El cambio de puertas en los garajes se dispara por temor a una multa

Las medidas colocan en el centro de todo la seguridad de las personas, haciendo referencia a la peligrosidad de algún tipo de puertas que, aunque parezca improbable, pueden acabar provocando una tragedia si no disponen de los mecanismos necesarios para prevenir esas situaciones.

La responsabilidad civil y penal en caso de que suceda un accidente es de las comunidades de propietarios, por lo que deben ser las primeras interesadas en cerciorarse de que se cumpla la normativa. La revisión de estos elementos de los garajes se encuadra dentro de la Inspección Técnica de la Edificación (ITE), que podría derivar en cuantiosas multas si el dictamen fuese negativo.

Por esa razón, muchas comunidades y administradores de fincas están poniendo el foco en las puertas de acceso a los aparcamientos privados a fin de cumplir con lo exigido. Buena parte de ellas ya lo hacen desde hace tiempo, pero otras se arriesgan a sufrir desagradables acontecimientos o recibir una sanción económica.

Dos administradores de fincas, que prefieren no desvelar su nombre, aseguran que están llevando a cabo más operaciones de cambio porque algunas son muy antiguas y necesitan una renovación, lo que unido al miedo que genera en las comunidades una posible multa, hace que los propietarios acaben dando el paso. Un tercero explica que no han adaptado ni cambiado ninguna porque administran pocas fincas y, las que cuentan con garaje, tienen sus puertas en regla.

Los requisitos técnicos de la actual normativa son similares a la anterior norma de 2005, por lo que hay que recordar que todas las puertas de garaje instaladas desde ese año ya deberían incorporar todos los elementos exigidos.

Para obtener el sello de calidad normativo, la puerta del garaje debe contar con bandas de seguridad, que son un sistema que evita el aplastamiento porque en el momento en el que la banda nota un contacto, invierte el sentido de la maniobra del motor. Además debe disponer de fotocélulas interiores y exteriores en la que los rayos infrarrojos detectan si hay algún elemento en la trayectoria de la puerta durante la maniobra de cierre para volverse a abrir.

En el caso de las puertas basculantes, que están consideradas de las más peligrosas porque se abaten, pasando de ser una sola hoja en posición vertical a dos plegadas en forma horizontal invadiendo una parte del espacio fuera del garaje, deben contar con sistema de paracaídas en caso de rotura de cables o cadena. También protección en las bisagras que impidan el aprisionamiento de manos o un pulsador de emergencia que corte la corriente eléctrica en caso de emergencia.

Estos cambios tienen su reflejo también en las empresas que se dedican a la fabricación de las propias puertas y a los elementos de seguridad. «Aunque no sabemos el número de puertas que se cambian porque nosotros las fabricamos pero no las instalamos, sí que tenemos mucho trabajo tanto de puertas como de elementos de seguridad que sirven para adaptarlas», dice Miguel Ángel, de la empresa chiclanera Pumaper. Los instaladores también notan mayor movimiento, siendo las más demandadas las puertas seccionales, que se abren verticalmente hacia arriba sin ocupar espacio lateral ni reducir la amplitud del paso.

Las empresas instaladoras recuerdan que no es suficiente con solicitar que se lleven a cabo las mejoras, sino que es necesario que estos procesos los lleven a cabo profesionales del sector, porque si por desconocimiento o mala praxis no se ejecuta de forma debida la instalación o montaje de los elementos del garaje, se recibirá igualmente la sanción.