las grandes franquicias de comida rápida no lo han sentido igual que otros negocios: «Se ha notado menos actividad por aquí, pero también está sumado a que la gente pide más a domicilio. Tenemos la suerte de no depender íntegramente de los cines», argumentan desde un local.

UN EXTRAÑO ALIVIO

Los usuarios del gimnasio y los trabajadores de las tiendas y establecimientos agradecen la menor actividad en la zona con un poco de humor: «Ahora al menos no tardamos cinco minutos más buscando aparcamiento, es un poco triste pero no hay mal que por bien no venga» dice un trabajador del centro con un toque melancólico.

La actividad diaria del centro comercial la sustenta en su gran mayoría la presencia del gimnasio. Si uno decidiera sentarse en la entrada y fijarse en todo el que entra, se daría cuenta de que el 90% va a Bahía Mar para entrenar en su gimnasio. «Si no fuera por ellos, esto parecería un pueblo fantasma« comenta un trabajador de un establecimiento.

Al fin y al cabo, a todos estos establecimientos les queda esperar a la apertura de los cines. Se espera que para finales de mayo o principios de junio abran los cines y así vuelva la vida y el ánimo a un centro comercial que ha vivido un año muy cuesta arriba. Mientras tanto solo queda esperar mirando las huellas polvorientas de los trabajadores de la obra que entran y salen por la hermética puerta que llevaría a las salas.

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